jueves, 29 de octubre de 2009


Son Rumores, Son Rumores

La Verguenza de Claudita Cisneros
¿Dizque lo Publicó en Condicional? ¿Ello valida el intento?

La "Noticia" que Alborotó Palacio

Transcribimos toda la patinada noticiosa, desde el principio hasta el ruborizante final.
Todo extraído del blog Sophimanía
Por Claudia Cisneros

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Miércoles 28 de octubre de 2009

Alan García sería padre otra vez

Este es un post algo inusual en Sophimanía porque no es un tema de ciencia, de tecnología ni de salud, aunque si de interés social y público. Se trata de un acontecimiento de la vida familiar del presidente de la república, que de confirmarse, tendrá seguramente un impacto social y mediático.

Desde hace un tiempo, los periodistas que normalmente cubren la agenda presidencial y los movimientos del madatario, habían notado el distanciamiento de la primera dama, Pilar Nores. Sobre todo su ausencia en algunos actos o acontecimientos importantes o en los que solía acompañar a su esposo. Una de las más notorias ausencias ocurrió durante la enfermedad y fallecimiento del histórico cantante de música criolla, Arturo ¨Zambo¨ Cavero, conocido amigo de García y su esposa. Extrañó primero no verla acompañar al presidente durante sus visitas al Hospital cuando el artista estaba grave, y sorprendió más aún que ambos acudieran al velorio en días distintos. En fin, la prensa especulaba que se trataba de un distanciamiento más, por motivos no identificados y seguro muy personales.


Federico ya no sería el benjamín... Foto: Caretas

Esta noche, sin embargo, en una reunión de veteranos, vigentes y reincidentes políticos de la escena nacional , se habría develado el misterio. La comidilla de la noche entre la clase política es que el presidente Alan García estaría por convertirse en padre otra vez, que Roxanne Cheeseman, madre de su hijo último hijo, Federico Danton García Cheeseman, tendría ya poco más de dos meses de embarazo.

¿Cómo y cuándo lo darían a conocer? ¿Sería la gota que rebalsaría el jarro de paciencia de Doña Pilar? ¿Se vendría una crisis familiar en el entorno del presidente? El tiempo nos traerá las respuestas...

Publicado por Claudia Cisneros

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Jueves, 29 de octubre de 2009

Alan García desmiente nuevo hijo

En una rápida reacción al trascendido sobre un supuesto segundo hijo fuera del matrimonio, el presidente Alan García desmintió tajantamente en RPP esta mañana que fuera a ser padre nuevamente.

Desde Sophimanía consideramos que:

1) No hay nada que rectificar por cuanto todo el post fue redactado en condicional justamente porque no había una confirmación sobre el tema. Solo trascendidos que se comentan en la nota.

2) Si bien es un tema personal, como ya se ha debatido antes cuando se dio a conocer la existencia del pequeño Federico, es de interés público conocer si el Presidente de la República podría encontrarse inmerso en una crisis familiar que pudiera influir en su diario quehacer público. Y esto en definitiva dista mucho de ser un tema de farándula. La farándula la integran artistas, hasta donde entendemos.

3) Lo cortés no quita lo valiente, por tanto, además de saludar el rápido desmentido del presidente, que seguramente deja tranquilos a muchos peruanos, sentimos que se haya causado algún malestar en el seno familiar presidencial. Justamente toda la preocupación de difundir este tema era sacar de dudas "razonables", por diferentes fuentes y los propios antecedentes presidenciales, de que su tranquilidad emocional pudiera verse afectada.

Publicado por Claudia Cisneros

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Saludable Rectificación
jueves 29 de octubre de 2009

Sobre rumores y trascendidos

1) A ver. Ciertamente uno no publica rumores indiscriminadamente. Los periodistas tenemos cantidad de rumores al diario para elegir, si ese fuera el caso. Para que me haya permitido publicar este, confluyeron varias cosas: los trascendidos sobre la separación de la pareja que recorrían todas las redacciones periodísticas hace un tiempo. Los eventos públicos a los que, como no es costumbre ni usual, no atendió la Primera Dama, pero el motivo principal para atreverme a publicarlo, fue la confirmación al 100% con lujo de detalles que un supuesto amigo y colega me dio anoche.

2) De no haber existido ese testimonio que daba por cierta, de primera mano, la supuesta noticia, jamás me hubiera atrevido a hacerlo. Y creo que en eso mi antecedentes laborales me pueden respaldar. Nunca antes he publicado algo siquiera parecido. Aunque tampoco quiero aquí eximirme de responsabilidad alguna. Yo pude elegir no creerle a tanta supuesta certidumbre, o de sospechar que podía ser sembrado. Pero elegí creerle como cualquiera le creyó a Susan Hoefken. No tenía razones de sospecha para con esta persona (hasta ahora).

3) Asumo completa y totalmente mi responsabilidad en este penoso incidente y por sobre todo, lamento que pueda haberle hecho pasar algún mal rato a la Sra. Pilar Nores, por quien guardo mucho respeto y hasta admiración. Es más, dada la supuesta noticia, era lo que más me mortificaba, que ella tuviera que volver a sufrir con una situación semejante. Por eso, lamento más aún, que justamente la haya hecho pasar por algún mal momento.

4) Legalmente no cabe una rectificación, desde que como ya se viene discutiendo en diversos foros, usé siempre el condicional, justamente porque yo no era la fuente directa, sino que me basaba en la afirmación de otra persona a quien creí de buena fe. Sin embargo, repito, que lamento mucho haber provocado todo este innecesario debate y haber causado incovenientes en la familia presidencial.

5) No me interesa que mi blog ni mi nombre se asocie a malas prácticas que no son mi costumbre. Creo que de haber sido cierto, sí es un tema de interés público por razones que ya expuse. Aunque entiendo que haya gente que discrepe con esa posición, también hay mucha otra que la sostiene. No necesito ganar notoriedad, nunca me ha interesado y más bien, salvo excepciones involuntarias o mal manejo, siempre he mantenido un perfil bajo en mi trabajo y en mi vida personal. Mis enemigos, aquellos que esperan el error para patearte en el suelo mientras se relamen, me tienen sin cuidado. De esos siempre ha habido y habrá. Sí me preocupa gente que se puede haber sentido auténticamente desconcertada con este episodio y por la que también escribo este último post sobre el tema. Y a ellos les prometo ser mucho más suspicaz, si existiera una proxima vez, para darme el tiempo de cruzar MÁS información antes de creer tan ingenuamente en alguien que quizás tenga su agenda personal o pueda haber sido él mismo sembrado.

6) Sophimanía continuará con los temas que normalmente aborda (ciencia, tecnología, salud, descubrimientos, espacio, medioambiente etc.), que dicho sea de paso, también incluyen temas sociales, como lo saben quienes nos siguen. Acá hemos hablado del Baguazo y de otros temas que pueden ser considerados políticos pero que nos interesan como crítica social. ¡Pa`delante! Hay temas importantes que postear.

Publicado por Claudia Cisneros

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Más sobre el tema (Antecedentes)

Claudia Cisneros : Filósofa de arranques tomar

¿Quién fue el chismoso que hizo patinar a Claudita?
Aquí Larriportera del blog Reportaje al Perú te lo dice

Y para no quedarnos con el desengaño de la noticia desmentida, una sesión de fotos de Federico Danton tomadas por Kateryn Hidalgo Wong y publicadas en su blog Mi Cámara Intrusa


 

 

 


Carta de un Novelista a un Cuentista .....uyuyuy

El domingo pasado, ante una irreverente pregunta del periodista del canal 4 de TV, el presidente Alan García se refirió al periodista Gustavo Gorriti como un novelista, en un intento por descalificar su libro "Petroaudios", en el cual señala que el ahora presidente del Perú recibió ayuda de los espías implicados en el escándalo.

Hoy, en su columna de la revista Caretas, Gorriti responde en terminos casi literarios al comentario de García Pérez. De la extensa carta que ha sido publicada en el blog de Paola Ugaz, rescato nuevos aportes a la investigación realizada por el periodista.

Algunas perlitas que el presidente García intenta descalificar, y borrar de la memoria colectiva:

Dice Gorriti:
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"La relación de Ponce Feijóo con su campaña presidencial, se dio a través de otro cuentista: Hernán Garrido Lecca. Fue el hoy vicepresidente Giampietri quien lo contactó con el versátil ex ministro, a quien su brusco adelgazamiento le ganó el inmejorable apodo de “llanta baja’, y quien ahora se agarra a cañazo limpio con los Wong en Andahuasi.

Fuentes muy confiables indican que antes de reunirse con usted, Ponce Feijóo tuvo varios encuentros con el grupo encargado del plan de gobierno del Apra. Era convocado por Manuel Casalino Grieve, quien murió en un accidente de tránsito hacia el final de la campaña de 2006. Ahí se encontró más de una vez con Jorge del Castillo.

