Nuestro más connotado escritor Mario Vargas Llosa consiguió doblarse el brazo a nuestro lunático y terco presidente. Logró, así todo lo indica hasta el momento, convencerlo de los beneficios de un Museo a la Memoria para que las próximas generaciones conozcan la pesadilla que nos tocó vivir por el mesianismo ideológico de Sendero y la brutal respuesta que se dio a este alzamiento.
Vargas llosa, dejando atrás justificados rencores del pasado se acercó a García Pérez y habría acordado la utilización de la donación alemana en la construcción de un recinto emblemático que albergue exposiciones (de ambos frentes de la guerra interna) para tener un referente histórico de lo que nunca debe repetirse en nuestra Nación.
Este encuentro, y el consenso alcanzado, no son bendecidos por el arzobispo de Lima, monseñor Luis Cipriani, quien desde un inicio ha rechazado la posibilidad de aceptar “la imposición” de una donación para construir un museo que recuerde las barbaridades ocurridas en nuestro país entre 1980 y 1995.
Debe recordarse, que Luis Cipriani, fue en los 80s obispo de Ayacucho y capellán en la base militar Los Cabitos donde se presume se cometieron las más salvajes violaciones, torturas, asesinatos y desapariciones de estudiantes y campesinos de la zona.
Pero, cuándo no, salieron al frente los críticos anárquicos que extralimitan su función fiscalizadora pretendiéndose filtro moral de los entuertos políticos.
César Hildebrandt, escribe hoy en el diario La Primera un artículo titulado “La pluma y la espada” en donde descalifica lo obtenido por Vargas Llosa aduciendo que un encuentro entre los dos nunca debió darse por ser antinatural.
Nada más jalado de los cabellos. Aunque no pretendemos justificar la premisa que en la política todo vale, una negociación para viabilizar la historia de nuestro querido país sí merecía dejar de lado el encono y flexibilizar antiguos rencores.
Hildebrandt recuerda que García Pérez en su primer gobierno fue partícipe por acción u omisión de numerosos crímenes de lesa humanidad, cuya autoría no ha sido esclarecida aun, los que lo harían merecedor de un lugar en el Museo a la Memoria. Eso es muy cierto. Pero nada impide que se avance en la solución de impases que debilitan la unión de los peruanos.
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El Perú tendrá Museo de la Memoria
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