lunes, 30 de noviembre de 2009


Trujillo: Cuando el Río Suena..


Una serie de ejecuciones extrajudiciales se vienen denunciando hace años en la hermosa ciudad de Trujillo. Los crímenes, cometidos contra presuntos delincuentes, serían financiados por algunos capitales privados y los ejecutores serían nada menos que miembros en actividad de la policía.

Lo que más preocupa, a parte de la impunidad con que estos hechos sangrientos vienen ocurriendo, es la pasividad con que la opinión pública asume estos acontecimientos. Es más, en una encuesta hecha en el programa radial del psicólogo Jorge Bruce, casi todas las llamadas se mostraron a favor del accionar de un “escuadrón de la muerte” que podría dedicarse a vengar las tropelías y crímenes de los delincuentes que, para mal de males, también suelen accionar impunemente.

Qué está ocurriendo. Acaso no somos conscientes que permitir grupos ajusticiadores fuera de la legalidad significa auspiciar a un monstruo que, llegado el momento, podría voltear sus armas contra cualquier civil que resulte incómodo a sus intereses o a los que los auspician.

Recordemos cómo se iniciaron los grupos más sanguinarios de nuestra historia, quienes al principio dijeron luchar contra los abigeos, ladrones y violadores y terminaron sumiendo en un baño de sangre al país.

Un extenso informe del periodista de investigación Ricardo Uceda en la revista Poder, ha revelado lo peligroso de esta actividad que obedecería a una doctrina del comando policial que opera en la ciudad norteña.

Aquí varios links que ayudarán a comprender la magnitud de esta peligrosa actividad.
El Misterio del escuadrón de la muerte - Revista Poder
Escuadrones de la muerte o buenos policías - La república
Peligrosa tendencia - Gustavo Carrión Zavala
Escuadrón en Trujillo - Fernando Rospigliosi
Casos similares ocurridos hace años en la ciudad colombiana de Trujillo

sábado, 28 de noviembre de 2009


Huachafadas Verbales "Modernas"



¿No se ha dado cuenta que, aquellos con poca educación y escasa actitud para aprender, utilizan mayormente un lenguaje metódicamente alienado y artificial cuando quieren aparentar cultura o “decencia”?

Aunque supuestamente se trata de personas que han vivido más de 30 años, sus argumentos idiomáticos no superan lo esencial en palabras para hacerse entender. Y para dárselas de “cultos” emplean, casi siempre, dos o tres palabrejas rebuscadas que ni ellos mismos entienden como han articulado en su expresión. Ah, y muchos de los que se creen premunidos de “autoridad” (para meter palo) como serenos, vigilantes y policías, no escatiman oportunidad para eludir una responsabilidad o actitud cortés arguyendo el consabido “desconozco mayormente”.

Y no hablamos de barrabasadas como el decir aiga en lugar de haya o el extendido sustantivo de barriada que se utiliza, por ejemplo, cuando se quiere conjugar (en tiempo) el verbo dar. Quién no ha sentido abofeteado su oído con esta expresión: no quiero que me deas eso. Término inimaginable en otras sociedades de habla hispana que, sin embrago, se ha convertido, practicamente, en un peruanismo más en los suburbios de las ciudades.

Pero, qué duda cabe, los términos que se llevan el escapulario del nuevo lenguaje cholo, anclado en el desdén por la lectura y el conocimiento, son tres palabrejas que no se cómo hacen para meterla en su vocabulario dizque “culto”. Ellas son (retoque de suspenso...): Supuestamente, mayormente y practicamente. Si lo nota, agudo lector, todas estan ligadas al término mente.

Pero hay más huachaferías lingüísticas, dignas de un museo a lo estrafalario y carente de buen gusto, que se exponen y publican en medios por quienes debieran darnos clases de expresión correcta y arte sano en el hablar. César Hildebrandt, nos recuerda muchas de esas extravagancias idiomáticas que a diario se ventilan en los periódicos, convirtiendo el lenguaje sencillo y locuaz en un enjambre de palabras rimbombantes e imprecisas. Leamos:
Lengua muerta
“Deleitó a los asistentes” dice la leyenda de una foto puesta en un blog de La Católica.

Los lugares comunes, las barrabasadas idiomáticas, el uso patológico de la ambigüedad se han impuesto en las comunicaciones.

Están en boca de locutores, cronistas, enviados especiales, políticos, economistas y hasta educadores. Cunden en la prosa con siyau de los periódicos y, por supuesto, pueblan los documentos oficiales, los editoriales serios y hasta los considerandos de las leyes.

Gracias a los lugares comunes los términos son “de referencia” o “de intercambio”, los ajustes son “de cuentas” y los suicidas tomaron “una drástica decisión”.

Se ha puesto de moda decir “alertas tempranas”, como si las alertas remolonas fuesen alertas. Y el bárbaro “aperturar” uno lo puede escuchar hasta en el programa de Jimena de la Quintana.

