sábado, 9 de enero de 2010


El Secreto Mejor Guardado de Vladimiro Montesinos al decubierto

Un reportaje .de Ángel Páez, periodista de investigación de La República.

El mejor secreto es no tener ningún secreto porque, tarde o temprano, de alguna u otra manera, repentinamente, se sabrá la verdad. Vladimiro Montesinos Torres creyó que al desparecer el Expediente Nº 424-83 del juicio que enfrentó ante un tribunal castrense por traición a la patria, nadie sabría lo que ocurrió con ese proceso que se ventiló en secreto entre 1983 y 1985. Montesinos es un experto en no dejar ni rastro de los expedientes que le interesan mucho. Le causaba verdadero pánico que saliera a la luz cualquier información sobre su pasado, en particular si se trataba de un episodio que revelaba su conducta delictiva. Pero de todos los casos que afrontó, le tuvo mayor espanto a la acusación de traición a la patria porque estuvo a punto de pagar con 25 años de prisión.
"Los hombres como yo que trabajamos en el servicio secreto no salimos a la luz".

Vladivideo Nº 1347, del 26/02/1999


                             Carátula del Expediente Nº 424-83 del juicio contra Montesinos por traición a la patria.

De allí que en 1990, lo primero que hizo al convertirse en mano derecha de Fujimori, fue secuestrar de los archivos del Consejo Supremo de Justicia Militar (CSJM) toda la información disponible sobre el proceso que se le siguió por la venta de secretos militares. Montesinos sustrajo el Expediente Nº 424-83 y lo enterró en un almacén privado donde guardaba sus tesoros más preciados. Durante toda la década del fujimorato ocultó el documento judicial sin que nadie lo supiera, hasta que lo encontramos y comprobamos que Montesinos tenía fundados motivos para morirse de miedo si el paquete de dos mil folios caía en otras manos. Hasta ahora nadie había tenido acceso al extraordinario documento.

De una revisión del expediente se desprende que Montesinos se valió de sus contactos en la justicia castrense, donde era conocido por defender a militares y policías, para zafarse de una acusación que contaba con poderosas evidencias. Ni bien se inició el juicio huyó, y durante el proceso, no se molestó en presentarse. Estaba realmente aterrado. En el fondo, sabía que el Ejército, que lo había denunciado, contaba con pruebas para enviarlo una buena temporada en la prisión. En 1976, la justicia militar lo había condenado por desobediencia y falsificación y cumplió doce meses de cárcel.

Cómo lo encontramos

El 22 de octubre del 2000, desesperado por el retorno de Vladimiro Montesinos del exilio forzado en Panamá, Fujimori inició la búsqueda frenética del ex asesor de inteligencia para detenerlo y enviarlo a la cárcel. Pero el objetivo del entonces mandatario también consistía en recuperar el archivo de vídeos que Montesinos había grabado en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y que documentaba la corrupción del fujimorato. El jefe de Estado estaba convencido de que Montesinos lo había filmado en flagrantes actos ilícitos, así que desató una intensa cacería para ubicar el archivo secreto de Montesinos. Luego de semanas de persecución, el siete de noviembre, Fujimori halló lo que buscaba en un departamento que la esposa de Montesinos, María Trinidad Becerra, administraba en el mismo edificio donde vivía con sus dos hijas.


                        El nueve de septiembre del 2000, Fujimori exhibe las joyas de Montesinos
                        entre las que se encontraba escondido el Expediente Nº 424-83.

Fujimori se llevó de allí 70 cajas y 40 maletas con material sensible que sacaría del país cuando escapó con destino a Japón. Solo dejó algunas cosas que entregó a las autoridades, como trajes Versace y Dolce & Gabbana, relojes Patek Philippe y Rolex, además de perfumes franceses, zapatos italianos, joyas de oro y plata, y colecciones completas de los discos de Ludwig Beethoven, Frank Sinatra y Ray Conniff --los favoritos del jefe de los servicios secretos del fujimorato--, y en medio de todo el tráfago de exquisiteces, el expediente original del juicio por traición a la patria contra Montesinos.

O Fujimori no se dio cuenta del valor del documento, o comprendió que ya no le servía para nada, pero lo cierto es que el Expediente Nº 424-83 fue retornado al CSJM, de donde lo había robado Montesinos diez años antes. Allí lo ubicamos a fines del 2000.

