martes, 3 de marzo de 2009


BRYCE Y EL RACISMO EN EL PERÚ

Artículo escrito por el periodista Manuel Jesús Orbegozo en su blog "El Mundo,Un Día".Él,periodista de larga data en El Comercio y actualmente,profesor en la Universidad San Marcos,nos habla con experiencia sobre este lastre que pervive entre los peruanos y que no permite nuestro desarrollo.
Sunday, February 20, 2005

BRYCE Y EL RACISMO EN EL PERU
El racismo en el Perú se mantiene vivo y acaso tan duro como el "apartheid en Sudáfrica. "Está más vivo que antes", ha dicho el conocido escritor peruano,Cholos, serranos y negros después de los blancosAlguna vez, Alfredo Bryce Echenique tuvo una frase feliz, -desde el punto de vista sociológico, cuando al borde del siglo XX, dijo, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que lo mejor que le pudo haber ocurrido en su juventud fue haber ingresado a esa universidad. “Recién entonces conocí al Perú real”, dijo.Acababa de pasar por la pila que exornaba el corazón del viejo local en el Parque Universitario cuando recibiò el grado de Doctor Honoris Causa. Con voz plena, en su discurso de agradecimiento, pronunció esa frase de oro. Bryce se refería a que la poblaciòn estudiantil de San Marcos, correspondía a jóvenes venidos de todas las clases sociales, pero fundamentalmente, de las provincias serranas del país.Y los serranos son la piedra de toque de la discriminaciòn racial en el Perú. Estos corresponden socialmente a lo que se demonina “raza indìgena” con características físicas y culturales muy diferentes a los que viven en la costa.Estos son por lo general de “raza blanca” aunque de ninguna manera “pura” porque, como se sabe, los peruanos originales, herederos del Tahuantinsuyo, se mezclaron con los españoles y poseriormente con los venidos de Europa. La primera amalgama producida por el encuentro de dichas dos razas produjeron lo que se conoce como “criollos” o “cholos” según el predominio de una etnia u otra.El indio, que produjo obras monumentales que causan la admiraciòn mundial -Cultura de Paracas, Machupicchu, Chanchan, Nazca, Chavin de Huántar, etc.-, fue maltratado hasta la humillaciòn.El Perú republicano no pudo corregir este desabalance social pese a los señalamientos contundentes hechos por estduiosos del problema como José Carlos Mariátegui y José María Arguedas, entre los más destacados. El racismo se produjo de todas maneras y prosigue hasta hoy. “En el Perú, el racismo que hay entre sus gentes se ha acentuado en vez de desaparecer” declaró Bryce a la Agencia EFE, luego de otro encuentro en San Marcos.El Rvdo. Padre Felipe McGregor, recientemente desaparecido, y la eminente doctora Maria Rostowrowski señalan que el racismo que se vive en el Perú puede ser peor que el “apartheid” de Sudáfrica en décdas pasadas.Yo, desde mi simple punto de vista periodístico, puedo atestiguar que, en el fondo, ese racismo era menos doloroso que el racismo peruano.El Johanesburgo comprobé el racismo, lo vi con mis propios ojos dolorosamente. Habìa colas, por ejemplo, para negros y colas para blancos; aunque era una cuestiòn solo formal.Pero, el racismo peruano es de conciencia. En el fondo de los corazones blancos hay un sordo desprecio hacia los corazones de los cholos y los serranos, de los indígenas o los negrosEsto no permite que fructifique un sentido de nacionalidad. El Perú no tiene nacionalidad. Los que van a las guerras, desde la del Pacífico hasta la del Cenepa reciente, -salvo excepciones- fueron más que nada indígenas, cholos o serranos. Ellos dieron su vida por la patria, no los blancos.“Cahapulin el Dulce” y los componentes de un grupo de música folklórica de éxito, declararon recientemente que les dolia en el alma cuando les cerraban las puertas de todo sitio “porque eramos serranos”. Ellos triunfaron en su medio, pero guardan un cierto matiz de rencor aceptable en sus corazones.Bryce hizo un rápido analisis de la situacxiòn y manifestó que los Conos que ya están consolidados en el norte y sur de la ciudad Capital, son como una especie de desquite de los invasores provincianos, de aquellosinmigrantes serranos o indígenas que dejaron su habitat de Los Andes para venirse a probar suerte frente al mar.Y ahí están ahora, haciendo desocupar a los limeños, de sus tierras de nacimiento. “En las playas del sur de Lima, dijo Bryce, los ricos intentan reproducir las viejas estructuras de poder donde el trato y las maneras de decir las cosas son miles dependiendo a quien se las digas; en eso, el Perú tiene una desventaja muy profunda frente a los otros países de poblaciones indígenas, como Ecuador o México”, expresó.Bryce fue brutal en su analisis. Como blasfemando dijo: “En Perú, la mirada del otro es siempre el infierno. El pueblo aún no ha participado en la historia, ha sido siempre el pasivo y no el activo. Solo participó de modo indirecto en la guerra que se hizo contra el terrorismo, Sendero Luminoso, donde llevó la peor parte”.Y eso que Bryce no vive permanentemente en el Perú, “vive como a caballo entre su pais y Europa, como lo dijo y si no estaría viendo todos los días y a cada rato, la sorda fórmula de apartheid que funciona entre los que son de un tinte u otro, aunque hayamos nacido en el mismo país.Otro estudioso, Wilfredo Andito Vega, ha escrito recientemente en un diario local: “Sin embargo, todavia vergonzosamente el contraste con un país antaño más racista que el Perú, en Sudáfrica, cuando fue abolido el apartheid, muchas empresas se esforzaron por dar una imagen no racista, incorporando a sus filas empleados negros, mestizos e indios. En el Perú, algunos empleadores todavía prefieren dar la imagen de un apartheid que está prohibido legalmente. Para corregir estas prácticas discriminatorias, es fundamental no solamente la presiòn social sino la intervenciòn directa del Ministerio de Trabajo, como manda la ley.Si prendes la televisión, verás los réclames publicitarios de jabones, detergentes o cervezas, animados por hermosas muchachas rubias, todas blancas, ninguna mestiza. Entonces pensarás que estás en Alemania o Inglaterra, pero no en el Perú.

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