Los choques cruentos y fatales terminan siempre en “un amasijo de fierros retorcidos”. Y cuando un río se sale de cauce y daña las riberas siempre se habla de “la furia de la naturaleza”.

A cualquier manganzón se le despide “dándosele las gracias por los servicios prestados”. Y sólo se requiere estar muy viejo y no haber matado a alguien para merecer aquella frase: “permanente ejemplo de peruanidad”. O esta otra, aún peor: “con honda vocación de servicio”.

Los crímenes de ámbito doméstico suelen perpetrarlos gente que la prensa describe como “presa de los celos”. Y cuando habla algún general de la policía la crónica respectiva deberá de incluir, inexorablemente, la frase “instó a cerrar filas”.

Las “trabajadoras sexuales” son las que antes se llamaban, castizamente, putas y los que padecen una avería cognitiva –digna de toda compasión y de la mayor de las ternuras, dicho sea de paso- es que “tienen habilidades diferentes”.

Cuando el Estado gringo da un maquinazo que hubiese significado la quiebra de un país normal es que “se ha ejecutado un gigantesco plan de estímulo fiscal”. Y cuando la Sunat nuestra roba como loca entonces sale un nerd con cara de pinche de la riquería y dice que “la presión tributaria se está incrementando positivamente”.

Hay comentaristas que llaman a las piedras y a los insultos lanzados por las tribus futbolísticas “miedo escénico” y señoritas que en vivo y en directo sueltan una frase como “en su bolsillo del abogado”.

Y no es que los bonos se vendan, como siempre: se “colocan”. Y no es que las bolsas pierdan un día: es que “ceden”. Y no es que General Motors quiebre: es que “es parte del plan de emergencia y recuperación del presidente Obama”.

De modo que al ejécito invasor de Irak hay que llamarlo "la coalición". A la guerra allí librada por el segundo Bush “Operación Libertad Iraquí”, y a la soldadesca que mata en Afganistán “Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad” (ISAF). Y a los negocios de Halliburton, del criminal Cheney, hay que llamarlos “la reconstrucción de Irak”. Y a los niños asesinados en Gaza por el ejército del aire de Israel tenemos que llamarlos “daño colateral”.

Y así vamos matando el sentido de las palabras, relativizando el crimen, prostituyendo la palabra luego de prostituir el planeta.

Los filósofos de la ambigüedad están felices. Detrás de sus naderías somníferas no hay nada sino encubrimiento, pero nadie puede quitarles el mérito de haber tenido un clamoroso éxito en esto de preparar a los jóvenes para la resignación.

Un mundo como este necesitaba un lenguaje en el que todo estuviese trastocado.

Para el gobierno mediático y global que las corporaciones han construido era imprescindible que, como Orwell lo imaginó, la verdad fuese mentira, la mentira simulase ser erudición, la duda se filtrase en cada párrafo y la ira fuese exiliada como “sobra sesentera y radical”.

Para un mundo que fomenta y que casi exige la idiotez, qué mejor que unos sociólogos que no se pronuncien, una prensa metida en la danza y un lenguaje uniforme y enfermo de eufemismos. Una lengua muerta en la guerra que perdimos.

Extraído del diario La Primera, edición del 28 de noviembre de 2009


miércoles, 25 de noviembre de 2009


Forrado de Dólares y de Sinverguencería

El que Mal Anda, Mal Acaba



Francis Allison encarna a aquel mal peruano, mediocre, que se cree el más vivo del barrio.La mayoría de nuestros connacionales son gente decente que se rompe el lomo y no utiliza malas artes para conseguir status económico y social. Allison es el pendejerete provinciano, de raíces acomodadas, que venido a menos, intenta escalar socialmente, cueste lo que cueste.

Allison es hijo de otro ex Alcalde del distrito de Magdalena, pero fundamentalmente, es cría de aquel hacendado chinchano, hijo de escoses, que fue arrebato de sus propiedades por el pseudo-revolucionario Velasco Alvarado.

Quiso hacer las cosas a la viveza, en tiempos de harta suspicacia. Primero, le ocultó al presidente Alan García su estrecha vinculación con la empresa Business Track, dedicada al chuponeo industrial y político. Luego, desterrado políticamente, elucubró repatriar sus capitales afincados en los Estados Unidos pero, como siempre, intentando acortar camino y hacer “cholitos” a los curtidos y tecnificados gringos de la aduana estadounidense.

Quizá pretendió traer al Perú  los honorarios por sus servicios a la empresa Business Track que ascenderían a 114 mil soles. Lo cierto es que pretendió sacar, de un solo porrazo, más de 50 mil dólares de los EE.UU a sabiendas que eso está prohibido, y  utilizando irresponsablemente a su propia esposa a quien le hizo esconder en su cartera cerca de 20 mil dólares.

Existen varios antecedentes de su conducta, signada por la “criollada”. Recordemos sino el descomunal escándalo armado en plena calle por Allison y filmado por los serenos de San Isidro en donde abofeteó a más de un policía escudándose en su cargo de Alcalde. Más grave aun son las sospechas de algo oculto en la licitación de la planta de tratamiento de aguas servidas de Taboada que denunciara la revista Poder en julio de este año.

