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Esclarecedor artículo de Farid Kahhat:
¿SE MUEVEN LAS FICHAS EN SUDAMÉRICA?
Alan, Evo y Michelle
Por: Farid Kahhat Internacionalista
Cuando Michelle Bachelet asumió la Presidencia de Chile, su gobierno enfrentaba ofensivas diplomáticas concurrentes en dos flancos: de un lado, la pretensión de Bolivia de obtener una salida soberana al mar; y, del otro lado, la posible demanda peruana ante la corte de la Haya.
Por esa razón cambió la posición del Estado Chileno en las últimas décadas y decidió admitir en la agenda bilateral el tema de la mediterraneidad boliviana.
Ese cambio le permitía conseguir dos objetivos. El primero era neutralizar temporalmente uno de esos flancos: la condición exigida por Chile para incorporar la demanda marítima boliviana en la agenda fue que la negociación se lleve a cabo en estricta reserva (con lo cual el tema desapareció de los foros internacionales).
El segundo objetivo era el de asociar los intereses bolivianos a la posición chilena en su diferendo limítrofe con el Perú, alegando que la demanda peruana reduce el espacio marítimo disponible para Bolivia en la eventualidad de que Chile acceda a concederle una salida soberana al mar por Arica.
La presunción del Gobierno Peruano es que Chile jamás tuvo la intención de conceder a Bolivia una salida soberana al mar, y menos aun en un año electoral, en el cual es probable que la derecha chilena desplace del gobierno a la concertación de centroizquierda.
Eso explicaría las recientes declaraciones de Alan García, quien sugiere que si Evo Morales considera lesiva a los intereses de su país la demanda peruana ante La Haya, tal vez se deba a que su gobierno ya tiene un acuerdo con Chile sobre una posible salida soberana al mar. Con lo cual obligó a ambos gobiernos a reconocer que tal acuerdo no existe.
Dado que tanto Bolivia como Chile están ad portas de realizar elecciones generales, esos hechos no pueden dejar de tener implicancias para ambos procesos. En el caso de Bolivia, luego de negociar con Chile una agenda que comprende trece temas por más de tres años, el Gobierno Boliviano no tiene nada que mostrar en el tema medular, del cual depende la negociación en su conjunto: el de obtener para su país una salida soberana al mar.
En el caso de Chile, las declaraciones de García propiciaron un pronunciamiento del candidato de la derecha chilena, Sebastián Piñera, en el que sostenía que un eventual gobierno suyo no le concedería a Bolivia una salida soberana al mar.
Poco antes, el candidato de izquierda Marco Enríquez-Ominami había dicho lo mismo. Todo lo cual sugiere dos cosas: en primer lugar, que lo que Bolivia no consiguió hasta ahora, probablemente tampoco lo conseguirá en el futuro.
En segundo lugar, que todo ello coloca a Eduardo Frei (el candidato del oficialismo en Chile), en una encrucijada: si asume frente al tema de la mediterraneidad boliviana la misma posición que sus rivales políticos, pondría a buen recaudo su flanco patriótico, pero a costa de desautorizar la posición de su gobierno y propinar una estocada (tal vez mortal) a las negociaciones con Bolivia (con el consiguiente deterioro de la relación bilateral).
Si, por el contrario, se rehúsa a desestimar la posibilidad de conceder a Bolivia una salida soberana al mar, se expone a recibir fuego graneado a diestra y siniestra.
El Comercio, 31 de agosto de 2009
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