viernes, 25 de noviembre de 2011


La Gran Decantación


Foto de El Comercio
Fuente original Desde el Tercer Piso
Escrito por José Alejandro Godoy
25 de noviembre de 2011
Si en mi columna de ayer (disculpen la autocita) señalé cómo el flanco izquierdo iba a ocupar un rol menor durante el gobierno, hoy la situación ha escalado un nivel más.
En la edición de hoy del diario La Primera, Carlos Tapia hizo pública la carta de renuncia a su puesto como asesor político de la Presidencia del Consejo de Ministros. Una misiva bastante fuerte dirigida a Salomón Lerner Ghitis y que resume La República:
Según indica en la misiva, la renuncia habría sido solicitada originalmente por el propio presidente de la República, Ollanta Humala, quien habría asegurado que “o te vas tú o se va él”, en referencia al Premier.
Tapia García continúa agradeciendo el gesto de haberlo nombrado asesor político del consejo de ministros y sin embargo, en otra parte de la misiva denuncia un acto grave: seguimiento.
“Espero que, con mi alejamiento, los agentes de inteligencia, que me han hecho un seguimiento permanente, podrán dedicar su valioso tiempo a hacer las tareas propias de su actividad”, denuncia.
Esta acción de seguimiento sería asignada por el propio jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, a quien además critica de la siguiente manera: “Siempre me ha llamado al atención que la jefatura de la DINI se le encargue a un ex capitán del ejército, quien en los últimos años ha hecho labores de seguridad e información para compañía minera”, agrega.
En el siguiente párrafo dirige sus palabras hacia “un asesor brasileño”, quien habría sido una pieza vital en el triunfo de Ollanta Humala en al segunda vuelta:
“Considero muy dañino para nuestro proyecto político y para el propio liderazgo de Ollanta, la presencia de un asesor extranjero, que quizás fue necesario para ganar la segunda vuelta, pero ahora goza de un gran poder entre las sombras y es útil para operaciones políticas de todo tipo”
Varios comentarios sobre esta carta que es dinamita pura:
1. EL DETONANTE: Según Tapia, lo que provocó su salida es una entrevista brindada a Ideele Radio el martes, en relación con el conflicto social alrededor del proyecto Minas Conga. Tapia allí se refirió en términos muy fuertes a algunos defensores de empresas mineras:
“No puede continuarse una explotación minera como se ha venido haciendo en los últimos veinte años en el Perú, porque está demostrado que en los estudios de impacto ambiental, lobby que se hacen, la corrupción vigente, en la cual muchos felipillos de las empresas mineras, son portavoces, y por lo tanto, creen que llegando a acuerdos con dos, tres o cuatro funcionarios y cumpliendo tales y cuales trámites burocráticos, tienen legitimidad para pedir el apoyo de las Fuerzas Armadas, de la Policía para que definan sus intereses malamente conseguidos, eso tiene que terminar”, apuntó.
Pero también, curiosamente, dijo esto sobre el tema Conga:
“Creo que la misma propuesta del presidente del Consejo de Ministros de llamar a los alcaldes para conversar, sino se puede ahora porque se señala que no van a venir muchos alcaldes porque están preparando el paro, que se sea después del paro, pero que haya ese evento, pero que no se suscriba únicamente a Conga, que Conga sea el símbolo de que por fin los peruanos, el Estado y las empresas mineras nos ponemos de acuerdo para llevar a buen curso las potencialidades de la minería en el Perú y en el desarrollo de los pueblos”, señaló.
De hecho, más que un extremista, Tapia ha procurado buscar algún vehículo de entendimiento entre las tres partes en el tema minero. De hecho, él propuso un Pacto Nacional Minero que permita darle viabilidad a la inversión en este sector, salvaguardando al medio ambiente y la relación con las comunidades. Y esta es la línea que ayer Ollanta Humala utilizó en un discurso dado ayer. De allí que no se entiende lo ocurrido.