En su paso por la comuna de Magdalena desde el año 2003 existen sospechas de malversación de fondos municipales que ahora, ante la evidencia de su inconducta y andadas nada santas, deberán merecer una investigación retroactiva.

El "gringo" arribista de Magdalena siempre mostró una ambición desmedida. Recordemos la “franeleada” y ofrecimiento de “portátiles” al presidente García, ante la mirada atónita del también alcalde de San Miguel que los acompañaba por la Costa Verde. Justamente, ese alarde de galantería servil captó la atención de Alan que andaba en búsqueda de un ministro para la cartera de Vivienda.

En suma, Allison ha demostrado ser un abogado angurriento y un político poco audaz, cegado por la premura y la codicia. Para algunos, como César Hildebrandt, el rubicundo ex Alcalde y ex ministro, encarna el mal gusto y lo grotesco que se anida en la idiosincrasia de un sector de nuestra sociedad.





Más sobre el tema:
Los Allison llevaban US$50,250 Dólares - El Comercio
Ex ministro peruano acusado de contrabando -El Nuevo Herald

lunes, 23 de noviembre de 2009


Pishtacos

¿Por qué las noticias peruanas son como son?

21 de noviembre de 2009
Extraído del blog Puente Aéreo de Gustavo Faverón Patriau


Durante los primeros dos o tres días de noticias sobre la banda de asesinos Los Pishtacos, supuestos ladrones y exportadores de grasa humana para uso cosmético, me llamó la atención la monocorde similitud de la noticia en todos los medios peruanos.

Ninguno puso en duda la primera versión policial, ninguno planteó la posibilidad de que fuera un absurdo, todos evocaron el mito andino del pishtaco como un factor que engrandecía el misterio y la sordidez del caso, con una atención que parecía relamerse en el placer gótico.

Ya para el segundo día, en cambio, la noticia en la prensa internacional era distinta y bastante más interesante: The Sun incluía las opiniones de un profesor de medicina de Cornell, que señalaba que la grasa recogida artesanalmente era altamente impura y por tanto inútil para su incorporación en procesos químicos.

The Guardian recogía declaraciones de otro experto de la Universidad de Virginia, quien indicaba que la grasa de las clínicas de liposucción y de gente dispuesta a donarla en casi todo el planeta era abundante, barata y, por supuesto, bastante más sana y segura.

Los cables de Associated Press republicados en The Times of India y The New York Times contenían las declaraciones de una experta en dermatología de Yale University, según quien, incluso si existiera un minúsculo mercado internacional para la compra de grasa humana, las ventajas de su uso cosmético sobre el uso de otras grasas son consideradas por la comunidad científica como pura charlatanería.

El País sumaba a los cables una consulta directa con los expertos de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética de España, que también observaban que la historia en general era ilógica (no necesariamente falsa, claro, pero sí ilógica), debido a las mismas razones ofrecidas por los médicos americanos.

De la ciencia, apenas en un día, las noticias internacionales pasaron a las comparaciones librescas y cinematográficas: se evocó el parecido de la historia con el de la trama de El perfume, la famosa novela del alemán Patrick Süskind, y con Fight Club, la novela del americano Chuck Pahlaniuk, así como con las películas basadas en cada uno de esos libros.

La comparación era simplemente evocativa, claro. No traía ese rudo elemento gótico de la noticia en el ámbito nacional y sus paralelismos con el mito de los pishtacos.

Al tercer día, las opiniones de los expertos comenzaron a ganar espacio en la prensa peruana. Y aquí viene lo interesante: cuando los cables internacionales se habían inclinado claramente a creer que la historia era absurda incluso si fuera real, la prensa nacional siguió destacando el paralelo entre el mito y la propuesta explicación policial, dejando en segundo plano las opiniones de los conocedores.

A nuestra prensa, la lógica o el absurdo del crimen le parecieron secundarias; eligió abrazarse a su sordidez y al aura terrorífica del relato mítico encarnado en apariencia.

¿Hay algo más detrás de esa preferencia? Es curioso dónde empiezan y dónde terminan los parecidos entre la novela de Pahlaniuk y las versiones más contemporáneas del mito andino: en ambas, la extracción de la grasa y su conversión en productos industriales es una metáfora crítica sobre el capitalismo.

"We're taking their own fat and selling it back to them", dice el protagonista de Fight Club, que asalta clínicas de liposucción para fabricar jabones de lujo. En la variantes más recientes del mito andino, el pishtaco es un extraño, acaso extranjero o agente de unos jefes extranjeros, que roba la grasa de sus víctimas para llevarla a Lima o a los Estados Unidos, donde se usará para lubricar las maquinarias en las fábricas de las industrias capitalistas.