Cuando fue a buscarlo a su oficina en el Paseo de la República, Chito Ponce fue recibido por su secretaria, Mirtha Cunza, quien también lo despidió. Quedaron en hablar a través de ella. Ponce acordó entonces en identificarse con el seudónimo de ‘Javier”, y llegó y se fue en un auto conducido por un chofer proveniente de la Marina."
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Carta de un novelista a un cuentista


Señor Alan García Pérez
Presidente de la República
Palacio de Gobierno
Ciudad.
Estimado señor García Pérez:

Esta no es una carta al Presidente sino una comunicación entre literatos. Me ha hecho usted el señalado honor de llamarme novelista y yo, aunque no creo merecer tal elogio, no puedo dejar de sentirme halagado al saber que proviene de un eminente cuentista.

Espero que no tome a menos que lo defina a usted como cuentista. Cortázar decía que en la novela se puede ganar por puntos, pero que en el cuento hay que ganar por knockout. De tal manera que, ya ve, el cuento confirma lo que dice la balanza: es usted una persona contundente. Puede, es verdad, que el gran Cortázar no tuviera en mente las formas de cuento que usted practica, pero todos sabemos que el género evoluciona.

En un cuento, lo importante es captar la atención de la gente, hechizarla temporalmente con el relato, adormecerle las dudas, acarrearla mediante la ficción hasta la sorpresa de un final inesperado. ¿Se reconoce usted? Claro que sí, ¿no cierto? Si de contar cuentos se trata, pocos han contado tantos a tanta gente como usted. Y lo más interesante es que no se ha repetido: ha cambiado muchísimo el argumento de sus ficciones, pero siempre ha sido lo suficientemente convincente como para mantener un auditorio cautivo. Éste de repente protesta cuando ve que no todos los huachitos estaban premiados ni todos los pajaritos estaban preñados, pero igual se pone a escuchar el siguiente cuento y en el proceso, sin darse cuenta cómo ni cuándo, hace cada vez más próspero al cuentista.

De manera que me halaga mucho que tan exitoso practicante del cuento halle en mí mérito de novelista. Pero como usted sabe, la relación entre narrativa, ficción y realidad, es compleja y variable. Por ejemplo, hay realidades que se expresan como ficción, y que por eso enseñan tanto (piense en, por ejemplo, “Sin novedad en el frente”, “La condición humana”, “El cero y el infinito”…); y hay ficciones que se expresan como realidad (sus discursos, por ejemplo, sobre todo los de campaña).

Hay ficciones que se expresan como ficciones (estoy esperando tener la semana libre que me permita leer toda la serie Harry Potter de un tirón), y realidades que se cuentan como realidades (el periodismo, por ejemplo).

Pero hay realidades tan sorprendentes, paradójicas o desmesuradas que su narrativa asemeja y a veces supera la ficción. Para contar esas realidades se desarrolló el periodismo narrativo, que puede referir historias apasionantes, extraordinarias, difíciles de creer, pero donde todo, todo –como dicen, hasta los cruces de las t y los puntos de las íes– debe ser verdad. Ahí no hay la licencia del hecho (como en algunas de las novelas arriba mencionadas); ni el púdico disfraz del nombre (como en el roman à chef); ni el jugar con los hechos, manteniendo los nombres (como en la novelita aquella “El mundo de Maquiavelo” que usted sin duda recordará). La única licencia en el periodismo narrativo es proteger a fuentes vulnerables disimulando su identidad. Pero el relato debe ser completamente fidedigno y corresponder a la verdad de los hechos.

Me imagino que lo inesperado de la narración sobre su encuentro con Manuel Ponce Feijóo en 2006, le hizo desear que fuera una novela, pero tanto usted como yo sabemos que, por inusual que parezca, el relato sobre el evento, que hago en mi libro: “Petroaudios”, es totalmente fidedigno.

En el libro cuento (páginas 87 y 88) que: “Durante la campaña electoral de 2005-2006, fuentes familiarizadas con el pensamiento de Ponce Feijóo sostienen que el entonces candidato Alan García lo convocó a la oficina que tenía en el Paseo de la República, cerca del edificio de RPP ‘cuando apareció lo de (el audio) de Popi (Fernando Olivera) y (Genaro) Delgado Parker’. Eso fue en octubre de 2005”.

“De acuerdo con versiones confiables, Ponce Feijóo le contó a García que sus comunicaciones electrónicas –incluso correos electrónicos muy personales– habían sido interceptadas y penetradas antes de su regreso al Perú. Ponce Feijóo habría añadido que nada se hizo público entonces porque él se cuidó que no saliera y guardó la información”.

“Según el mismo relato, García y Ponce Feijóo bajaron al semisótano del edificio y ahí discutieron rivales electorales: ‘Usted ayúdeme con el comandante que yo me encargo de la Gorda’, habría dicho García. La referencia volumétrica era a la candidata Lourdes Flores, quien entonces tenía más sobrepeso que García”.

“Todo indica que Chito Ponce ayudó, porque luego hubo algunos apristas prominentes, entre ellos Agustín Mantilla, que sugirieron que aquel fuera nombrado jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia. También, como es sabido, hizo luego ‘barridos’ electrónicos en el Congreso, a petición de Mercedes Cabanillas”.

“Ante eso, tal cual indican fuentes cercanas a Ponce Feijóo, la recompensa del nuevo gobierno fue pronta y explícita. ‘Como dijeron en la sentencia a Fujimori: está probado que el presidente García le dio (a Ponce) el grado a los tres meses de haber entrado. ¿Fue gratis? No lo fue –dice la fuente–, le dieron el grado de contralmirante porque ayudó a que sea presidente’”.

Hasta ahí el libro. Ahora, más datos:

La relación de Ponce Feijóo con su campaña presidencial, se dio a través de otro cuentista: Hernán Garrido Lecca. Fue el hoy vicepresidente Giampietri quien lo contactó con el versátil ex ministro, a quien su brusco adelgazamiento le ganó el inmejorable apodo de “llanta baja’, y quien ahora se agarra a cañazo limpio con los Wong en Andahuasi.

Fuentes muy confiables indican que antes de reunirse con usted, Ponce Feijóo tuvo varios encuentros con el grupo encargado del plan de gobierno del Apra. Era convocado por Manuel Casalino Grieve, quien murió en un accidente de tránsito hacia el final de la campaña de 2006. Ahí se encontró más de una vez con Jorge del Castillo.

Cuando fue a buscarlo a su oficina en el Paseo de la República, Chito Ponce fue recibido por su secretaria, Mirtha Cunza, quien también lo despidió. Quedaron en hablar a través de ella. Ponce acordó entonces en identificarse con el seudónimo de ‘Javier”, y llegó y se fue en un auto conducido por un chofer proveniente de la Marina.

Hay más datos, claro está, pero me parece que podemos dejar el evento establecido, ¿no le parece? Admitamos que corresponde a la verdad de los hechos y dejemos los cuentos para otras cosas.

Cuéntenos, por ejemplo, cómo hizo para cambiar tan radicalmente de opinión respecto de un político opusino a quien describe con el mayor desprecio en su novela, “el mundo de Maquiavelo”, y a quien ahora ha confiado uno de los ministerios más importantes para el país. Ya que las cosas son así, ¿está pensando en convocar a “Popi” al gabinete?

Cuéntenos cómo ha hecho para multiplicar su fortuna desde que asumió la presidencia por primera vez en 1985. Debiera contarnos ese relato. Los lectores lo devorarían. Hágalo. Si no, de repente otro lo hace por usted y le quita el copyright que tan claramente se ha ganado.

Fuente : Revista Caretas, edición 2102 del jueves 29 de octubre de 2009


jueves, 22 de octubre de 2009


Yoani Sánchez y la Generación que Liberará Cuba

César Hildebrandt

Columnista
La Primera, 22 de octubre de 2009
Yoani Sánchez

Se llama Yoani Sánchez, tiene 34 años, es licenciada en filología y es la bloguera más famosa de Latinoamérica. Su blog se lee en quince idiomas gracias a que cuenta con una legión internacional de seguidores que lo traducen y difunden.

Debería de ser revolucionaria cubana, paciente y resignada, pero no lo es. Lo fue hasta que un día decidió hacer lo que hace casi todos los días: alquilar por hora una computadora y despachar desde La Habana su diario personal, sus brillantes sarcasmos, sus crónicas urbanas, su filo temerario para la crítica.

Y si no la han callado es porque su rápida fama mundial parece haberla inmunizado. Al menos por ahora.

Yoani Sánchez está harta de que la prensa única le mienta a la gente.

Está hasta la coronilla de tanta pellejería en nombre del futuro y de tantas excusas sibilinas para explicar el fracaso.

Le ha dicho basta a las ruinas de la economía, a los privilegios de la camarilla, a los barrios que se caen a pedazos y a los presos políticos (54 sólo si se habla de los capturados en la crisis del 2003) que el régimen niega pero que están allí, pudriéndose, por pensar diferente y por decir lo que piensan.