No fue nada fácil el acceso al documento. Las autoridades judiciales castrenses primero negaron la existencia del expediente, luego rechazaron proporcionar una copia. ¿La razón? En los folios aparecen las identidades de los fiscales y jueces militares que conspiraron para salvar a Montesinos en el proceso por traición a la patria. Tuvimos que esperar que nuestras fuentes en el fuero judicial militar ascendieran a puestos clave para intentar el acceso al Expediente Nº 424-83. En el 2004, más de tres años después de haber confirmado la existencia del excepcional documento, alcanzamos a revisar los dos mil folios del proceso. Pero no se nos permitió una copia.

"Trae una laptop y copia lo que necesites. Pero nadie te puede ver aquí. Mejor anda al baño y enciérrate allí", me instruyeron las fuentes.

"Pero son dos mil folios. Voy a necesitar muchos días encerrado en el baño y eso va a llamar la atención", alegué.

"Tómalo o déjalo. Nadie debe saber que has visto ese expediente. Quema", retrucaron.

Cuando había transcurrido casi cuatro semanas escribiendo sobre el inodoro, con poca luz y durante varias horas al día, llegó una muy mala noticia. En una de esas frecuentes luchas intestinas de las Fuerzas Armadas, mis fuentes fueron desplazadas del Consejo Supremo de Justicia Militar a otras dependencias militares. A los reemplazantes no los conocía muy bien. De ningún modo podía decirles: "¿Me prestan el expediente secreto de Montesinos?". Tuvieron que transcurrir otros tres años para que un nuevo proceso de cambios y reposiciones en los institutos castrenses contribuyera a que algunas fuentes retornaran a la justicia militar. Era empezar de cero.


                                          Vladimiro Montesinos en la fiesta de graduación militar, 1967.

En el 2007, tuve nuevamente acceso Expediente Nº 424-83. Pero estas vez mis fuentes me permitieron fotografiar los folios más importantes del documento, aunque exigieron como condición que publicara la historia cuando terminaran sus funciones en el tribunal castrense. Ahora que ninguno está en el Consejo Supremo de Justicia Militar, es que recién revelamos el expediente del juicio por traición a la patria que, debido a una conspiración cuidadosamente urdida, no concluyó en la condena a Montesinos. Una condena que habría evitado que el capitán en retiro del Ejército llegara a la cima del poder con Fujimori.

Cómo se inició el juicio

¿Por qué el Ejército acusaba de espía a Montesinos? En un discurso de orden, el 18 de agosto de 1983, el jefe del Ejército, general EP Carlos Briceño Zevallos, denunció a "esos enemigos encubiertos como seudos periodistas", a "esos potenciales traidores a la patria que continúan alevosamente sus ataques, buscando romper la unidad institucional recurriendo a la mentira, la calumnia y la difamación". Era un mensaje directo para Montesinos.

Pocos habían seguido la secuencia de la historia. El general Briceño había sido informado por el Servicio de Inteligencia del Ejército, que la revista "Kausachum", de propiedad de Augusto Zimmermann Zavala, ex secretario de prensa del general EP Juan Velasco Alvarado, quien gobernó entre 1968 y 1975, estaba publicando documentos secretos del Ejército que afectaban a miembros del alto mando, y que Vladimiro Montesinos era el que filtraba la información clasificada. Zimmermann y Montesinos se conocían, porque los dos habían trabajado para Velasco, y cuando este fue sustituido a la fuerza por el general EP FranciscoMorales Bermúdez (1975-1980), los amigos Zimmermann y Montesinos fueron desplazados del poder. Así lo acredita el Expediente Nº 424-83.

Poco después, el 12 de septiembre, la revista "Caretas", con excelentes fuentes en el Ejército, publicaría una investigación sobre el hombre que había molestado al general Briceño, Vladimiro Montesinos, consignando datos del libro "Yo acuso", del mayor EP José Fernández Salvatecci, ex jefe de Búsqueda del Servicio de Inteligencia del EJército (SIE). Fernández afirmaba que el capitán "entregaba información secreta a la inteligencia norteamericana (por intermedio de su Embajada en Lima) y que lo venía haciendo desde 1973", año en que empezó a trabajar con el primer ministro y ministro de Guerra, general EP Edgardo Mercado Jarrín. Montesinos, sin firmar los artículos, pretendió desinflar la acusación usando nuevamente "Kausachum", desafiando al general Briceño a que entregara las pruebas de espionaje en su contra. Entonces vino la orden de denunciar a Montesinos por traición a la patria.