Tengo la incómoda sospecha de que la prensa peruana no ha querido sopesar mucho la lógica real de esta historia por acaso tres motivos distintos: primero, porque es habitualmente renuente a darse el trabajo de pensar sobre los temas acerca de los cuales informa; segundo, porque mantener el paralelismo con el mito hace la noticia de esta aparente carnicería un tema seductor por morboso.

Y en tercer lugar, porque el mito mismo plantea una explicación segregatoria (el culpable es el otro, el que está afuera de nuestro mapa, el extranjero) que resulta muy cómoda para una prensa que ya tiró la toalla para todos los casos en los que le cabría reflexionar acerca de la extrema vileza y la extrema violencia que se generan dentro de la sociedad peruana.

Claro: no estoy diciendo que la prensa peruana haya pensado todo esto para tomar la dirección que ha tomado; digo que lamentablemente su falta de profesionalismo y su general incapacidad de reflexión la hace inclinarse a confiar en este tipo de respuesta, y lo mismo puede decirse del coronel y el general de la Policía Nacional que usaron explícitamente el término "pishtaco" para describir a los capturados.

Los mitos suelen ser relatos creados para explicar lo que es positivamente inexplicable. Cuando un investigador policial y un periodista asumen el mito como respuesta a un acertijo, asumen que es inexplicable de otra forma. ¿Ahora resulta que, tras haber descubierto un cadáver, la Policía Nacional va a dar por explicadas las 60 desapariciones denunciadas en la zona durante los últimos meses? ¿Los mataron los Pishtacos para hacer rouge en Italia?

Quizás estos sujetos (los delincuentes) hacían en verdad o pretendían hacer algo de lo que dicen. No se puede descartar completamente la veracidad de una acción basándose en la idea de que para cometerla habría que ser no sólo cruel sino además un mal negociante. Y además, ¿para qué autoinculparse de algo tan atroz?

Pero nada de eso es causa para dejar de buscar una explicación verificable que no sea pura imitación del mito. Qué ocurre si hay un grupo criminal interesado en que la Policía y la opinión pública culpen a estas personas de unos crímenes cometidos por otros o por otras razones. ¿Qué ocurre si todo es (jamás hay que descartarlo) una cortina de humo del gobierno hecha para distraer? ¿No hubo ya rumores de pishtacos durante el primer gobierno de Alan García? ¿No es la prensa la que debe despejar ese tipo de duda?

Finalmente, ¿algún medio de prensa peruana, algún comentarista, algún columnista se ha interesado en investigar quiénes son las víctimas de estos homicidios? No lo creo. Eso no funciona mucho en el Perú. Y en el fondo tampoco funciona preguntarse quién es el homicida o quiénes son. Porque es más fácil suponer que son poco menos que monstruos excepcionales, freaks salidos de una película de Mélinton Eusebio.

(Se supone que estamos en una época de auge para la crónica periodística en el Perú. Ok. Aquí hay una oportunidad para que esa idea se pruebe o se lance al tacho: no es cuestión de escribir bonito o escribir interesante, también hay que descubrir algunas verdades de vez en cuando).

Postdata: el programa de televisión Enemigos Íntimos presenta un informe sobre el tema. Tiene la virtud de hacer notar el absurdo de la historia. Tiene el defecto de querer convertirlo en una comedia: sigue sin hacer nada por averiguar cuál es el motor detrás de una historia que parece construida para dejar irresueltas varias decenas de desapariciones. Y para excavar más hondo el hueco de la ignorancia frecuente de la prensa, el reportaje no trata el mito de los pishtacos como tal, es decir, como un relato mítico dentro de un sistema de creencias, sino, básicamente, como una ridiculez de gente inculta. Un antropólogo entrevistado en el informe usa los términos "fábula", "mito", "leyenda", "cuento" y "ficción" como si fueran equivalentes e informa sobre las creencias andinas con una sonrisa paternalista de oreja a oreja. La reportera usa indistintamente "cuento", "leyenda" y "mito". ¿No les resulta especialmente insultante cuando una persona se burla de la ignorancia ajena exponiendo la propia?

Publicado por Gustavo Faverón Patriau



sábado, 21 de noviembre de 2009


Bachelet: Ahora Cuéntanos una de Vaquero

Agente chileno Juan José Soto abre la boca y compromete a régimen de Bachelet




Uno de los supuestos contactos del espía Víctor Ariza y ahora ex miembro de la Fuerza Aérea Chilena (FACH), el médico Juan José Soto, decidió sorpresivamente contar los entretelones que habría diseñado el gobierno chileno para espiar a las Fuerzas Armadas peruanas, motivados, según ha contado el desertor, por una creciente preocupación ante los avances económicos del Perú.

Juan José Soto, médico adscrito a la oficialidad de la FACH, era conocido hasta hoy como Víctor Vergara Rosas y desde el día en que se reveló en el Perú este caso de espionaje, vivió una odisea intentando ser respaldado por los militares chilenos que le encomendaron la misión de espiar al Perú, utilizando como contacto al felón Sub-Oficial FAP Víctor Ariza.

