Miercoles, 6 de mayo de 2009
¿Es la ‘hora de cierre’ de los periódicos en Estados Unidos?
Crisis de la industria periodística deja en la calle a miles y despierta un debate sobre su rescate y reinvención, así como su impacto en Latinoamérica. Iniciativa legislativa en EE.UU. busca convertir a los diarios en organizaciones sin fines de lucro, y los exoneraría de algunos impuestos.
Enrique Flor, IPYS, Miami.
“Renuncié, te responderé en un correo electrónico”, dijo por teléfono Humberto Castelló el pasado 20 de marzo, al día siguiente de conocerse su salida como director de El Nuevo Herald, uno de los tres periódicos hispanos de mayor circulación en Estados Unidos.
Una semana después, la respuesta no llegó y tras una nueva llamada, Castelló prefirió seguir evadiendo el tema. A pesar de su respetable silencio, es público el desacuerdo de Castelló con los recortes de empleos y reducciones de salarios para ahorrar costos a la compañía, los cuales fueron anunciados por The Miami Herald, diario hermano de El Nuevo Herald, el 11 de marzo.
Se trataba del recorte del 19 por ciento de la fuerza laboral, ante el despido de 175 trabajadores y la eliminación de otras 30 plazas vacantes de los diferentes departamentos de ambos diarios pertenecientes a McClactchy, un conglomerado que es dueño de 30 periódicos en el país.
Sólo en 2008 cerca de 15,400 empleados fueron despedidos o forzados a renunciar, de acuerdo a cálculos compilados por Erica Smith, periodista del St. Louis Post Dispatch, que contabiliza las pérdidas de empleo en el sector.
Y en los tres meses que van de 2009, ya se registran 3 mil nuevos desempleados más, agrega Leonardo Ferreira, profesor y director de estudios de posgrado de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Miami (UM).
“Cuando periódicos tradicionales como el Rocky Mountain News, en Denver Colorado, después de 150 años de existencia cierran por la crisis financiera todo esto habla de una situación muy grave, la crisis que vive la prensa en Estados Unidos es crítica”, afirma Ferreira.
Según él son dos los factores fundamentales que agudizan la crisis de la prensa estadounidense: la crisis económica que soporta el país y el auge de medios alternativos electrónicos.
En el primer caso, de acuerdo con Ferreira, la prensa ha sido afectada por la caída de sus ingresos publicitarios, a raíz de una desaceleración económica en la que la mayoría de industrias ha recortado sus presupuestos de avisaje en diarios.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Periódicos de Estados Unidos, los ingresos por publicidad de la prensa cayeron en 18.1% en el último trimestre de 2008. A eso se suma que los periódicos han sufrido una gran pérdida de suscriptores, así como la evidente caída de sus tirajes. Pero además, Ferreira considera que “las divisiones de noticias se diluyeron en un modelo económico del gigantismo, el del gran conglomerado que entró a negocios de entretenimiento, parques de diversiones, telefonía, televisión dramática, cine, etc., que acabaron siendo manejados por abogados y economistas que no entienden de noticias y que terminan debilitando la perspectiva y calidad periodística”.
En segundo lugar, Ferreira explica que existe una desadaptación del periodismo escrito tradicional frente al despegue de Internet.
“La prensa tradicional, que es muy conservadora, todavía no entiende el fenómeno online, y ahora tiene que trabajar sobre la marcha, con presiones económicas muy fuertes”, afirma.
Sin embargo, el investigador puntualiza que Internet aún carece de un modelo económico de autosuficiencia.
“Hasta ahora, de manera general, Internet está dando pérdidas a pesar de los esfuerzos que se están haciendo”, agrega.
Para Mario Diament, profesor y director del programa de posgrado de la Escuela de Periodismo y Medios de Comunicación de la Universidad Internacional de Florida, a los factores antes mencionados se suman otros dos más.
Por un lado, el académico señala que las generaciones más jóvenes en Estados Unidos no leen periódicos. De otro lado, las expectativas de ganancias de los empresarios periodísticos generalmente han sido muy altas. En la mayoría de casos esas expectativas son mayores al 20%.
Proyecto de rescate
Ante el crítico panorama, Diament resalta la iniciativa legislativa para rescatar la industria periodística en Estados Unidos, presentada por el senador demócrata Benjamin Cardin.
Se trata de una propuesta para convertir a los diarios en organizaciones sin fines de lucro denominada “Ley de Revitalización de Periódicos”, que los exoneraría de impuestos por ingresos por publicidad y venta de suscripciones, además de contribuciones para impulsar sus operaciones.
“Para mí no es una propuesta descabellada, creo que algunos periódicos van a considerar la posibilidad de convertirse en organizaciones sin fines de lucro lo cual no significa que sus empleados van a dejar de cobrar”, explica.