2. LAS FORMAS: Hay también un tema complicado aquí. Independientemente o no que se pueda estar de acuerdo con Tapia o con Humala, lo cierto es que el ingeniero rural fue una persona que se la jugó por el proyecto político nacionalista incluso cuando varios de nosotros señalábamos que era un error hacerlo. Y, de hecho, Tapia tuvo tareas de vocería y, posteriormente, de contacto con las organizaciones de izquierda, durante los 5 años en que el hoy Presidente era opositor. Que Humala le pida la salida por interpósitas personas es algo que le deja mal sabor de boca al hoy ex asesor. Feo que le hagas eso a una persona que puso su prestigio y trabajo para espantar cucos.
3. LA PRECARIEDAD DE LA IZQUIERDA: El sector de izquierda que acompañó a Ollanta Humala recién se percata de cuán frágiles eran sus vínculos con el Presidente de la República. Finalmente, parecen haberse dado cuenta que, más allá de algunos puestos gubernamentales, su programa no es el que se aplicará, que se harán pocos cambios graduales y que, peor aún, al haber apostado durante varios años a la imagen de Humala, perdieron tiempo en fortalecer sus propias organizaciones. Y allí ya dependerá de cada individualidad ver si se quedan o no en el gobierno.
Al final, creo que este sector pecó de ingenuo y creyó que la Hoja de Ruta era un camino táctico para luego aplicar La Gran Transformación (igual error cometió el sector de derecha más extrema).
4. LA DINI: Esto da para una línea de investigación completa. Tapia señaló esta tarde en RPP que le hicieron escuchar un audio de una conversación suya grabada. El ex asesor le ha echado el pato del presunto espionaje a Víctor Gómez Rodríguez, el jefe de la DINI, quien, como señala Tapia en su carta, ha sido jefe de seguridad de Antamina y de Southern Perú.  Hasta el momento, nadie en el gobierno ha aclarado este tema. Y la única voz ha sido la de la congresista oficialista Rosa Mavila pidiendo una investigación al respecto.
Ojo que una deuda pendiente de la década pasada fue reformar los servicios de inteligencia, cuestión en la que Toledo y García, por motivos distintos, no pusieron énfasis. Por ello, he aquí algo que, si no demoran en aclarar, le va a caer como una rueda de nieve al gobierno, sobre todo, porque el denunciante no es precisamente Aldo Mariátegui, sino una persona afín al régimen.
5. FAVRE: El asesor brasilero no era precisamente querido desde hacía tiempo en el sector más zurdo del gobierno. Ayer hicimos referencia a la columna de Raúl Wiener. Hoy citamos el artículo de Carlos León para Dedo Medio, en el cual, se señala la desesperación del sector zurdo cuando se percatan de su desplazamiento por los brasileros:
Entonces empezó el viento tibio, incipiente, lleno de voces del pasado. “¡A él lo vi en Alianza Revolucionaria de Izquierda! ¡Favre era trotskista! ¡De los que dividió a la izquierda!” recuerda uno con rabia, pero hacerlo ya era en vano. Da vergüenza mirar los sillones, las alfombras, el cuadro colgado en la pared con la foto de un Ollanta más joven y flaco, destacaba el polo rojo que nunca antes había parecido tan pálido como ahora. Pensaban, “y ahora qué”. Tampoco tenían a dónde irse, había que seguir no más, caballero.
Dicho esto, hay algunos temas que el gobierno deberá aclarar en relación con Felipe Belisario Wermus, conocido aquí como Luis Favre. ¿Está asesorando al gobierno formalmente? ¿Cuál es la relación que tiene el Estado con la empresa FX Comunicao Global? ¿Y cual es el peso real de Favre en el gobierno? Sobre este último punto, el comunicador brasilero ha dicho vía Twitter:
Tant va la cruche à l’eau qu’à la fin elle se casse. El pez por la boca muere. Ladran Sancho etc.
Y estas preguntas se hacen mayores considerando las cercanías de este gobierno con el PT, así como las cercanías del partido de gobierno en Brasil con empresas que tienen intereses en el país. Cuestiones que, por cierto, no se dicen solamente ahora.
El gobierno está en una etapa de definiciones y, probablemente, ello llevará a ajustes en el elenco. Sin embargo, las formas y los métodos empleados también pesan mucho y, si los mismos no se cuidan, no solo se dejarán resentimientos en el camino, sino también una mala imagen o sospechas que no son buenas para ninguna democracia, por más frágil que ésta sea.