Cuando los relojes marcaban las 8 y 40 minutos de la mañana, una sorpresiva llamada cortó el diálogo que sostenía en Radio Programa el Premier Velásquez Quesquén. Se trataba de la comunicación con el supuesto desertor chileno, quien llamaba desde Argentina. Dijo estar exiliado allí junto con cinco oficiales de la FACH, involucrados también en este caso de espionaje, a quienes, dijo, sus jefes inmediatos y el gobierno de Chile han abandonado a su suerte. Incluso, informó, que solicitó al gobierno peruano su protección mediante el asilo político para contribuir a las investigaciones de este caso, pero que no han recibido respuesta alguna.

Juan José Soto reveló que formó parte de un engranaje, dirigido desde las más altas esferas política y militar de Chile, que perseguía “una investigación de carácter secreta” de las Fuerzas Armadas peruanas (del movimiento de sus tropas y material bélico) así como de las concentraciones poblaciones en áreas vitales en caso de conflicto armado.

Sostuvo haber trabajado en esta red de espionaje por orden directa del mismísimo Comandante general de la FACH, General Ricardo Ortega. También reveló que su labor data desde el inicio del plan de espionaje de los chilenos y que se le encomendó tomar contacto con el entonces agregado militar Víctor Ariza para tejer una red de informantes, misión que desempeñó hasta que todo se descubrió.

“Hemos recibido cantidad de información secreta” afirmó Soto, detallando que todo el caudal espiado se lo entregaba en forma directa al Comandante Ricardo Ortega, máximo jefe de la Fuerza Aérea chilena. Incluso se ufanó de contar con el número del teléfono celular personal del máximo jefe de la FACH con el que hacía las coordinaciones para entregar la información recabada desde el Perú. Por poco no revela el número al aire, con la clara intención de ser creido.

Esta supuesta revelación salta a la luz cuando el gobierno chileno, presidido por Michelle Bachelet, parece estar entercado en negar las acusaciones de espionaje y pretende soslayar los argumentos peruanos, ricos en indicios y pruebas.


Aunque algunos medios como este, han alertado que se trataría de una patraña más de un conocido mitómano, aduciendo que Juan José Soto Vargas tiene antecedentes de sembrar noticias para favorecer a oscuros intereses; otras agencias serias como la DPA han divulgado el hecho por el mundo lo que, sin lugar a dudas, merecerá una reacción de los dos gobiernos.

Otros, más suspicases, afirman que la reaparición de Juan José Soto, ex oficial de la DINA de pinochet, es obra de las Fuerzas Armadas chilenas para intentar desprestijiar la posición del gobierno peruano en este caso de espionaje.

Ver más aquí sobre los antecedentes de este solícito colaborador de supuestos espías.
Como para enrarecer más la atmósfera, sembrar más dudas y hacer más truculento este caso de espionaje y Dios sabe que más.

Actualización al 29 de noviembre de 2009

Espía Juan José Soto habría entregado informes a Chile - La Razón






















Video subido por el blog javi270270

martes, 17 de noviembre de 2009


Alan García: Para los chilenos ahora resulta "Nacionalista"


José  Rodríguez Elizondo es un connotado analista político (y mediático) de los asuntos internacionales de Chile. Como profesor universitario no para de despotricar, en cada una de sus clases, de la posición peruana en La Haya con respecto al diferendo marítimo. Fue, por más de una década, columnista de la revista Caretas en temas internacionales y radicó en Lima casi toda la década de los 80s.

Sus contactos en Lima sobre temas secretos, fueron tan amplios que logró urgar en temas sobre los que muy pocos analistas y estrategas tuvieron acceso. Por ejemplo, sobre los planes y preparativos de una "guerra preventiva" que alistaban Perú y Chile, a finales de los 70s.

Ahora escribe para dos importantes diarios chilenos y la actual coyuntura de espias y espiados ha sido propícia para que Rodríguez Elizondo desenfunde sus argumentos antiperuanos. Veamos:

Alan García: Del aprismo al nacionalismo


Noviembre 17, 2009
Por José Rodríguez Elizondo
Publicado en La Tercera
Aunque sin pretenderlo, Alan García se ha convertido en un ejemplo personalizado de la crisis de las ideologías durante la pos- guerra fría. Paradigmática será, para los historiadores de las ideas, la contradicción entre su política hacia Chile y el integracionismo aprista -indoamericanismo- que él había tratado de pulir y recrear.

En vida del líder fundador Víctor Raúl Haya de la Torre, esas tesis estaban en el bagaje teórico y emocional de cualquier militante aprista. El propio Víctor Raúl formaba parte de esa elite de peruanos que, junto con los chilenos de la vertiente o'higginiana, pensaban la relación estratégica bilateral en términos fraternales. Por ello, O´Higgins fue acusado, en su época, de "peruanófilo" y Haya de la Torre fue estigmatizado, en la suya, como "chilenófilo".