“La ley presentada trata de salvar los periódicos en el país apuesta por un modelo algo parecido a la naturaleza de Le Monde, en Francia, el cual posee un modelo cooperativo”, enfatiza Diament.
“Finalmente depende del tipo de producto en el cual se convierta el diario, porque hay teatros que son empresas sin fines de lucro, funcionan muy bien y tienen muchas posibilidades, no tienen ganancias pero pagan muy buenos sueldos”, agrega.
Lo cierto es que en Estados Unidos existen ejemplos de medios financiados por donaciones. Uno de ellos es la Radio Pública Nacional (NPR, por sus siglas en inglés), que suele realizar campañas para la recolección de fondos de la comunidad.
La calidad de los reportajes radiales y el atinado tratamiento de temas de interés público son características que han consolidado a NPR en el dial del país.
Sin embargo, la iniciativa presentada el pasado 24 de marzo, se encuentra en una fase inicial en la Cámara Alta, en Washington, y todavía no logra un respaldo de otros legisladores.
¿Réplica en Latinoamérica?
De acuerdo con Diament, toda esta compleja realidad no necesariamente provocará el fin de la prensa, sino más bien el inicio de una transformación.
“Hay que reconocer que el periódico es un producto del siglo XIX y tiene una complejidad industrial que por su naturaleza hace que no pueda competir noticiosamente con la velocidad de los productos electrónicos. ¡Hace rato que eso no sucede!”
“Hoy en día uno agarra un periódico y sabe todo lo que va a leer, porque lo ha leído el día anterior en Internet; entonces esta fórmula no puede funcionar más”, añade.
Respecto a un potencial impacto negativo en la industria periodística en Latinoamérica, Diament señala que es mucho más factible que ésta tenga mejor suerte de lo que se experimenta en Estados Unidos debido a que, generalmente, la propiedad de los periódicos está en manos de propietarios y familias con criterios no siempre similares al de accionistas de corporaciones y conglomerados que adquieren un medio.
“Aunque en Latinoamérica hay periódicos que han sido comprados, por ejemplo, por corporaciones europeas, la mayoría de diarios sigue estando manejada por empresas familiares o dueños que son más conscientes de que el periodismo no da grandes ganancias”, añade.
Asimismo, Diament afirma que los hábitos de los latinoamericanos, que son muy diferentes de los estadounidenses, favorecen la industria del periódico de papel.
“En América Latina no existe el mismo acceso y la misma frecuencia del online, es menos gente la que usa Internet, de ahí que los periódicos impresos tienen todavía mayor peso y mayor circulación, y por eso no han sentido el impacto de la caída como la han sentido aquí los periódicos estadounidenses".
Remezón en la Academia
Pero si la industria periodística en Estados Unidos está en crisis, la carrera profesional como tal ha sentido un significativo golpe en el país.
De acuerdo con Ferreira, de la UM, ese impacto ha sido fuertísimo.
“El profesor conocedor de la tecnología no es necesariamente periodista, hasta ahora empieza a serlo, y el periodista no suele ser conocedor de la tecnología”, explica el académico de origen colombiano.
“Entonces hay una pugna generacional y lo que está haciendo la universidad es tratar de adaptarse a la nueva generación creando un currículo sobre la marcha, que trate de responder a la crisis y en un momento que tampoco hay dinero para invertir por la disminución de donaciones a las universidades”, detalla.
Al respecto, Ferreira sostiene que esta pugna generacional entre dos escuelas puede resumirse en una anécdota:
El Washington Post, en ese afán por reformarse, decidió contratar a la Escuela de Periodismo de la City University of New York (CUNY) para llevar profesores jóvenes especializados en la plataforma online y los aconsejaran en su edición por Internet, relata Ferreira.
“El problema fue que esa consultaría normalmente la hacía la Universidad de Columbia, y, por primera vez, no la invitaron; entonces hubo un gran debate en el que se decía ‘desde cuándo acá CUNY es mejor o es preferida a Columbia University’, que es la meca del periodismo desde 1912 y del Pulitzer”, cuenta Ferreira.
Aquella elección según el profesor, “fue una cachetada para Columbia University, la escuela tradicional del periodismo".
El profesor señala además una considerable disminución de estudiantes en las escuelas de periodismo, por lo que se viene cuestionando la viabilidad de cursar estudios en una profesión en crisis.
“Hay un temor de que nos vayamos a quedar sin alumnos”, afirma.
De ahí que en 2008 y este año, al menos el programa de posgrado de periodismo de la UM dirigido a profesionales latinoamericanos fue paralizado.
Publicado por Interprensa,boletín de IPYS, 06 de mayo de 2009
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