martes, 22 de noviembre de 2011


Gobernar no es tan fácil


13 de noviembre de 2011
Escribe: Fernando Rospigliosi

Ollanta Humala y su gente había prometido manejar y terminar con  los conflictos sociales. La receta: prevención y diálogo. Creyeron descubrir la pólvora.
Una de las constataciones más preocupantes de estos cien primeros días, es la falta de liderazgo del presidente Ollanta Humala. Lo que ha ocurrido con el vicepresidente Omar Chehade es una muestra clara de ello. En el mal tratamiento de los conflictos sociales es también patente esa carencia de liderazgo.
La hora de los conflictos
Aunque era evidente que si ganaba Humala los conflictos aumentarían, muchos estaban empeñados en creer lo contrario. Las razones para el incremento de la conflictividad social están a la vista.
En primer lugar, los promotores de los conflictos han votado por Humala. Es natural que sientan que ha llegado su hora. Sus expectativas eran inmensas, no solo por el entusiasmo que despierta una campaña electoral, sino porque tenían razones para pensar que Humala en el gobierno les daría lo que pedían.
Humala y sus partidarios habían alentado en el quinquenio precedente cuanta movilización encontraban en el camino. Específicamente, el candidato presidencial se había pronunciado en Cajamarca contra la minería, como se han encargado de recordarle ahora.
En segundo lugar, el gabinete presidido por Salomón Lerner se comprometió a respetar la política económica y la inversión privada, en particular la minera. El acuerdo alcanzado con los representantes de ese sector para elevar los impuestos en 3.000 millones de soles al año, da por sentado que los proyectos mineros se incrementarán en el próximo quinquenio.
La contradicción entre ambas posiciones –las dos presentes en el gobierno– es insalvable.
En tercer lugar, el gobierno carece de la capacidad política para manejar los conflictos. Sus principales funcionarios, empezando por el presidente de la República, no los entienden. Y, peor todavía, carecen de los operadores políticos para intervenir adecuadamente. Así, las cosas terminan siempre recayendo en manos de la Policía que, además, es claramente impotente para imponer el orden. (El ministro del Interior está escondido).
Humala y Lerner dicen que el proyecto Conga seguirá adelante. Pero en Cajamarca, los congresistas humalistas y el gobernador nombrado por el gobierno se suman a las movilizaciones contra la minera. Nadie defiende la posición del Ejecutivo, ni trata de persuadir a la opinión pública de sus beneficios, ni de contrarrestar la propaganda antiminera.
En Andahuaylas, una huelga que empieza con justificada razón contra la minería informal, se convierte en una asonada contra toda la minería. Igual que en Cajamarca, nadie explica, convence, persuade.
Al final, cuando las cosas ya están fuera de control, mandan a dos ministros que no tienen ninguna experiencia en manejo de conflictos. Van a negociar, además con las carreteras tomadas. Y para colmo, lo hacen en la ciudad que es el centro de la revuelta, con la muchedumbre acechándolos. No es de extrañar que todo haya terminado en un desastre, con los ministros huyendo despavoridos y la turba apropiándose de la ciudad.
Para colmo, firman desde Lima un acta donde se comprometen a abogar por el fin de la minería en dos provincias. Una capitulación inútil, además, porque no ha logrado tranquilizar a los revoltosos que se sienten vencedores. Como es obvio también, esta derrota del gobierno va a incentivar nuevas revueltas en otros lugares del país.
¿Esa es la prevención que anunciaban? ¿No era que los humalistas sí sabían dialogar a diferencia de los anteriores?
Tienen que decidir
Los nuevos gobernantes todavía no parecen haberse dado cuenta que han sido elegidos para gobernar. Concretamente, en el caso de los recientes conflictos sociales, pretenden jugar el papel de facilitadores: se sientan en la mesa para que las empresas y los que están en contra de la minería expongan sus puntos de vista, tratando de acercarlos. Absurdo. Ese no es el rol del gobierno.
Tienen que dialogar, pero con una posición definida, tratando de persuadir a los que no están de acuerdo y haciéndoles ciertas concesiones, pero sin abdicar de su objetivo central.
Si el presidente y su entorno son conscientes que la minería es indispensable para el desarrollo del país, tienen que apoyarla y movilizar a sus operadores políticos con ese propósito. Y cesar a los enemigos de la inversión privada que ocupan cargos claves en el Estado, que están saboteándola.
Si hay empresas que no respetan las normas medioambientales, tienen que sancionarlas o cerrarlas, pero si actúan de acuerdo a la ley, respaldarlas.
O, si Humala vuelve a sus propuestas originales, que lo diga ya, que dé la razón a los antimineros y prohíba la minería en todo el país. Si este es el caso, que despida a Lerner y Miguel Castilla, y que nombre a Javier Diez Canseco y Félix Jiménez para reemplazarlos. Y que traiga de Cajamarca al presidente regional Gregorio Santos y lo nombre ministro de Energía y Minas. O al padre Marco Arana.
Pero que se defina de una vez, que asuma el liderazgo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011


Volver a la Edad de Piedra



06 de noviembre de 2011
Escrito por Fernando Rospigliosi

Los antimineros pretenden regresarnos, literalmente, a la edad de piedra, una edad sin metales. Está en juego el desarrollo del país y el gobierno titubea y balbucea.
 
A los antimineros no les gusta que se les llame antimineros. Dicen que no se oponen a la minería en general, sino solo a las minas en cabecera de cuenca, a las que afectan lagunas, a las de tajo abierto, a las que usan algún elemento que pueda impactar el ambiente, etc. Finalmente, si se les pregunta con cuál proyecto minero están de acuerdo, la respuesta es: ninguno.