Yoani Sánchez fue el otro día a una oficina estatal a exigir que le dieran permiso para salir de Cuba porque en la universidad de Columbia le dieron un premio Maria Moors Cabot por su labor.

Sé que algunos fundamentalistas dirán que lo del premio es una treta publicitaria sugerida por la CIA para remover el avispero cubano.

No descarto que el extremismo estadounidense, auspiciado en la Little Havana mayamera, quiera usar a Yoani Sánchez. Lo único que digo es que ese premio lo ha dictaminado un jurado que también integró el peruano Enrique Zileri. Y nadie puede decir, desde la decencia, que Zileri es un instrumento de la agencia de inteligencia de los Estados Unidos.

Volviendo al asunto: Yoani Sánchez fue a reclamar por su visa y le dijeron que no se la darían. Esta mujer ejemplar grabó el incidente con un celular y colgó el video en su blog.

Allí puede uno oirla y verla clamando en vano por su derecho, por su cubanidad maltratada, por su ciudadanía despreciada.

Y es emocionante el coraje que demuestra ante la impertérrita funcionaria que sólo atina a decirle que “por ahora” el permiso le ha sido negado.

Es un “por ahora” que dura décadas.

Y en el blog de Yoani Sánchez está retratada toda la furia de una generación que fue pionera en la niñez, comunista en la juventud y absolutamente escéptica en la actualidad.

Es muy fácil ser castrista en Lima y decir, como brama el sectarismo, que gente como Yoani Sánchez resulta usada por “la contrarrevolución”.

¿Pero de qué revolución cubana podemos hablar sin que la cara se nos sonroje?

El desastre económico, político, social y moral del régimen cubano no viene del bloqueo injusto que el imperialismo estadounidense le impuso hace 50 años.

Viene de los mismos factores intrínsecos que un día borraron de la faz de Europa “el socialismo realmente existente” del Came y el Pacto de Varsovia.

Como el imperio otomano tras la primera guerra mundial, el latifundio soviético se vino abajo a la velocidad del vértigo y en medio de los vítores de la liberación.

¿Dónde estuvieron las masas que resistirían a los ejércitos de la reacción internacional?

Las masas aplaudían el desahucio del socialismo estalinista en Praga, en Budapest, en Sofía, en Berlín Oriental, en Bucarest.

Así sucederá en Cuba cuando la generación de Yoani Sánchez termine con la indignidad de un régimen que encarcela a los disidentes, monopoliza los medios de comunicación, administra la extrema escasez como lo haría cualquier satrapía derechista y, encima, pretende encarnar valores y proponerse como ejemplo a seguir.

Mientras la izquierda peruana siga respaldando a la familia Castro y callando en siete idiomas y haciéndose la loca con evasivas y ambigüedades, la condena de su insignificancia electoral será el castigo para tanto disimulo.

Porque ser de izquierda también debería suponer decir la verdad.



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De Fidel en Sierra Maestra a Yoani, la bloguera, en internet.

Cabot ’09: 50 Años de Periodismo en la Isla
Caretas edición 2101 del 22 de octubre de 2009




Un extraordinario encuentro se dio el miércoles 14 en la Universidad de Columbia en Nueva York. El Fidel Castro original, el osado revolucionario de barbas sin remojo, se hizo presente en ‘El hombre que inventó a Fidel’, libro de Anthony DePalma, uno de los ganadores este año del premio María Moors Cabot.

El libro se refiere a Herbert Matthews, el corresponsal del New York Times que entrevistó a Castro en la Sierra Maestra en 1957, lanzándolo como figura mundial.

La otra personalidad cubana presente fue la bloguera Yoani Sánchez. El régimen castrista, mostrando señales de reuma político, le impidió viajar a recibir su mención especial. Con ello la convirtió en la estrella de la noche.

Ernesto Sábato dijo alguna vez que no hay nada más conservador que una revolución triunfante. Ahora puede añadir que, cuando esta señora pasa en la poltrona más de 50 años, los achaques de la tercera edad suelen hacerse muy torpes.

No de otra manera se puede explicar cómo las autoridades cubanas decidieron prohibir a Yoani Sánchez viajar a Nueva York para recibir la distinción del Cabot en la Universidad de Columbia.

Si Yoani Sánchez ya era una celebridad, se convirtió la semana pasada en una estrella.

Y si el exilio cubano más reaccionario necesitaba otro argumento para demostrar que, en términos de apertura, Raúl no marca diferencia alguna con Fidel, le dieron un ejemplo en bandeja.

La fuerza de Yoani Sánchez no está vinculada a un grupo de conjurados capaz de derrocar al régimen, sino a algo más peligroso, según la nomenclatura.

Sánchez, 34, filóloga de formación, se las ingenia para colgar en internet ‘Generación Y’, blog semanal que describe en términos desenfadados la vida en Cuba del ciudadano común y corriente.

Ella es su única redactora, fotógrafa y camarógrafa, y cuando hay que quejarse lo hace con elocuencia.

Sánchez explica que ella pertenece a la ‘Generación Y’ porque muchos de los cubanos que nacieron en las décadas de los 70 y 80 fueron bautizados con nombres de pila que comienzan con ‘i griega’, en imitación fonética del ruso.

Ahora, por cierto, más del 70% de la población de la isla nació después de que Fidel Castro y sus rebeldes depusieran a Fulgencio Batista el 1º de enero de 1959.

Esa mayoría no vivió, pues, la extraordinaria gesta en la que un puñado de audaces triunfó sobre las fuerzas represivas del dictador corrupto.

A las nuevas generaciones les tocó crecer en un país que, por necesidad o convicción (el tema todavía es discutible), se convirtió en un peón de la Guerra Fría, bajo los rigores y tutela de una burocracia partidaria única.

El blog ‘Generación Y’ representa, pues, a ese importante segmento de la población que se pegunta cuándo es que Cuba dejará de parecerse a la antigua Albania.

Sánchez, a su vez, encarna una revolución tecnológica y social propia del siglo XXI.

El gobierno, por cierto, también utiliza la internet para atacarla.

La llama prostituta del Pentágono y traidora, ya que ella, al entrar al colegio, lució la pañoleta de rigor y juró “morir por la revolución como el Che Guevara”.

Yoani Sánchez ha respondido con una foto suya de escolar con pañoleta, añadiendo que también se vio obligada a pasar por el juramento de su hijo Teo.

Allí el problema fue que el niño perfiló un puchero en vez de jurar. Diálogo: –¿Qué pasa, Teo?

–Es que no quiero morir...

–Jura, nomás, que no te va a pasar nada y nos quitaremos un problema de encima.

El estilo, humor y personalidad de esta atractiva mujer son un clavo para el régimen, y no sabe cómo sacárselo. Los blogs inevitablemente aumentarán en la isla.




Barbas De Ayer
¿Los premios Moors Cabot están destinados a atacar al régimen castrista? ¿Columbia está plagada de gusanos?


La propaganda oficial de Cuba va en esa dirección.


Sin embargo, otro premio, el otorgado a Anthony DePalma del New York Times, da una idea de la madurez y equilibrio con que la mejor prensa norteamericana evalúa la historia de Cuba y la trayectoria de su revolución.


DePalma publicó en el 2006 su libro ‘El hombre que inventó a Fidel’. El título es algo equívoco, pero la obra documenta en profundidad el periplo al final ingrato de Herbert L. Matthews, el corresponsal que en 1957 entrevistó a Fidel Castro en Sierra Maestra burlando el cerco de las tropas de Batista.


La entrevista, publicada en primera plana del New York Times, dio celebridad instantánea a los barbados rebeldes, y tanto Fidel como el Che resultaron sugestivos en los propios Estados Unidos.


Herbert Matthews, cuya carrera lo había llevado previamente a cubrir la invasión fascista de Etiopía y la guerra civil de España, quedó prendado de su personaje, el Fidel de la Sierra.


Visitó Cuba varias veces después y su cobertura reflejó una simpatía que comenzó a ser cuestionada en su propio diario.


El New York Times es como el Vaticano y DePalma identifica con nombre a los cardenales que discrepaban alrededor del tema cubano.


John Oaks, el editor de la página editorial y miembro de la familia Sulzberger, propietaria del emporio, defendió a Matthews, pero otros se distanciaron.


A medida que se fue acentuando el conflicto, y cuando la URSS emplazó misiles en Cuba en 1962, la corriente que identificaba a la revolución cubana como una operación soviética al estilo de Europa del Este se terminó de acentuar.


A Matthews lo empezaron a llamar “el propagandista favorito de Fidel Castro”.


Pero Matthews insistió en su posición y en la biografía de Fidel Castro, que publicó en 1969, escribió:


“El comunismo no fue la causa de la revolución cubana, sino un resultado”.


DePalma, a su vez un experimentado corresponsal del Times, escribió el libro después de haber sido comisionado para preparar el obituario de Fidel.


