Extraido de Blogiarquia de José Talavera de la PUCP
lunes 2 de marzo de 2009
Iron Maiden: la música satánica y el trauma de la guerra
Bien dicen que la ignorancia es atrevida. A casi treinta años del lanzamiento de su primer álbum, hay quienes todavía sostienen que la música de Iron Maiden es satánica, que le canta a la muerte, o peor aun, que promueve el racismo, la xenofobia, el derramamiento de sangre y el apartheid, entre otras cosas. Para un fanático, un seguidor o un simple oyente de la obra de la mítica banda británica (creo que yo puedo ubicarme en la segunda o tercera categoría) puede ser tolerable que haya gente que no guste de este tipo de música, pero de ahí a descalificarla con tales adjetivos ya hay bastante distancia.Traigo este tema a colación con motivo de un post de Rodolfo Ybarra, en donde sostiene lo mencionado anteriormente. El supuesto satanismo de Iron Maiden es un tema ya largamente superado. Alguien que siga creyendo eso o desconoce la totalidad de la obra de la Doncella de hierro, quedándose en unos pocos árboles y no viendo todo el bosque; o miente. Hace poco en el blog que se ha abierto en El Comercio con motivo del próximo concierto de los británicos en Lima, se discutió el tema y se llegó a la misma conclusión: la discusión no tiene sentido a la luz de los discos que durante tres décadas Iron Maiden ha sacado al mercado.¿Qué Iron Maiden tiene canciones que pueden generar polémica? Si, es cierto, pero no más que otras bandas. Pero uno no puede quedarse en la simple impresión de sus portadas o del título de sus álbumes o canciones. Así como tenemos pistas tales como Killers, 2 minutes to midnight o Prowler, hay otras de distinto corte. Están las que evocan episodios de guerra (Aces high y Where eagles dare en referencia a los ingleses en la Segunda Guerra Mundial, The trooper respecto a la Guerra de Crimea) sin ser necesariamente violentas o propagandistas de la muerte; otras que combinan lo anterior con un aire más ancestral (Run to the hills, The clansman); las dedicadas a alguna figura histórica (Genghis Khan, Alexander The Great); las que se inspiran directa o indirectamente en la literatura ( The Trooper nuevamente, inspirada en la obra de Lord Alfred Tenysson; The Rime of the Ancient Mariner, basado en el poema de Coleridge; Murders in the Rue Morgue, clara alusión a Poe); unas con un aire más personal, a veces melancólico (The evil that men do, Wasted Years, No more lies); clásicos como Fear of the dark, Hallowed be thy name y The number of the beast que más que alabar al diablo, describen sensaciones tan humanas como cotidianas, tales como el miedo y la angustia. ¿Qué la música de Iron Maiden es violenta? Es relativo, según qué entendamos por violencia. Digamos que sí, que tiene algunas canciones con letras un poco violentas, pero como hemos visto líneas arriba, hay muchas otras que no lo son (y entre ellas encontramos a varias que son casi obligatorias en cada concierto).En fin, démosle a Ybarra el beneficio de la duda y digamos que no conoce la obra de Iron Maiden más allá de algunas canciones. Sin embargo, lo que si me llamó bastante la atención fue su siguiente afirmación (en referencia a Magaly Solier y su gusto por el heavy metal):
Díganme si esto no es un caso patológico, un trauma de guerra no superado o, al fin y al cabo, un hecho controversial: una persona que ha sufrido la violencia y degusta –y lo declara públicamente-- de un tipo de violencia musical (y no me refiero al sonido distorsionado de las guitarras o efectos).Extendiendo esto podemos explicar, en parte, por qué Iron Maiden está batiendo récords de venta en el Perú: entradas agotadas, polos, chucherías, souveniers, etc., etc. Y es que el Perú, señores --¿inconscientemente?--, tiene un culto arraigado a la muerte. In extremis: si Iron Maiden fuera a tocar a Ayacucho ningún otro concierto en el mundo podría superarlo en cantidad de asistentes (los organizadores han errado el camino).¿Un caso patológico? ¿Un trauma de guerra? ¿Resulta que a Magaly Solier le gustaría la “música violenta” de Iron Maiden por un trauma de guerra no superado? No me inclino a pensar ello, primero porque es mera especulación (¿qué pruebas tiene para afirmar ello? ¿Hay alguna evidencia para sostener tal relación de causalidad?). Segundo, porque a partir de una simple declaración y de un simple gusto, se está llegando a decir que la actriz tiene algún tipo de patología.Lo más ingenuo (por decirlo de alguna manera) es hacer la extensión que en el post se hace: este trauma de guerra no superado sería una de las razones por las que Iron Maiden está batiendo records de venta, un tal vez inconsciente culto a la muerte. ¿Tiene esto sentido? Dejemos el parroquialismo y veamos más allá. ¿Este culto a la muerte explica también que el concierto en Colombia haya sido un éxito en cuanto a venta de entradas? Claro, tal vez por el conflicto que allí se vive. ¿y en Chile? Probablemente sea el trauma no superado de la dictadura pinochetista. ¿Y en Brasil y Argentina? Por qué no, en el primer caso podríamos explicar el éxito de los irons por la tremenda desigualdad y en el segundo, por el legado de violencia de su última dictadura militar. ¿Y México? ¿Y la gira por Europa, en donde casi todas las presentaciones se caracterizan por agotar las entradas? Una de dos: o dejamos de ser parroquialistas y afirmamos que dicho culto a la muerte y trauma no superado es algo que se da en varios países y por ello Iron Maiden llena sus conciertos; o aplicamos la navaja de Ockham y buscamos una explicación más sencilla y satisfactoria.¿Es en verdad creíble que el éxito de una banda en un país se deba a lo que Ybarra argumenta? ¿Hay tal culto a la muerte y trauma de guerra no superado en países tan prósperos como Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca o Australia? No es más creíble sostener que si hay tal fiebre en Perú es debido a que Iron Maiden nunca ha venido por aquí. Igual que en Ecuador o que en Colombia hace un año. Si la hipótesis de Ybarra fuera cierta, ¿el concierto de Megadeth-banda de trash metal-el año pasado no debió haber presentado un lleno total? (lo cual finalmente no ocurrió). ¿Tiene sentido? Si países como los nórdicos o Australia, en donde los británicos se han presentado varias veces, todavía llenan escenarios, ¿por qué esperar algo distinto en el Perú? Es una cuestión sencilla, de sentido común.
Publicado por José Talavera en 08:04 AM
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