                                      "Caretas" del 12 de septiembre de 1983, con Montesinos en portada,
                                      un mes antes de la orden de captura por traicion a la patria.

Montesinos no había emprendido una cruzada moralizadora en el Ejército ni mucho menos. Las publicaciones de documentos secretos en "Kausachum" eran parte de un voraz apetito de venganza que larvó desde que lo humillaron lanzándolo de la institución a la calle como un vulgar delincuente indigno de vestir el uniforme. Justamente la campaña periodística, como se verá adelante, dañaba a los oficiales que participaron en su destitución y expectoración.

De modo que el tres de octubre de 1983, el fiscal del Consejo de Guerra del Ejército, comandante EP Ismael Chauca Vásquez, denunció a Vladimiro Montesinos por traición a la patria. En la formulación de la acusación justamente Chauca menciona que la primera vez que detuvieron a Montesinos en 1976, los agentes "allanaron el domicilio del referido capitán y encontraron un cúmulo de documentación clasificada", pero lo enjuiciaron y sancionaron por desobediencia y falsedad (ver documento 1). Es decir, había antecedentes de que Montesinos trasegaba material de inteligencia militar sin autorización desde que era oficial del Ejército.


                                         DOCUMENTO 1. El fiscal militar Ismael Chauca denuncia a Montesinos.

Uno de los primeros documentos que entregaron al fiscal militar Chauca los altos mandos del Ejército contra Montesinos fue un reporte secreto del SIN que consigna los antecedentes del capitán defenestrado. Acredita que 1976 un tribunal militar condenó a Montesinos a un año de prisión por los delitos de desobediencia y falsificación de documentos oficiales y que el Ejército lo expulsó con deshonor (ver documento 2). No era, pues, un santo.


              DOCUMENTO 2: Iinforme secreto del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) sobre Montesinos, en 1983.

¿Qué hizo Montesinos esa primera vez? Una vez que el general Morales Bermúdez reemplazó a Velasco Alvarado, el primero comenzó a sacudirse de los colaboradores del segundo. Montesinos había trabajado para los generales EP Edgardo Mercado Jarrín (1973-1974) y Enrique Gallegos Venero (1975) y, estaba en el comité de asesores del primer ministro, el general EP Jorge Fernández Maldonado (1976), cuando le sorprendió la orden de trasladarse a un cuartel en el desierto, en Sullana, en el norte del país. Pero desacató a sus superiores, regresó a Lima y viajó a Estados Unidos sin autorización alguna, falsificando la rúbrica del general Morales Bermúdez. El prograna de visita incluía reuniones con funcionarios del Pentágono y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la que justamente la inteligencia del Ejército lo vinculaba.


                                       Montesinos con el general Gallegos, en 1975 (Caretas).

Para su mala suerte, durante su periplo en Washington se cruzó con el representante peruano en la Junta Interamericana de Defensa (JID), general EP Miguel Ángel De La Flor, quien dio cuenta de la presencia sospechosa del oficial en Washington. Al retornar a Lima, Montesinos fue detenido, juzgado y sentenciado. Era una página negra de su historia que no quería que nadie lo recordara, mucho menos en la época en que actuó como la mano derecha de Fujimori. Esta historia està documentada en el Expediente Nº 424-83, lo que explica por qué Montesinos secuestró el documento durante la década del fujimorato.

Antecedentes que delatan

Como se observa en el informe sobre Montesinos que remitió el SIN al tribunal militar, Montesinos no sólo registraba el antecedente de la condena por graves delitos en 1977 sino también se consignó su relación con presuntos actos de espionaje, que derivaban de su sospechoso viaje a Estados Unidos y la presunta venta de información sobre el armamento soviético adquirido por el régimen castrense del general Velasco. Este aspecto, precisamente, se abordó durante el juicio por traición a la patria.

En el archivo del Consejo Supremo también había otro documento importante: los antecedentes judiciales de Montesinos y las circunstancias en que cayó preso. Un dato extraordinario que resalta de dicha información es que cuando a Montesinos lo detuvieron a su regreso de Washington, le incautaron en su vivienda documentación secreta que de ningún modo debía estar en su poder. En efecto, la resolución Nº 385-77 del Consejo Supremo se indica que el acusado guardaba "documentación clasificada que fue puesta a disposición del Ministerio de Guerra". De modo que los jueces militares contaban con información sobre la conducta de Montesinos.