García siguió esa línea en su obra El futuro diferente: la tarea histórica del Apra (1982). "Luchamos por la integración de nuestro subcontinente", escribió entonces. Luego remachó la idea en su opúsculo Modernidad: neoliberalismo y neofascismo (1997), donde definió la integración como "el único proyecto de largo aliento que dará a nuestras democracias solidez y a nuestros pueblos, la profunda certeza del futuro".

Hoy día, uno se pregunta ¿hasta dónde puede estirarse el pragmatismo de García, para mantener la armonía entre el integracionismo y el nacionalismo vulgar?

Quienes creemos que sin ideas políticas sólo hay administración de coyunturas, sabemos que es una pregunta dura. Sin embargo, pocos se han dado cuenta de que García ya se la planteó… y la resolvió de una plumada. En su entrevista para La Tercera del 30 de agosto puso término a cualquier escrúpulo doctrinario: "Nacionalistas somos todos (…) Para mí, nacionalismo significa potenciar al país", dijo con rotunda claridad.

Un duro golpe, por cierto, para los apristas integracionistas de la vieja guardia. Sus concepciones precursoras de la socialdemocracia moderna, tan orgullosamente arraigadas, hoy corren el riesgo de ser asimiladas al tronco común del nacionalismo. Ese del cual cuelgan, ya, el etnonacionalismo de la familia Humala y el niponacionalismo de la familia Fujimori.




Actualización:
Han Surgido respuestas a esta opinión de Rodríguez Elizondo:

domingo, 15 de noviembre de 2009


Guerra sucia

Pico TV
Diario Trome



Después de treinta años, nuevamente un escándalo por espionaje sacude las agrietadas relaciones diplomáticas entre el Perú y Chile. Nuestro vecino del sur no solo ha iniciado una desproporcionada y provocadora carrera armamentista, sino que realiza maniobras en nuestra propia cara con nombres que abofetean la trágica historia de la Guerra del Pacífico, por el lado peruano, 'Operación salitre', que fue el mineral que los mapochinos le arrebataron a Bolivia y a nosotros como botín de guerra.

No solo se burlan de nuestros embajadores que buscan 'el desarme' en la región. No les interesa hablar del tema. Además, esa propuesta de Alan García peca de inocente. Aun si los sureños aceptaran la propuesta de limitar sus gastos en armas, ya están recontra bien 'atiborrados' con un arsenal envidiable, fruto de 10 mil millones de dólares gastados en armas en los últimos ocho años.

Pero no contentos con eso, todavía se infiltran en nuestras Fuerzas Armadas para espiar nuestro alicaído armamento, muchos de ellos obsoletos o chatarra, adquiridos por dos traidores a la patria con nombre propio: Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori. Ambos compraron armamento anticuado a traficantes ucranianos, como los aviones que se caían en plena exhibición. Ellos tienen igual o más culpa que el suboficial de la FAP Víctor Ariza Mendoza, quien trabajaba en la Embajada de Perú en Santiago en el 2003 y fue 'contactado' como espía chileno por un puñado de dólares: de 5 mil a 8 mil 'verdes'.

En 1979 sucedió un caso parecido que acabó trágicamente. Otro suboficial FAP, Julio Vargas Garayar, fue sorprendido fotografiando para los chilenos la base subterránea en La Joya, en Arequipa. Se habían cumplido cien años de la Guerra del Pacífico, las relaciones estaban de mal en peor. Igual, dos oficiales chilenos fueron sorprendidos tomando fotos en Talara a nuestros aviones Sukhoi.

El gobierno peruano expulsó al embajador chileno Francisco Bulnes y a los espías. Pero con Vargas Garayar no hubo piedad: fue fusilado el 20 de enero de 1979.

Como existía una prensa confiscada, solo la revista 'Caretas' logró hablar con el espía, dijo que trabajó como doble espía por orden de su comando: 'he arriesgado inútilmente mi vida a favor de mi patria (...) y como premio me dan cinco plomazos y la deshonra de ser tachado de traidor (...) me declaré culpable, pero no informan al pueblo peruano que lo hice por medio de la tortura, que mi juicio fue un fraude y burla' (Julio Vargas Garayar).

Por publicar el informe Garayar, 'Caretas' sufrió la confiscación de su material y clausura. Cuatro días después fusilaban al suboficial. Apago el televisor.


miércoles, 11 de noviembre de 2009


Cuba intenta frenar el cambio con alevoso ataque a Yoani



Yoani Sánchez, la bloggera cubana que ha  alborotado el gallinero de los viejos políticos de la dictadura cubana que se resisten a dejar el Poder, fue golpeada,detenida y medio secuestrada por unos gorilones adictos al régimen de Fidel Castro. Y todo con la  intención de evitar que encabece una manifestación de jóvenes cibernáutas que exigen al gobierno cumpla la promesa de abrir a los cubanos el libre acceso al internet. La noticia, por supuesto, dió la vuelta al mundo y ella ha recibido la solidaridad de todos los comunicadores que ancían una Cuba próspera basada en los mecanismos que otorga las libertades democráticas.

