El gobierno colombiano, presidido por Álvaro Uribe, acaba de confirmar lo que era un secreto a voces en ámbitos castrenses de Latinoamérica desde hace varios años: EE.UU utilizará en Colombia, gracias a un contrato de arrendamiento, no una sino varias bases de operaciones para luchar contra el narcotráfico y las narcoguerrillas a su servicio. Y eso ha caído como un puntapié a la espinilla a regímenes autócratas y populistas como el de Chávez (Venezuela) y Correa (Ecuador).Dicho sea de paso, estos dos regímenes están seriamente involucrados en oscuros negocios y probadas prebendas otorgadas a las sanguinarias FARC. Citemos unas perlitas:
Primero, con el ataque en marzo del 2008 al principal campamento de la guerrilla colombiana (instalado en territorio ecuatoriano, nada menos), se dio de baja al líder histórico Raúl Reyes y se incautó laptops y harta documentación que probó la ligazón del régimen de Correa con la FARC y varios movimientos populistas de LA que vienen sembrando el germen de la división de clases y el boicot a Estados democráticos.
Segundo, con la reciente recuperación de fusiles de fabricación belga en manos de las FARC, se ha demostrado que se trata de un lote millonario de armamentos adquiridos por el régimen de Hugo Chávez, supuestamente para las FF.AA venezolanas y que habrían sido desviados ilícitamente a la narcoguerrilla colombiana. Más o menos la operación que hizo el régimen de Fujimori y Montesinos (con la fachada de la empresa de los Aybar Cancho), adquiriendo miles de fusiles de Jordania para lanzarlos desde aviones en la selva controlada por las FARC.
Por lo que estos antecedentes implican y representan, el gobierno de Obama decidió efectivizar lo que era un proyecto postergado para bloquear el incesante envío de drogas hacia EE.UU, aprovechando que Ecuador decidió no renovar el permiso para el funcionamiento de la base militar de Manta, al sur de la capital Quito.
Se estima que un contingente pequeño pero especializado de efectivos americanos, utilizarán bases militares ya existentes en la extensa selva colombiana, para desde allí, aprovechando lo último de la tecnología, interceptar e impedir el trasteo interno de droga, además del vuelo de avionetas con drogas provenientes de Perú o rumbo a la frontera venezolana. Los radares sofisticados y toda la tecnología secreta ya fueron instalados en bases militares desde hace unos 6 años por técnicos especializados que solo esperaban el visto bueno del gobierno colombiano. La hora ha llegado.
Los regímenes manipulados por el petróleo chavista, han saltado hasta el techo, alegando una grave injerencia. Como si se tratasen de dirigentes atornillados a una ideología populista que se derrumbó hace 20 años, pretenden impedir la labor de estas fuerzas de interdicción norteamericanas levantando el “Yanquis Go Home” slogan que fuerzas antibélicas levantaran hace 35 años para acabar con la inútil guerra de Vietnam.
Todo un berrinche desfasado que persigue impedir el combate frontal a las narcoguerrillas y mantener el caldo de cultivo de miseria y subdesarrollo que se vive en las zonas en donde la droga y corrupción imperan. Pero la lucha más tenaz es porque la denominada nueva revolución socialista se siga expandiendo sin restricciones nutriéndose del dinero negro del narcotráfico y de las dádivas de petróleo que Chávez suele manejar a su antojo.
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