Además, para los jueces y fiscales militares de la época, Montesinos no era un desconocido. Después de la expulsión del Ejército, terminó su carrera de abogado y se especializó en defender a narcotraficantes y a policías y militares en el fuero castrense.

Rico y famoso

Montesinos empezó a atender a sus primeros clientes en el despacho de su primo, Sergio Cardenal Montesinos, casado con la norteamericana Grace Mary Riggs. Montesinos rompería el matrimonio al sostener un romance con Grace. Cardenal se convertiría en testigo excepcional de los contactos de Montesinos en la oficina que compartían.

Vladimiro Montesinos comenzó a salir en la prensa al patrocinar al comandante EP en retiro Jorge Wittembury Rebaza. En 1977, durante el periodo en que cumplió sentencia en la prisión militar del Cuartel Bolívar, en el distrito de Pueblo Libre, Montesinos conoció a Whittembury Rebaza. Wittembury estaba preso por una denuncia de contrabando. Había sido sorprendido por agentes del Servicio de Inteligencia Nacional en la casa del narcotraficante Alfonso Rivera Lorente. En 1978, al año siguiente de salir de la cárcel, Montesinos defendió a Whittembury y salió en los periódicos. También asesoró a quien sería uno de los hombres fuertes del cartel de Medellín, el colombiano Evaristo Porras Ardila, quien operaba desde la localidad de Leticia, fronteriza con la selva peruana. Luego, en 1979, Montesinos representó a Jaime Tamayo Tamayo, otro colombiano acusado de narcotráfico. En 1981, luego de conseguir que trasladaran a su cliente por una falsa enfermedad a un hospital público, Montesinos ayudó evadirse a Evaristo Porras. Y en 1982, actuó a favor de Waldo Vargas Arias, quien luego sería famoso durante el fujimorato como el narcotraficante colombiano "El Ministro".


                                      El 19 de abril de 1978, compareció ante el tribunal Jorge Wittembury,
                              acusado por narcotráfico y contrabando, acompañado de su defenso Montesinos (al fondo).

Amasaba fama y fortuna cuando el Ejército lo denunció por traición a la patria.

El proceso por dentro

Es así que el 14 de octubre de 1983, ante las evidencias acopiadas, y la gravedad de las imputaciones, el juez permanente, comandante EP Florentino Cornejo Effio, abrió instrucción contra Montesinos y ordenó su captura inmediata. Pero éste ya no estaba en Lima. Sus contactos en el Consejo Supremo de Justicia Militar, donde era conocido por defender a policías y militares, le habían advertido del mandato de detención (ver documento 3). Se fue el 13 se octubre a Ecuador.


                                         DOCUMENTO 3. La orden de captura contra Montesinos.

De hecho, el siete de septiembre de ese año había sacado un pasaporte alertado por el eventual arresto. Sabía que estaba en juego una condena de 25 años de cárcel. El 22 de octubre, Grace Mary Riggs, que se había separado de Sergio Cardenal, partió hacia el norte para reunirse con el abogado. El juicio empezó sin la presencia de Vladimiro Montesinos. En los dos años que duró el proceso, jamás se presentó en persona. Era parte de su estrategia de defensa. Otros lo harían por él, entre ellos Grace Mary Riggs, una de "Las Tres Marías", que actuaron en su representación. La otras dos fueron su esposa, María Trinidad Becerra, y su hermana favorita, María Montesinos Torres.

Hablan los acusadores

Al principio parecía que el caso sería exitoso. El ocho de noviembre de 1983, por ejemplo, el procurador público del Ministerio de Guerra, coronel EP Abraham Talavera Delgado, informó que el Ejército había encontrado más evidencias contra el abogado (ver documento 4). "La Dirección de Inteligencia del Ejército (Dinte) tiene nuevas informaciones sobre los hechos investigados, por lo tanto solicito se sirva oficiar a dicha Dirección para que remita las informaciones que puedan servir para una mejor investigación y esclarecimiento de los hechos", requirió Talavera. Había información, pero la Dinte nunca la suministro y veremos por qué.


                                                 DOCUMENTO 4. La Dirección de Inteligencia del Ejército
                                                 tiene nuevas evidencias contra Montesinos.