El trabajo fue algo prematuro, pero valioso.




miércoles, 21 de octubre de 2009


Derecho a la Vida vs Derecho a la Integridad Sexual

Toda una retahíla de jalones y trompicones morales se han producido en la última semana, a raíz de la propuesta de despenalizar el aborto para casos específicos como aquel producto de violaciones o con pronóstico de malformación genética.

Escarbando en mis adentros éticos y morales, efectué mi propio debate interno y llegué a la conclusión que es preferible defender el derecho a nacer de todo ser humano procreado, que deslizarme por la cómoda pose del integrismo sexual de las afectadas. Ante  esto, las atiborradas feministas, que se denominan "liberales", podrían lanzarme lanzas o lapidarme por "machista". Allá ellas. Soy liberal para todo, menos para menospreciar el álito de vida que la naturaleza nos obliga preservar.

Al analizar el tema, me vino a la memoria, las decenas de casos de madres criminales que arrojan a su cría al desamparo de una noche fría o al desfiladero de una acequia, con la clara intención de que el niño muera y la deje tranquila, liberada del “estorbo”.

Recordé también que hace décadas existe varios métodos casi infalibles de anticoncepción al alcance de toda mujer (y hombre) que quiera evitar un desenlace embarazoso.

También me puse a pensar en los remordimientos, que arrastran de por vida, aquellas mujeres que , por presión del compañero de aventura o por presión social, decidieron eliminar de su vientre el fruto de ese encuentro descontrolado, irresponsable y pletórico de pasión pero carente de todo afecto.

Y también tomé una pausa y pensé en aquellas madres en potencia, que no alcanzan a concebir una vida en su vientre pese a acariciar la idea toda una eternidad.

No perdí mi tiempo en pensar en aquellos desalmados médicos, obstetrices y comadronas que arranchan vidas, laceran vientres y despedazan esperanzas por unas monedas, las que quizá engordarán sus billeteras, a la par que desgraciarán dos vidas cada vez que se lo propongan. Ellos, indudablemente, ahora se frotan las manos y amplían las dimensiones de sus cajas fuertes ante la eventualidad de la aprobación del aborto.

Lo que sí cabe aquí es exigir una legislación que comprometa al Estado en asegurar la vida futura de esos seres concebidos a la mala, sin el menor compromiso y producto sabe Dios de qué acción traumática.

Apostar por la vida siempre será más reconfortante que desproteger a seres indefensos que claman por vivir y no escogieron estar a punto de arribar a este mundo, así ese trance –repito- haya sido violento y con monumental desamor. Resulta un contrasentido que varias organizaciones que proclaman defender los Derechos Humanos, abogen por la instauración del aborto alegando "una libre decisión de la mujer por ser dueña de su cuerpo".

Quienes alegamos por la vida alojada en el útero materno, no percibimos a la mujer como un "vehículo" o "instrumento" que tiene la obligación de albergar por 9 meses y luego parir a la criatura engendrada. Por el contrario, reclamamos por una concepción responsable y la custodia por parte del Estado desde el primer día de la creación del embrión.

La naturaleza demanda de todos, principalmente de las mujeres, la defensa de la vida alojada en el vientre. Los penosos casos de violación sexual o de malformación congénita deben demandar la atención del Estado para evitar nacimientos  desprotejidos y suplir una eventual carencia de afecto con apoyo y asistencia de por vida.

Existe un tema que poco se ha tratado en esta coyuntura y es la preocupante carencia de escrúpulos que viene primando en un sector de la juventud, mayormente de padres inmigrantes, que no repara en conquistar un futuro en las grandes ciudades a cualquier costo, pese a empecinarse en no prepararse para la vida. El Estado debiera impartir una educación sexual que arrace con esa sexualidad reprimida, transmitida de generación en generación, y que afiance el tema de la responsabilidad y el apego a la defensa de la vida sobre todas las cosas.

Un debate que hará, seguramente, aflorar nuestros más íntimos desencuentros y fijaciones morales. Bienvenido sea.


Centrando el debate sobre El Aborto
No se puede debatir el derecho a la vida
La República, 18/10/2009

 
Por Federico Salazar



La Defensora del Pueblo ha pedido debatir la despenalización del aborto. Lamentablemente, no es un tema que se pueda debatir. Para siquiera plantear el tema se tiene, antes, que cambiar la Constitución, que es clara. El ser humano concebido es sujeto de derecho. No queda desprotegido el ser humano nacido como producto de una violación o el ser humano por nacer con alguna diferencia genética.

El drama de una mujer violada es gigantesco. La pregunta es si el sufrimiento de esa mujer está por encima del derecho del concebido.

A mí me parece que no. Creo, además, que la Constitución coloca el derecho a la vida por encima de cualquier otro. Reconoce el derecho a la vida no a través de los padres de una criatura, sino directamente a la persona, individualmente, desde que es concebida.

Quizá los constituyentes se equivocaron en 1994 y en 1978. Quizá el fin ultimo del Estado no es la protección de los derechos de los seres humanos. Quizá los derechos de las personas perjudicadas, por ser perjudicadas, está por encima de los derechos de las personas que solo han sido concebidas y que no tienen todavía capacidad de expresión para la defensa de sus derechos.

Se trata de conflictos. De conflictos entre las personas. En un conflicto, ¿el derecho de quién debe prevalecer? ¿Qué derecho tiene la primacía?

A mí me parece que el derecho a la vida está por encima de todo otro derecho, por más digno y valioso que sea.

Despenalizar el aborto en el caso de una violación es darle el derecho a una madre a quitarle la vida a un hijo que es concebido en un evento brutal y salvaje.

La vida del hijo, a pesar de todo, no le pertenece a la madre. El concebido es un individuo distinto. No podemos resarcir el sufrimiento y el perjuicio sufrido por la mujer con la ofrenda de un sacrificio humano.

Muchas personas creen que el concebido no tiene el mismo estatuto de humanidad que el no-nato de seis, ocho o nueve meses de gestación. No creen, realmente, que el concebido tenga derechos fundamentales, como el derecho a la vida.

La vida humana se produce en el momento de la concepción. Podemos discutir sobre lo que creemos. No podemos discutir, sin embargo, sobre lo que dice el derecho de nuestro país.

Si quieren cambiar la Constitución en cuanto a los derechos fundamentales, háganlo. Pero díganlo con todas sus letras. Hay que decir: no queremos que el derecho a la vida sea un derecho fundamental, queremos que el derecho a la integridad sexual esté por encima del derecho a la vida.

Discutamos eso primero, después todo lo demás.

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La posición de César Hildebrandt
Miércoles 21 de octubre de 2009


El Congreso dio la nota

Así como somos implacables con el Congreso –institución que el fascismo de todos los pelajes no tolera- tenemos que reconocer que lo hecho ayer por la Comisión Especial Revisora del Código Penal es encomiable.

Tan encomiable que la Caverna está en sesión de emergencia, presidida por el cardenal Cipriani e integrada por cuatro viejas beatas, dos amantes de los niños venidos de Boston (apretados en su cuello romano), un virrey apenas descompuesto, el fantasma del Conde de Superunda y el principal del sodalicio armado (armado por la guardia suiza).

Todos ellos, más Rey y el rector de La Católica, debaten si llaman a Franco para que restablezca el orden, o si llaman a Sánchez Cerro para volver a las andadas, o si apelan a santa Rosita para que venga el maremoto de la ira de Dios y ahogue el pecado con pecadores y todo.

La Caverna, con un diario muy serio vestido de luces adelante, ya ha dado su veredicto inapelable: la vida se respeta, carajo, y desde el comienzo, carajo, y quien no respeta la vida es que no la merece y quien no ama al único Dios tampoco merece vivir, de igual modo que no merecieron vivir los herejes, los luteranos y los judaizantes.

¿Cómo es que el Congreso se atreve a desafiar a la Caverna en su propio señorío?

Bueno, habrá que agradecer el coraje demostrado ayer por quienes votaron para que la reforma del Código Penal siga adelante, es decir el representante del Apra, José Vargas, el congresista nacionalista Cayo Galindo, la representante de los decanos de los Colegios de Abogados, Rosa Mávila, el vocero de la Asamblea Nacional de Rectores Juan Ramos y los representantes del Poder Judicial Víctor Prado y Robinson Gonzales.

Todos merecen ser mencionados por la entereza con la que han enfrentado la recia campaña del oscurantismo y la advertencia casi canónica del editorial de ese diario muy serio que siente que todavía puede excomulgar.

Gracias a esos seis votos, el asunto de despenalizar por completo el aborto eugenésico y el aborto por violación pasarán al Pleno.

Me temo que en esa asamblea plenaria, plagada de asustadizos y depravada en cierto sentido por el upepismo sin norte y el fujimorismo sin bandera, el chantaje de la Caverna prevalecerá. Poco importa.