Nos concierne a todos
Algunas personas observan lo que está ocurriendo con la minería como un conflicto distante, que sólo afecta a unas cuantas empresas y a los grupos que se oponen a la minería. En realidad, nos importa a todos los peruanos.
El extraordinario y sostenido crecimiento del Perú en la última década no hubiera sido posible sin el aumento incesante de la producción y la exportación de minerales.
El economista Oscar Dancourt ha sostenido desde hace años la tesis que las crisis del último medio siglo o más se producían cuando las divisas, los dólares, no alcanzaban para importar los bienes que el país requería.
Cuando la economía crecía, aumentaban las importaciones de maquinarias e insumos para la industria, la construcción, etc. También el incremento de los ingresos de las personas aumentaba el consumo y se importaban más televisores, refrigeradores, automóviles. Las importaciones se pagan en dólares. Entonces, a mayor crecimiento, mayor necesidad de dólares para importar.
A lo cual hay que agregar la carga de la deuda externa, que se paga en dólares, naturalmente.
El problema es que las exportaciones nunca crecían tanto y al cabo de algunos años los dólares ya no alcanzaban para importar lo que el país demandaba. Venía entonces la devaluación, la inflación, los paquetazos, la crisis y un largo periodo de recesión.
En la última década eso no ocurrió por la sencilla razón de que no faltaron divisas. Y no faltaron divisas porque la producción y las exportaciones mineras aumentaron espectacularmente.
Las estadísticas
Según cifras del Banco Central de Reserva, las exportaciones en el 2001 fueron US$ 7,025 millones. En 2010, US$ 35,564 millones. Es decir, se multiplicaron por cinco.
De esas exportaciones, las mineras el 2001 sumaron US$ 3,202 millones (45% del total) y en el 2010 alcanzaron US$ 21,722 millones (61% del total). Es decir, se multiplicaron por siete.
No hay duda de que gracias a las exportaciones mineras (casi dos tercios del total) el país ha contado con las divisas necesarias para importar todo lo que necesitaba, pagar la deuda externa (¿alguien se acuerda de las crisis y las acaloradas discusiones sobre la deuda en los 70s, 80s y 90s?) y acumular una cantidad nunca vista de reservas internacionales.
El 2010 las reservas netas fueron de US$ 44,105 millones, cinco veces más que en el 2001 (US$ 8,613 millones).
En suma, sin el incremento espectacular de las exportaciones mineras, el Perú no habría podido crecer sostenidamente durante una década como lo ha hecho.
¿Contaminación?
Como los antimineros no pueden negar esta realidad, su último argumento es “no importa, preferimos ser pobres y atrasados, pero vivir como antes, porque la minería contamina”.
Es falso también. La minería, como cualquier otra actividad humana, impacta el ambiente. Pero la minería moderna lo hace cuidando el ambiente.
Uno de los argumentos contra la minería es que le quita el agua a la agricultura. Es falso. Por ejemplo. El proyecto Conga, en discusión ahora, va a afectar cuatro lagunas pero construirá embalses que más que duplicarán la disponibilidad de agua a la agricultura, de 1.4 millones de metros cúbicos de agua que contienen las lagunas a 3.2 millones de metros cúbicos en cuatro nuevos reservorios.
Tampoco es cierta la disyuntiva “agricultura limpia o minería contaminante”. La agricultura, como todas las actividades humanas, también impacta el medio ambiente. Los insecticidas, pesticidas, fertilizantes, etc. dejan una huella muy fuerte en el ambiente. (Ver por ejemplo, FAO, “Lucha contra la contaminación agrícola de los recursos hídricos.”).
El uso del agua es otro tema. En la desértica costa peruana se siembran decenas de miles de hectáreas de arroz (Camaná, La Libertad, Lambayeque, Piura), un cultivo que consume cantidades astronómicas de agua: 18,000 metros cúbicos por hectárea y por campaña. Además, el cultivo de arroz saliniza la tierra.
¿Alguna vez los ambientalistas han bloqueado carreteras y atacado los molinos de arroz? Si lo hicieran, algún ingenioso publicista nos amenazaría con quedarnos sin el sabrosísimo e indispensable arroz con pato.
Nada de nada
Para aquellos izquierdistas y antiimperialistas disfrazados de ambientalistas –no todos los ambientalistas son así– no debe haber minería formal y legal en el Perú. De la ilegal que contamina y no paga impuestos, casi nunca dicen nada, y jamás hacen nada contra ella.
Pero ahora tampoco se pueden construir represas, embalses e hidroeléctricas (energía renovable y limpia). Menos aún transvasar agua de la vertiente oriental de los Andes, donde abunda y se desperdicia, a la árida y sedienta vertiente occidental, como lo muestra la anulación por este gobierno del proyecto Corina.
En una región no se puede usar el agua que proviene de otro departamento, como ocurre con Majes Siguas II entre Cusco y Arequipa. Tampoco, por supuesto, se puede explorar en la selva es busca de gas y petróleo.
En suma, nos quieren devolver a la edad de piedra. Y lo están logrando, como muestra la disminución de la producción minera.