Es más, existe un grupo de periodistas, economistas y dirigentes cubanos que se ha declarado en rebeldía contra estos atropellos e intentos de los viejos líderes (dizque socialistas) de perpetuarse en el Poder, basándose en los recortes de las libertades democráticas que una minoría cada vez más númerosa y valiente se atreve a desafiar.

Transcribo a continuación lo descrito por Yoani en su blog sobre lo que sucedió el día del cobarde ataque.

generación Y


"Cerca de la calle 23 y justo en la rotonda de la Avenida de los Presidente, fue que vimos llegar en un auto negro –de fabricación china– a tres fornidos desconocidos: “Yoani, móntate en el auto” me dijo uno mientras me aguantaba fuertemente por la muñeca. Los otros dos rodeaban a Claudia Cadelo, Orlando Luís Pardo Lazo y una amiga que nos acompañaba a una marcha contra la violencia. Ironías de la vida, fue una tarde cargada de golpes, gritos y malas palabras la que debió transcurrir como una jornada de paz y concordia. Los mismos “agresores” llamaron a una patrulla que se llevó a mis otras dos acompañantes, Orlando y yo estábamos condenados al auto de matrícula amarilla, al pavoroso terreno de la ilegalidad y la impunidad del Armagedón.

Me negué a subir al brillante Geely y exigimos nos mostraran una identificación o una orden judicial para llevarnos. Claro que no enseñaron ningún papel que probara la legitimidad de nuestro arresto. Los curiosos se agolpaban alrededor y yo gritaba “Auxilio, estos hombres nos quieren secuestrar”, pero ellos pararon a los que querían intervenir con un grito que revelaba todo el trasfondo ideológico de la operación: “No se metan, estos son unos contrarrevolucionarios”. Ante nuestra resistencia verbal, tomaron el teléfono y dijeron a alguien que debió ser su jefe: “¿Qué hacemos? No quieren subir al auto”. Imagino que del otro lado la respuesta fue tajante, porque después vino una andanada de golpes, empujones, me cargaron con la cabeza hacia abajo e intentaron colarme en el carro. Me aguanté de la puerta… golpes en los nudillos… alcancé a quitarle un papel que uno de ellos llevaba en el bolsillo y me lo metí en la boca. Otra andanada de golpes para que les devolviera el documento.

Adentro ya estaba Orlando, inmovilizado en una llave de kárate que lo mantenía con la cabeza pegada al piso. Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza para que yo abriera la boca y soltara el papel. En un momento, sentí que no saldría nunca de aquel auto. “Hasta aquí llegaste Yoani”, “Ya se te acabaron las payasadas” dijo el que iba sentado al lado del chófer y que me halaba el cabello. En el asiento de atrás un raro espectáculo transcurría: mis piernas hacia arriba, mi rostro enrojecido por la presión y el cuerpo adolorido, al otro lado estaba Orlando reducido por un profesional de la golpiza. Sólo acerté a agarrarle a éste –a través del pantalón– los testículos, en un acto de desespero. Hundí mis uñas, suponiendo que él iba a seguir aplastando mi pecho hasta el último suspiro. “Mátame ya” le grité, con la última inhalación que me quedaba y el que iba en la parte delantera le advirtió al más joven “Déjala respirar”.

Escuchaba a Orlando jadear y los golpes seguían cayendo sobre nosotros, calculé abrir la puerta y tirarme, pero no había una manilla para activar desde adentro. Estábamos a merced de ellos y escuchar la voz de Orlando me daba ánimo. Después él me dijo que lo mismo le ocurría con mis entrecortadas palabras… ellas le decían “Yoani sigue viva”. Nos dejaron tirados y adoloridos en una calle de la Timba, una mujer se acercó “¿Qué les ha pasado?”… “Un secuestro”, atiné a decir. Lloramos abrazados en medio de la acera, pensaba en Teo, por Dios cómo voy a explicarle todos estos morados. Cómo voy a decirle que vive en un país donde ocurre esto, cómo voy a mirarlo y contarle que a su madre, por escribir un blog y poner sus opiniones en kilobytes, la han violentado en plena calle. Cómo describirle la cara despótica de quienes nos montaron a la fuerza en aquel auto, el disfrute que se les notaba al pegarnos, al levantar mi saya y arrastrarme semidesnuda hasta el auto.

Logré ver, no obstante, el grado de sobresalto de nuestros atacantes, el miedo a lo nuevo, a lo que no pueden destruir porque no comprenden, el terror bravucón del que sabe que tiene sus días contados."

La Culpa de la Víctima



Después de una agresión, hay ciertos miopes que culpan a la propia víctima por lo ocurrido. Si es una mujer que ha sido violada, alguien explica que su falda era muy corta o que se contoneaba con provocación. Si se trata de un asalto, los hay que sacan a relucir el llamativo bolso o los brillantes aretes que despertaron la codicia del delincuente. En caso de que se haya sido objeto de la represión política, entonces no faltaran quienes aleguen que la imprudencia ha sido la causante de tan “enérgica” respuesta. La víctima se siente -ante actitudes así- doblemente agredida.