Lo de ayer honra la independencia de un poder del Estado al que muchos quisieran reducir al tamaño que a Fujimori tanto le convino: ese congresito que en 1993 aprobó lo que Borea se niega a llamar Constitución.

A la paporreta de Trento se sumará buena parte del Apra y casi la mayoría del PPC, que es un partido que limita al norte con el Opus Dei y al sur con su bolsillo. De modo que el triunfo de ayer quizá se borre pronto con “la corrección” de mañana.

Pero nadie nos quitará lo bailado. Verle la cara de sacristán hipócrita a Carlos Torres Caro y ver cómo la representante de la Defensoría del Pueblo, Gisella Vignolo, se lavaba esas manitas de sor Juana Inés inventada, ha sido toda una delicia.

El Perú tiene varias independencias pendientes. Una de ellas consistirá en demoler la mazmorra mental donde la Inquisición nos metió a patadas y donde Cipriani quiere que vivamos.

Ese fue uno de los sueños de Manuel González Prada, padre del laicismo beligerante y profeta de la refundación del Perú.

Que lo recuerde Alan García, que ahora se pone una carpa morada y carga al señor de los terremotos y es fiel cumplidor de los mandamientos porque ama a Dios por sobre todas las cosas, no jura jamás en vano, no ha matado ni mandado matar ni ha levantado falsos testimonios ni ha tenido deseos impuros ni ha codiciado los bienes ajenos. Amén.
 
Publicado en La Primera, 21 de octubre de 2009
 
 
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La hipocresía mata

Dom, 18/10/2009
Por Jorge Bruce

El debate en torno a la despenalización del aborto por violación y malformaciones del feto ha estado signado por la hipocresía. El quid de la cuestión es la despenalización del aborto en cualquier circunstancia, tal como ocurre desde hace décadas en la gran mayoría de naciones del primer mundo. Sin embargo, de ser cierto lo que argumentan quienes lo resisten por tratarse de un asesinato, entonces Francia, Alemania, Inglaterra, España, Italia, EEUU, Japón, etcétera, estarían cometiendo el mayor genocidio de la historia de la humanidad, dejando a los nazis o a los jemeres rojos como unos aficionados sin técnica.

Por otro lado, las 376,000 mujeres que abortan cada año en el Perú, según los cálculos de la seria investigación de Delicia Ferrando, serían unas filicidas. En ese caso, la pena de tres meses estipulada por el código penal sería irrisoria. Pero a nadie en su sano juicio se le ocurre sostener que los países más desarrollados del orbe estén cometiendo crímenes en masa contra su población más desprotegida, ni que esas mujeres deban ir 20 años a prisión. No obstante, ese es el principal argumento de quienes, por lo general amparados en la visión oficial de la Iglesia católica, se oponen a la despenalización del aborto: que es un crimen contra una persona indefensa.

Este es un punto polémico: cuándo una vida se hace humana. Sabemos a partir de qué momento un feto puede sobrevivir fuera del cuerpo de la madre. Lo demás son especulaciones teológicas o biológicas. En cambio lo seguro es que si permitimos que un estado laico como el nuestro se subordine a dogmas religiosos condenamos a miles de mujeres pobres a abortar en condiciones infames, con dramáticas secuelas de salud o incluso la muerte.

No conozco a nadie entusiasmado por el aborto. Es una solución extrema y la decisión solo compete a la persona afectada; además, la despenalización no implica obligación. Pero tampoco está demostrado que el aborto sea siempre traumático. La American Psychological Association (citada por Annie Thériault en Ideele) aclara que lo es cuando la mujer ya venía traumatizada o lo hace forzada, o cuando quiso hacerlo y no pudo. En cambio, cuando se trata de una decisión libremente asumida, no se asocia con estrés postraumático. Esto lo he escuchado en todas sus variantes en el consultorio.

El trabajo de Ferrando arroja que la píldora del día siguiente –a la que la Iglesia también se opone– ha reducido el número de abortos e hijos no deseados. Es obvio que nos urge el acceso irrestricto a métodos de anticoncepción y planificación familiar. Pero es ingenuo pensar que los vamos a tener si no combatimos una mentalidad colonizadora que confina a las mujeres sin recursos a un rol reproductivo, confiscando el derecho a su cuerpo y su deseo. La tendencia histórica mundial ha sido una progresión que va de la ausencia de anticoncepción al aborto clandestino, luego a la anticoncepción y finalmente al aborto despenalizado y medicalizado. La consecuencia es que el número de abortos disminuye, así como la mortandad materno-infantil. Dejémonos de medias tintas y debatamos con claridad. Es una cuestión de salud pública y libertad individual, no de fe.

La República, 18 de octubre de 2009


Más sobre el tema:
Aborto: Liberales vs Fundamentalistas  - Por Mirko Lauer
Yo no he abortado - por Rocío Silva Santisteban

sábado, 17 de octubre de 2009


La Lucha de Yoani Sánchez



SEPTIEMBRE DE 2009
Una balsera virtual
por Yoani Sánchez
Letras Libres.com


Garras y alas
Hay criaturas mestizas difíciles de clasificar en algún orden y una de esas es mi escritura, a medio camino entre la crónica, el exorcismo personal y el grito. El hipogrifo nacido de estos dos años escribiendo un blog tiene garras reales afincadas en la cotidianidad para extraer las anécdotas que cuelgo en mis posts. Las alas se las brinda la virtualidad, el enorme ciberespacio donde mis textos hacen lo que yo no podría: moverse y expresarse libremente. Al mirar este híbrido, algunos piensan que su cuerpo aleonado se acerca al periodismo, mientras otros lo juzgan como literatura. Yo, que no puedo controlar ya los empujones y arañazos que me lanza el animal, sólo atino a recordar que su nacimiento fue una terapia personal para espantar el miedo, para sacudirme el temor escribiendo –precisamente– sobre aquello que más me paralizaba.

La uña retocada de esta bestia virtual puede verse en el sitio Generación Y, pero la mayor parte de su anatomía ocurre en la Cuba real de principios de este milenio. Justamente en un país donde las clasificaciones se expresan rígidas y los apelativos contundentes. Aquí sólo se puede ser “revolucionario” o “contrarrevolucionario”, “escritor” o “ajeno a la cultura”, pertenecer al “pueblo” o a un “grupúsculo”. En fin, no hay espacio para que mi hipogrifo planee sin el grillete de lo “conflictivo” y sin las represalias de quienes no entienden su mescolanza. De manera que mi escritura ha terminado por tocar mi vida, cambiarla, ponerla patas arriba y hasta colocarme en la mirilla de instituciones culturales y represivas. Por momentos me gustaría imaginar que mi obra está en un anaquel y que no la llevo sobre mis hombros –cada minuto de mi existencia– decidiendo si sigo libre o si voy tras las rejas, si obtengo o me niegan una autorización para viajar fuera del país y si en los bajos de mi edificio están –o no– los dos hombres que me siguen a todas partes.

Desde aquel abril de 2007 en que comencé a redactar mis desencantadas viñetas de la realidad no he tenido un minuto de aburrimiento. En cientos de ocasiones he evocado –al mirar el lugar de mi pasada inercia– lo cómodo que se estaba sin abrir la boca. En una sociedad como la mía, pronunciarse es el camino más corto para atraer problemas. Al intentar librarme de ciertos demonios acumulados, en realidad estaba generando endriagos de múltiples cabezas que se saldrían totalmente de control. Me hubiera gustado vivir más plácidamente el acto escritural, pero en Cuba no hay elección, no hay lugar para criaturas híbridas y novedosas como puede llegar a ser un blog.

Bauticé mi nuevo espacio de exorcismo como Generación Y, una bitácora inspirada en gente como yo, con nombres que comienzan o contienen una “i griega”. Nacidos en la Cuba de los años setenta y ochenta, marcados por las escuelas al campo, los muñequitos rusos, las salidas ilegales y la frustración. Pues en aquellas décadas tan controladas al menos una parcela de libertad quedó sin supervisión: el simple acto de nombrar a los hijos. De ahí que nuestros padres –parametrados hasta el exceso, vistiendo todos el mismo modelo de pantalón o de blusa que les daban por el racionamiento– se explayaron libremente en colgarnos estos nombrecitos exóticos. Soy fruto directo de esa franja de libertad onomástica que quedó sin fiscalizar, por eso mi obsesión por empujar los límites. Pertenezco a ese montón disperso, que incluye lo mismo a interrogadores de la policía política que a jineteros cazadores de turistas para sacarles los dólares. Pero una cuerda de cinismo nos ata a todos. La dosis necesaria para habitar una sociedad que sobrevivió a sus propios sueños, que vio agotarse el futuro antes de que llegara. La penúltima letra del abecedario sobresale entre quienes arribaron a la pubertad cuando ya se había caído el muro de Berlín y la Unión Soviética era sólo el nombre de una revista en colores que se empolvaba en los estanquillos. En ausencia de utopías a las que aferrarse, la nuestra es una generación de plantas en el suelo, vacunada de antemano contra los ensueños sociales.

