jueves, 2 de abril de 2009
FUJIMORI confesó su culpa en cadena nacional
En una sorpresiva cadena nacional de radio y televisión, el acusado ex presidente Alberto Fujimori intentó revertir la opinión pública en su contra, pero en ese afán cometió un error garrafal que echaría por tierra la defensa de su abogado César Nakasaki.
Admitió que él monitoreaba toda la guerra contrasubversiva, hasta “las batidas”, con lo que se demuestra que resulta imposible que Fujimori no se haya enterado de la existencia del grupo de exterminio del Ejército llamado Colina , y que además tenía su cuartel a poquísimos metros de donde vivía en las instalaciones del SIN.
También afirmó que le “dolió en el alma” la masacre ejecutada contra indefensos ciudadanos en la quinta de Barrios Altos. Tan es así, que –según han confesado varios miembros del destacamento Colina- los felicitó, ascendió de grado a todos sus miembros, y cuando la justicia cayó sobre ellos, promulgó una ley de amnistía que los liberó de culpa a todos.
Pero como dicen, el pez suele morir por la boca.
Fujimori admitió por primera vez que al mando de las FF.AA realizó operaciones psicológicas y, como se sabe, éstas forman parte de la guerra de baja intensidad o no convencional que desarrolló EE.UU para combatir a la subversión comunista que intentó propagarse en América Latina desde los años 70s.
En la guerra psicológica se enmarca los grupos de exterminio selectivo para infundir terror en el enemigo y paralizarlo. Así, a las fuerzas contrasubversivas del Estado no le bastaba ocasionarle derrotas militares, detener a sus principales cabecillas terroristas, sino que debían golpearlos con campañas psicológicas para amedrentarlos y frenar su accionar.
Así lo han revelado varios miembros del grupo Colina que se acogieron a la confesión sincera y dos directivas secretas que se constituyen en la partida de nacimiento de los grupos de exterminio del ejército.
La primera, dada por Alan García, en la postrimería de su primer gobierno que amparaba el accionar del denominado comando “Rodrigo Franco” y una segunda, dictada al inicio del régimen de Fujimori en donde se dio carta libre para que el Servicio de Inteligencia del Ejército conforme un destacamento de operaciones especiales y psicológicas: Un “escuadrón de la muerte”.
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