Las decenas de ojos que vieron como a Orlando y a mí nos metieron a golpes en un auto, preferirían no testificar, sumándose así al bando del criminal.

El doctor que no levanta un acta de maltratos físicos porque ya ha sido advertido de que en este “caso” no debe quedar ningún documento probando las lesiones recibidas, está violando el juramento de Hipócrates y haciendo un guiño cómplice al culpable. A quienes les parece que debería haber más moretones y hasta fracturas para empezar a sentir compasión por el atacado, no sólo están cuantificando el dolor, sino que le están diciendo al agresor: “tienes que dejar más señales, tienes que ser más enérgico”.

Tampoco faltan los que siempre van a alegar que la propia víctima se autoinfligió las heridas, los que no quieren escuchar el grito o el lamento a su lado, pero lo resaltan y lo publican cuando ocurre a miles de kilómetros, bajo otra ideología, bajo otro gobierno. Son los mismos descreídos a los que les parece que la UMAP fue un divertido campamento para combinar la preparación militar y el trabajo en el campo. Esos que aún siguen creyendo que haber fusilado a tres hombres está justificado si de preservar el socialismo se trata y que cuando alguien golpea a un inconforme, es porque este último se lo buscó con sus críticas. Los eternos justificadores de la violencia no se convencen ante ninguna evidencia, ni siquiera ante las breves siglas E.P.D. sobre un mármol blanco. Para ellos, la víctima es la causante y el agresor un mero ejecutor de una lección debida, un simple corregidor de nuestras desviaciones.

Breve parte médico:

Estoy superando las lesiones físicas derivadas del secuestro del viernes pasado. Los moretones van cediendo y ahora mismo lo que más me molesta es un dolor punzante en la zona lumbar que me obliga a usar una muleta. Anoche fui al policlínico y me han puesto un tratamiento contra el dolor y la inflamación. Nada que mi juventud y mi buena salud no puedan superar. Afortunadamente, el golpe que me di cuando pusieron mi cara contra el piso del auto no ha afectado mi ojo, sino solamente el pómulo y las cejas. Espero estar recuperada en pocos días.

Gracias a los amigos y familiares que me han atendido y apoyado, se están desvaneciendo incluso las secuelas psíquicas, que son las más difíciles. Orlando y Claudia todavía están bajo el shock, pero son increíblemente fuertes y también lo lograrán. Ya hemos empezado a sonreír, que es la mejor medicina contra el maltrato. La terapia principal sigue siendo para mí este blog y los miles de temas que todavía me quedan por tocar en él.







martes, 10 de noviembre de 2009


La Caída del Muro de Berlín: Hace 20 años

Miguel Fernández Flores, periodista mexicano radicado en españa, trabaja actualmente para el sitio http://www.lainformacion.com/ y preparó este especial multimedia con motivo del 20 aniversario del derrumbe del Muro que mantuvo 28 años divididas a miles de familias alemanas.


La caída del muro de Berlin: Hace 20 años from Miguel Fernández (periodista me on Vimeo.

El Muro: A 20 Años de su Caída

Un extraordinario trabajo fílmico y de imágenes, realizó un grupo de jóvenes españoles (de Murcia) por el 20 aniversario de la caída del despótico Muro de Berlín que separo a miles de familias alemanas por más dos décadas y que, principalmente, simbolizó la guerra fría que enfrentó al mundo capitalista y occidental con el orbe socialista, encabezado por la Unión Soviética y que casi nos conduce a una suicida  guerra nuclear.
El pequeño documental se titula "El Muro" y resume visualmente lo que significó antes esta muralla de espanto y desunión, y en lo que se ha convertido hoy: en un alegórico canto a la esperanza y a la unión de los pueblos.


El muro from javi_oso on Vimeo.

sábado, 7 de noviembre de 2009


El "Ciberchancleteo" y la lucha en Cuba por democratizar el Internet

Estractos de la sesión de debate "Último jueves" organizada por la revista Temas de Cuba, con acceso restringido.Se reservaron el derecho de admisión, paporreteaban los gorilones emplazados en el ingreso del recinto que más parecía garita de control.

Los blogueros alternativos - o sea, aquellos que se han revelado contra la tiranía y el atropello a las libertades en la isla-  fueron impedidos de entrar, pero la bloguera Yoani Sánchez logró introducirse disfrazada con una peluca al recinto del debate y tomó la palabra. Aunque Cuba ha anunciado hace poco que liberará paulatinamente el uso de internet para los habitantes de la isla, las restricciones siguen latentes y los "filtros" que se imponen desde el Estado, muchas veces, son infranqueables.

El término "ciberchancleteros" ha sido acuñado por los defensores del régimen autoritario para intentar desprestigiar a los jóvenes blogueros que están contra las restricciones  a las libertades básicas.