Tampoco mi breve pasado: de pionerita repetidora de consignas, adolescente evasiva y aprendiz de cuanta línea esotérica pasaba por mi lado, me avala ante quienes quieren un historial que me sustente. Intento decirles que sólo soy una treintañera compulsiva a la que le gusta teclear y poner por escrito lo que vive; pero ellos necesitan más. Quieren que, como en esos currículos exagerados, les declare que siempre fui el pichón de rebelde que parezco ahora. Pues no, Generación Y es lo más arriesgado que he hecho en mis tres décadas de vida y después de comenzar a escribir en mi bitácora me tiemblan a menudo las rodillas. Para evitar endiosamientos y futuras crucifixiones, aclaro en una de las páginas de mi blog que este es un ejercicio personal de cobardía para decir en la red todo aquello que no me atrevo a expresar en la vida real.

Además del miedo, está el delicado tema de la tecnología. Mi vieja laptop, que un balsero necesitado de un motor de chevrolet me había vendido medio año antes, fue la base material de la que surgió Generación Y. El medioevo comunicativo en que he vivido todos estos años me ha hecho diestra en utilizar los más increíbles medios para expresarme. Tuve teléfono en casa –por primera vez– a los veintidós años, de ahí que el aparato de auriculares y botones no fue el primer peldaño para conectarme con otros. La computación llegó antes, en uno de esos típicos saltos tecnológicos que ocurren tan frecuentemente por aquí. En esta isla peculiar hemos asistido a la venta de reproductores de DVD sin que antes ninguna tienda vendiera caseteras de video. Imbuida de esa tendencia al brinco tecnológico, construí mi primera computadora en el lejano 1994. Con la testarudez que ya exhibía a los dieciocho años, me uní al mouse y al teclado de por vida.

Pionera en tantas cosas e ignorante en otras, soy ahora una mezcla rara de hacker y lingüista –si mis profesores de semántica y fonología se enteran de mi decantación por los circuitos eléctricos confirmarían sus negativos pronósticos sobre mi futuro académico. Armé mis frankensteins con piezas de todas partes y en infinitas madrugadas conecté motherboards, micros y fuentes eléctricas. Para cuando decidí hacer mi propio blog, ya había superado la furia de construir ordenadores y me dedicaba a recargarlos con mis propios textos.

De manera que el camino a la escritura no lo hice de esa forma lineal como podría pensarse de un licenciado en filología, que se ha pasado la mayor parte de su vida leyendo las obras de otros. El primer giro abrupto lo había dado a mediados de 2000, cuando me gradué de la universidad y discutí una tesis, con el título de “Palabras bajo presión: un estudio de la literatura de la dictadura en Latinoamérica”. Poner por escrito las características de los caudillos, sátrapas y dictadores de esta parte del mundo, provocó –en parte del tribunal que juzgaba mi análisis– la sensación de que yo hacía un paralelismo provocador entre estos personajes de la literatura y el autócrata que nos gobernaba. El día que discutí mi trabajo de graduación lo tengo guardado en la memoria como el momento en que di el portazo a la profesión que había estudiado por cinco años. A partir de ahí me convertí en una filóloga renegada que descubrió en el código binario un entorno más claro y con menos dobleces que el rebuscado mundo de la intelectualidad. A devorar esas largas cadenas del lenguaje html me lancé, en compensación a todos los adjetivos y verbos que no me habían dejado usar libremente.

Carezco de la objetividad de un analista, de las herramientas de un periodista y de la suave mesura de un académico. Mis textos son arrebatados y subjetivos, cometo el sacrilegio de usar la primera persona del singular y mis lectores han comprendido que sólo hablo de aquello que he vivido. Nunca he recibido clases de cómo presentar una información, pero la filología me ha dejado una innegable enfermedad profesional: juntar palabras sin cometer demasiados errores. Jugueteé con el idioma en mis años de estudiante, y sé de las trampas que la petulancia verbal les tiende a los que pretenden desmontar la lengua. Soy como esos diseñadores gráficos que un día se deciden a tomar un pincel y comprueban que ya su mano no se puede permitir un brochazo no estudiado. No hay nada inocente en mis redacciones, porque un lingüista nunca podrá escudarse en que no sabía de antemano la fuerza de las frases que ha amontonado. Por eso, ante la continúa observación de que escribo “bien” siempre respondo con una corta frase: “lo siento, no puedo evitarlo, me formaron para eso”.

Empecé con mi blog sin calcular –responsablemente– la relación entre kilobytes publicados y ofensas recibidas, historias narradas y enemigos ganados. Vivo mis textos con una gran intensidad, pues arrastro las consecuencias que cada uno de ellos me produce y recibo inmediatamente el feedback de los lectores. Ya no puedo vegetar a salvo como tantos otros, que jamás serán manipulados, instrumentalizados o puestos en entredicho por nadie. Son esos que han logrado tan idílico estadio de preservación personal porque nunca se pronuncian ante nada. En similar mudez viven millones sobre esta isla, como si supieran de antemano lo que yo comprobé meses después de comenzar mi bitácora: que al opinar me estaba delatando.

Están también los cientos de comentaristas que abarrotan mi espacio en internet para hacerme saber su solidaridad o su antipatía, su ilusión o su decepción en torno a mí. Ese es un hecho ante el que mi escritura no puede permanecer indemne. Las paredes de mi vida se hacen más transparentes y gente de todas partes del mundo está pendiente de mis estados de ánimo y presta atención a los posibles castigos que me puede acarrear mi labor online. Sólo la pérdida de mi privacidad, el fin de una burbuja fabricada con años de silencio, intimidad y reserva, evita que me devore la maquinaria que se ha tragado a tantos. Cada persona que me lee me protege y sólo la custodia de ellos me ha permitido llegar hasta aquí.

La anatomía de una “Y”
Los primeros textos los colgué desde esos hoteles donde legalmente no podía entrar. Mi pellejo blancuzco, heredado de dos abuelos españoles, me permitió burlar a los custodios que me creían extranjera. Si acaso me preguntaban adónde iba, les respondía con un germánico “Entschuldigung, ich spreche kein Spanish”. Llevaba el memory flash con los últimos posts y el reloj me advertía que en quince minutos ya no podría pagar el alto precio de la conexión a internet. El bolsillo podía salir muy mal parado si me demoraba demasiado entre un clic y otro.

Tantos tropiezos para colarme en los segregados enclaves turísticos y unos meses después el gobierno de Raúl Castro anunciaba que el apartheid terminaba. Nos permitirían la compra de ordenadores y la reservación de una habitación en un hotel, pero no quedaría claro con cuál salario pagaríamos los excesivos precios de esos servicios en moneda convertible. A pesar de esa flexibilización, los cubanos seguimos siendo internautas indocumentados, pues nuestras incursiones en el terreno de internet están marcadas por la ilegalidad. Las transgresiones ocurren cuando alguien compra una contraseña en el mercado negro para conectarse a la red, o usa una conexión oficial para entrar a determinada información restringida. Si en lugar de eso se paga el excesivo precio de conexión en un hotel, entonces se está delatando la fuente ilegítima de nuestros recursos materiales. Yo pertenezco al último grupito de criminales, pues desde hace diez años me lancé a ganarme la vida como maestra de español y guía de la ciudad, sin tener licencia para ello.

Cuando todavía no estaba permitida la venta de ordenadores, ya había tenido que decir frente a decenas de periodistas que poseía una laptop. Todos sabían que no la había podido adquirir legalmente en las tiendas de mi país y eso era un riesgo que presagiaba confiscaciones. No obstante, mis exhibicionistas declaraciones parecían protegerme en lugar de implicarme. Comprendí entonces que el fenómeno blogger era nuevo también para los censores: no sabían todavía cómo actuar ante él. Cada intento por silenciar mis escritos, generaría más y más hits en el servidor donde estaba alojada mi bitácora. Los tiempos se habían transmutado y los métodos de coacción no habían podido adaptarse a la velocidad que había impuesto la tecnología.

Por otro lado, un mecanismo de vieja lavadora soviética apuntala cada post que logro publicar. El proceso de sacar los textos al mundo virtual es demasiado raro para ser comprendido por cualquiera que no viva en Cuba. Nada de inmediatez o de pretender ser informativa; mi acceso a la red sólo me permite apelar a la reflexión o la crónica que no se añejan rápidamente. El estilo de mis textos y su enfoque están dados por la indigencia informática que los rodea, por la evasiva internet, tan escasa aquí como la tolerancia. Para aumentar las dificultades, en marzo de 2008 el gobierno cubano implementó un filtro tecnológico para bloquear mi blog hacia el interior de Cuba. Afortunadamente la misma comunidad que se había creado con los lectores, me salvó de colgar un cartel de “cerrado” en mi sitio web. Manos virtuales y amigas me han ayudado a mantener mi espacio, a pesar de haberme convertido en una blogger a ciegas.

Un texto de Andrew Sullivan titulado “¿Por qué bloggeo?” caería en mis manos cuando Generación Y llevaba meses en la red y ya me habían otorgado el premio Ortega y Gasset de periodismo. Con su lectura comprendería que mi espacio no cabía en el concepto de una bitácora. Me era imposible actualizar cada día, o narrar la inmediatez de lo ocurrido en la otra esquina. Tampoco podía participar en los comentarios que generaba cada texto o responder las preguntas que los lectores lanzaban. Sin embargo, las ausencias tecnológicas se vieron compensadas por la aparición de otros creadores de criaturas peculiares como la mía. Ya no estaba tan sola en la blogósfera dentro de la isla, pues surgieron sitios como Octavo Cerco de Claudia Cadelo, Desde Aquí llevado por Reinaldo Escobar, Habanemia de la joven Lía Villares y Sin Evasión, que con agudeza administra Miriam Celaya. Se hizo anómala la semana en que no me enterara del surgimiento de un nuevo espacio virtual y personal, hecho desde Cuba y marcado por las mismas dificultades tecnológicas que tenía yo. La cercanía de temáticas y la necesidad de transmitirnos experiencias nos hizo encontrarnos frecuentemente en algo que bautizamos como “Itinerario blogger”.

Creamos copias de nuestros blogs para lectores que nunca podrían conectarse a la gran telaraña mundial. En conciertos, exposiciones y plazas públicas distribuimos nuestros textos, sabiendo que esa pequeña difusión tiene como contraparte un deseo oficial de silenciarnos. Cada copia entregada es como la inoculación de un virus de consecuencias impredecibles: el bacilo de la opinión libre, la infección que provoca en alguien ver a otro expresarse sin máscaras. Una sociedad llena de diques y controles es especialmente susceptible a esta gripe blogger, sobre todo si la vacuna contra ella se basa en los desgastados métodos de antaño: la difamación, las acusaciones de que somos fabricados por la cia y el intento de hacer parecer que no somos parte del “pueblo”.

Radiactividad
Generación Y me ha traído también un halo radiactivo que se ha ido extendiendo alrededor de mi cuerpo. Algunos, con esa reserva que se manifiesta ante los condenados o los enfermos, han dejado de llamarme y si me ven sólo hablan de la familia y de los niños. A pesar de las emanaciones nocivas que comencé a exhalar hace más de dos años, hubo quienes se mantuvieron cerca un tiempo hasta que la contaminación resultó demasiado peligrosa. Así que mientras pierdo amigos en el mundo real –asustados por las advertencias hechas por la policía política– el ciberespacio me genera nuevas y virtuales compañías. Los comentaristas hicieron suyo mi blog y crearon una comunidad cuyo objetivo principal es discutir sobre Cuba. Han llegado bajo simpáticos seudónimos o con sus propios nombres: La Lajera, Gabriel, Tseo, Olando Martínez, Luz Clarita, Julito64, Camilo Fuentes, Fantomas, Web Master, Rodolfo Monteblanco, Dago Torres, Mario Faz, Lord Voldemort y otros. La conga improvisada que hicieron cuando se anunció que Generación Y ganaba el premio al mejor weblog del certamen The Bobs agitó durante días la blogósfera. Agarrados de la cintura o de los hombros, bordearon su malecón imaginario, mientras celebraban que mi bitácora –la nuestra– se hubiera alzado con el galardón.

Paralelo a esos momentos de franca diversión, está el costo personal y social de mi blog, que ha sido especialmente difícil de llevar en el último año. En la medida que me hacía más conocida los ataques arreciaban. Hasta el Comandante –agazapado– me lanzaría su primer arañazo en el prólogo del libro Fidel, Bolivia y algo más. Sin embargo, yo pertenezco a ese grupo que no ha soñado nunca con encontrarse al Máximo Líder en la calle. No he elaborado argumentos para convencerlo, ni he hecho una lista de problemas a plantearle. A diferencia de varias generaciones que apostaban por ese tropezón fortuito que los haría dialogar con el poder, he preferido pensar que nunca lo veré en carne y hueso. Entrar en una controversia con él no es algo que me genere ningún orgullo personal; prefiero condenar a la “no respuesta” a quien llenó mi vida con su imagen, su uniforme verdeolivo y sus discursos interminables. Qué mejor refutación cuando me acusó de “recibir premios que mueven las aguas de los molinos del Imperialismo” que subrayarle con mi indiferencia que Él había dejado de importarme. Como en uno de esos boleros para cantar después de un par de copas, quería decirle a Fidel Castro que todo lo que él representaba y decía había “entrado en mi pasado, en el pasado de mi vida”.

A pesar de esas acusaciones y del bloqueo tecnológico a mi sitio web, las ilegales antenas satelitales –escondidas tras una sábana, una jaula de palomas o un inocente tanque de agua– han difundido las noticias sobre mí que la prensa oficial esconde. Una buena parte de los que me reconocen en la calle han visto mi rostro en esos perseguidos programas que se transmiten desde México o Miami. De desapercibida y anónima pasé a llevar unas enormes gafas para que no me identificaran –constantemente– en todas partes. Muchos de los que se me acercan no saben qué es un blog y jamás han navegado por internet, pero identifican mi cara con lo prohibido, que es –indiscutiblemente– mucho más atractivo que lo autorizado.

Muchos de los que me saludan por la calle me preguntan por represalias, como si sólo el golpe validara o ser víctima fuera la condición indispensable para que me escucharan. No tengo moretones que mostrar, sólo me fracturé un hueso una vez en mi infancia y durante años nadie tocó a mi puerta para advertirme nada. El machismo tiene sólo un lado positivo: enfrentados a la disyuntiva de a quién llevarse detenido, han venido por mi esposo, Reinaldo, todas las veces. Mis ovarios son culpables, pero subestimados. Algo de ese menosprecio isleño hacia las faldas actuó como blindaje protector durante un tiempo. Hasta que en diciembre de 2008 le vi por primera vez el rostro a Fantomas. Una citación llegó a mi casa y en una sórdida estación de policías me advirtieron que “había traspasado todos los límites”.

Hace meses que sé que no hay retorno al mutismo. Generación Y derritió la máscara que llevé durante muchos años y dejó a la intemperie un nuevo rostro que cada cual percibe a su manera. Las palabras vertidas en ese diario virtual no han tenido la carga pesada de los que han sido víctimas o verdugos; son –simplemente– los demonios liberados de alguien que se siente “responsable” de lo ocurrido en su país. El blog me ha traído enemigos y lectores, insomnio y paz, la perenne zozobra de sentirme vigilada y la tranquilidad de quien no tiene nada que ocultar. El cartelito de enemiga del gobierno cubano no hay quien me lo quite, aunque yo he preferido ratificar que sólo me siento una ciudadana. Tantos kilobytes utilizados me han reafirmado que no soy yo, ni somos nosotros, los que nos oponemos a algo; sino que es la realidad cubana –esa que describo en mis posts– la que se muestra profundamente contestataria, marcadamente opositora. ~

Más: Entrevista a Yoani Sánchez en 2008
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Yoani Sánchez nació en La Habana en 1975. Estudió filología y es una de las voces más visibles de la oposición al gobierno castrista. Salvo un breve periodo de residencia en Suiza, ha permanecido en la isla durante toda su vida. Su labor de periodismo crítico, alojada en su blog Generación Y (desdecuba.com/generaciony), fue reconocida con el premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital en 2008.

domingo, 11 de octubre de 2009


"Todos Vuelven"

"Todos Vuelven" se llama el tour musical que ha iniciado en nuestro país el cantautor Rubén Blades.En estos días en que varios ángeles musicales se han ido a reencontrarse con Dios, bien cabría que el deseo de don César Miró (el compositor del tema), se convirtiera en realidad para seguir disfrutando de la música de nuestro gran Arturo "Zambo" Cavero, de Mercedes Sosa, Luisito Aguilé y Basilio que nos han dejado en una semana trágica para el cancionero latinoamericano y la nostalguía de quienes procesamos la vida a través de la vereda musical.
Este video, que data de principios de los 80s, tuvo lugar en el set principal del canal 4, con la animación de Luis Angel Pinasco y se produjo en el marco de una visita que hizo Rubén Blades a Lima."Rulito" Pinasco le presentó al compositor de la canción "Todos Vuelven" que se aprestaba a interpretar. Don César Miró le agradeció que haya llevado su tema a otra dimensión musical y Rubén invitó a un amigo chalaco para interpretar un preludio de la canción en su ritmo original de vals. Luego vino la descarga tropical.

viernes, 9 de octubre de 2009


¡Cavero, que bien bailabas la Marinera!

Darío Mejía, un viejo rimense, criollo hasta la muerte, nos cuenta la historia de este video inédito. Se trata de una Marinera compuesta por Alicia Maguiña para el cumpleaños de Augusto Azcuez, el 7 de octubre de 1975. El presente programa se realizó en homenaje al cumpleaños de Augusto Azcuez, el 7 de octubre de 1979, en el set de Telecentro.

La resbalosa de la marinera fue creada allí, en plena jarana, cuando Oscar Aviles, acompañado por su hija Lucy y el "Zambo" Cavero (aún un poco conocido cajoneador), decidió completar el baile con una hermosa fuga que adornó la marinera.

El programa fue presentado por el Dr.José Durand (conocido decimista e historiador de nuestra música criolla costeña) y se tituló "El señor de la jarana", en homenaje en vida al criollo Azcuez y fue acompañado por don Augusto "el curita" Gonzáles, el guitarrista Luciano Huambachano, entre otros.

Telecentro fue una creación de la dictadura militar que duró entre 1968 y 1980: Comprendía los canales 4 y 5 de televisión y en ese periodo, debe admitirse, se dió impulso a una programación fijada en nuestra música nacional. Programas como éste se sucedían todos los fines de semana y congregaban a toda la familia, tanto a la hora de la cena o del almuerzo.

En este video, la sorpresa viene al final, cuando un entumido "zambo" Cavero, doblado percutiendo su cajón, se desata en un saleroso baile de la fina marinera limeña que entonaban los músicos y cantantes allí presentes.

Toda una grata revelación que nos prometía el diamante criollo en bruto, aun sin perfilar.Luego de unos años, el compositor Augusto Polo Campos y el narrador deportivo Pocho Rospigliosi, decidieron armar el duo Avilés- Cavero para grabar el LP "Contigo Perú" que cambiaría la historia musical del criollismo.
Lo demás es historia.


Arturo "Zambo" Cavero / Bien Peruano

"Recuerdos de Aríca", autoria de Francisco Ferreyros, tema sacado del disco en homenaje a Augusto Ascuez,"el Señor de la Jarana". Lo interpretan el gran Arturo "Zambo" Cavero con su pareja Oscar Avilés cuando recien se destacaban como un dúo sin par.



Tema interpretado por Oscar Aviles y Arturo Zambo Cavero en el homenaje, en vida, a Augusto Ascuez "El Señor de la Jarana". La verdad desconozco el año en que lo grabaron, el tema trata de los valientes peruanos que, como el Coronel Francisco Bolognesi, un 7 de junio de 1880, dieron su vida en la conocida batalla de Arica.
Fuente: Canal Guillerejas de You Tube
Un relato histórico de estos valses nos lo da don Darío Mejia desde Melbourne, Australia

viernes, 2 de octubre de 2009


Mercedes Sosa es Historia


La "Negra Sosa" se une a Alfonsina

Alfonsina y el mar

Por la blanda arena que lame el mar
Su pequeña huella no vuelve más,
Un sendero solo de pena y silencio llegó
Hasta el agua profunda,
Un sendero solo de penas mudas llegó
Hasta la espuma.
Sabe dios que angustia te acompañó
Que dolores viejos calló tu voz
Para recostarte arrullada en el canto
De las caracolas marinas
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
La caracola.
Te vas alfonsina con tu soledad
Que poemas nuevos fuiste a buscar ...?
Una voz antigua de viento y de sal
Te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá como en sueños,
Dormida, alfonsina, vestida de mar ...
Cinco sirenitas te llevaran
Por caminos de algas y de coral
Y fosforecentes caballos marinos harán
Una ronda a tu lado
Y los habitantes del agua van a jugar Pronto a tu lado.
Bájame la lampara un poco mas
Déjame que duerma nodriza en paz
Y si llama él no le digas que estoy
Dile que alfonsina no vuelve ...
Y si llama el no le digas nunca que estoy,
Di que me he ido ...
Te vas alfonsina con tu soledad
Que poemas nuevos fuiste a buscar ...?
Una voz antigua de viento y de sal
Te requiebra el alma y la esta llevando
Y te vas hacia allá como en sueños,
Dormida, alfonsina, vestida de mar ...
Autores: Ariel Ramirez Félix Luna


Mercedes Sosa, Tantas Veces te Mataron

"La Negra" ya es parte de la Historia de América Latina

Un emocionante último encuentro de "La Negra" con el gran Charly García, recuperado, en un tema del disco de duetos "Cantora" que Sosa grabó ya desmejorada en su salud.



Antes, muchos años antes, nos emocionó, muchas veces hasta las lágrimas, con temas de una profundidad inmenza y de un dolor que nos latigeaba pese a ser una canción de las simples cosas.



Y, finalmente, nos canta como cigarra su despedida, pese a haber sobrevivido a muchas batallas en su vida.

jueves, 1 de octubre de 2009


Mercedes Sosa "La Negra"

GRACIAS POR TU VIDA MERCEDES SOSA


La gran Mercedes Sosa está muy grave, quizá cuando leas esta nota nos haya dejado. Dios no lo quiera. Partiría seguramente a la eternidad y se llevaría el recuerdo de millones. Sus canciones están impresas indeleblemente en el alma de dos generaciones. Sus letras abrieron trocha, para bien o para mal. A muchos adornó el ego y los hizo banalmente “progresistas”, a otros los aventó a la lucha reivindicativa.

Sucedió en el espíritu contestatario al inconcluso Víctor Jara, luego que la dictadura encabezada por Pinochet se ensañara con él en el estadio nacional de Santiago de Chile. Los temas de la Sosa tronaron sin cesar desde entonces. No faltaron reuniones de izquierdistas, revolucionarios o de simples anarquistas desilusionados del sistema, en donde no se tocara una de sus arengas hecha canción. Lanzó, como decía, a miles al camino de la ilusión de un mundo de igualdades. Hizo creer, con sus lemas, que existía la felicidad haciendo a todos iguales de un brochazo. Toda ella fue una ilusión, un fermento que los jóvenes asumieron como suyos.

Pero, principalmente, fue una visible y ardorosa defensora de los derechos fundamentales de la persona a la libertad y contra las nefastas dictaduras que azotaron América Latina en la década de los 70s y 80s.

Recuerdo mucho haberla conocido (mejor dicho, a sus canciones) en un apoteósico mitin de la Izquierda Unida en plena fachada del hotel Sheraton allá por 1986, cuando Barrantes con sus disfuerzos echó por la borda la ilusión de muchos pobres de capturar, por primera vez, el Poder para la izquierda del país. Muchos de los intelectuales de hoy, los vilipendiados “caviares” por los extremistas de derecha, estuvieron en un proscenio con los mejores equipos de sonido de la época y con el interminable entremés de la voz de la gran Mercedes sosa.

Ella nació en Tucumán, hace más de 70 años. Era una provinciana argentina de aquellas que arrastran la “erre” tal como lo hacen los habitantes de todos los Andes sudamericanos, quizá por ello su aceptación entre los jóvenes e intelectuales de estratos socioeconómicos bajos y emergentes. Fue un milagro que la feroz dictadura argentina (1973-83) no la haya asesinado. En todo caso, supo protegerse bien asilándose en Europa y hacerse de una fama que fue la coraza que la salvó. Sus letras de alto contenido social se arraigaron rápidamente entre la juventud rebelde de las naciones americanas.

El Amor por el Perú de “La Negra”
Mercedes Sosa grabó, a mediados de los 90s, un extraordinario tema, que ya lo hubiesen querido tener los mejores promotores de turismo para promocionar al Perú como destino cultural y turístico. Pero la mafia fujimontesinista, por una extraña razón, la vetó y no permitió siquiera que se conozca su existencia.
La letra es tan llamativa, pero la música es encantadora en tiempo de vals criollo.

Acércate Cholito
Mercedes Sosa
Compositores: Félix Luna - Ariel Ramírez.

  • Acércate al Perú, acércate cholito,
  • ven pronto, ya verás, será para contar.
  • Iremos de la mano contemplando las bellezas
  • y las fantasmagorías de la Lima colonial.

  • Es claro que estarán el puente y la alameda,
  • recuerdos de un Perú bonito de evocar,
  • pero también verás un horizonte iluminado
  • por una madrugada que ya nada detendrá.

  • Ven pronto que esto sí, merece verse aquí de cerca,
  • Un pueblo que renueva de los Incas el solar.
  • Y en el costado mismo de la América que crece
  • su esperanza ya estremece con su canto popular.

  • Ven pronto que un Perú recién nacido ya te espera,
  • Hay un reflejo nuevo en la sierra y en el mar.
  • Con aire jaranero de vals criollo y marineracompañero,
  • compañera te esperamos por acá.

  • Acércate al Perú, ven pues, no te demores,
  • que hay mucho para ver y para imaginaren
  • un vagabundeo de callejas y balcones
  • una magia de otro tiempo a tus ojos se abrirá.

  • Sabrás de aquel virrey que amó a la Perricholi
  • contar su viejo amor a orillas del Rimac
  • pero desvaneciendo aquellas sombras del pasado
  • hay un Perú que aguarda tu visita fraternal.