Sin embargo, no sólo había papeles sino también declaraciones contra Montesinos. El testigo estrella fue el mayor EP (r) José Fernández Salvatecci, a quien, durante el régimen de Velasco, se le encargó investigar a Montesinos por espionaje. Fernández se desempeñó como Jefe del Departamento de Búsqueda de Informaciones Secretas del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y estaba al tanto de las actividades clandestinas de Montesinos. Éste lo satanizó y persiguió hasta el final de sus días. Pero la contudencia de los hechos demostrarían que Fernández no inventó nada (ver documentos 5, 6, 7, 8, 9 y 10).


    DOCUMENTOS 5 y 6: Declaración del mayor EP Fernández Salvatecci.

"En el mes de junio de 1976, el declarante se apersonó a la oficina del general EP Arturo Valdez Palacios, que era secretario del Comité de Asesoramiento de la oficina del primer ministro, para alertarlo sobre la apropiación ilícita de documentos de la más alta clasificación del Ejército y del gobierno, por parte del capitán Vladimiro Montesinos, a fin de que se tomasen las medidas pertinentes", declaró Fernández. Y añadió: "Cuando era asesor del primer ministro, el general Mercado Jarrín, (...) ante políticos civiles y periodistas mostraba muy irresponsablemente documentos de la más alta clasificación militar como pruebas del poder que decía tener en el gobierno".



               DOCUMENTOS 7y 8. Continuación del testimonio del mayor EP Fernández Salvatecci.

Los interrogadores le exigieron mayores detalles, y contestó: "En vista de que el capitán Montesinos se dedicaba ilegalmente a la obtención de información secreta, estrictamente secreta y estrictamente confidencial para venderla a organismos de inteligencia extranjeros, en especial la CIA norteamericana, buscó su nombramiento como colaborador del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) (...). Fue reclutado como colaborador bajo el seudónimo de 'Miguel' por el coronel Edgar Koster, jefe del SIE, y el teniente coronel Roberto Noel Moral, segundo jefe. (Esta) operación contó con el visto bueno del general Juan Sánchez, director de Inteligencia del Ejército (Dinte), aunque había constancia de las oscuras relaciones entre el capitán Montesinos y la Embajada Norteamericana".




                               El mayor EP (r) José Fernández Salvatecci, en 1980.

La pregunta de fondo que le hicieron a Fernández fue si sabía qué tipo de información Montesinos filtraba a sus contactos estadounidenses. "Los documentos eran diversos y de diferente índole pero particularmente destacaba la relación completa del armamento soviético en el Ejército peruano y la adquisición de material bélico adicional en la URSS", precisó.


DOCUMENTOS 9 y 10. Última parte del testimonio de Fernández Salvatecci.

El mayor Fernández añadió que Montesinos guardaba en su poder información secreta y que no había ninguna razón que tuviera dicha documentación, "pues no es su función espiar a su propio gobierno". También afirmó: "Se sabe (de) la entrega de información a personal de la Embajada Norteamericana, cuestión de la que pueden atestiguar funcionarios del Ministerio de Agricultura (donde trabajó Montesinos), en tiempo del general Enrique Gallegos Venero", a quien comunicó que "portaba documentos de las más alta clasificación de Seguridad Militar y haberlo visto entregarlos a un funcionario de la Embajada Norteamericana". Es más, Fernández dijo que los superiores de Montesinos lo protegieron, y en lugar de procesarlo y condenarlo por traición a la patria, optaron por castigarlo únicamente por desobediencia y falsificación. Esos mismos militares después, entre 1983 y 1985, durante el proceso a traición a la patria, negaron que Montesinos tuviera acceso a documentos confidenciales. Uno de ellos fue justamente el general Gallegos Venero. Es que haber aceptado la imputación, habría implicado autoinculparse. Salvaron a Montesinos y se salvaron a sí mismos.

Y había algo más: los superiores de Montesinos estaban enterados de sus actividades, pero lo perdonaron para evitar ser involucrados en el juicio, lo que explica por qué en 1976 no acusaron de traición a la patria a Montesinos.

Pero, ¿realmente el capitán expulsado estaba en contacto con la Embajada de Estados Unidos? ¿Recibió información sobre el armamento soviético dicha embajada? ¿Hay documentos que acrediten que la embajada contaba al menos con un informante, oficial del Ejército, que estaba ubicado en un puesto importate en el gobierno castrense? La respuesta a todas estas preguntas es: .

Nuestro hombre en Lima

Efectivamente, desde 1974 la Embajada de Estados Unidos tenía un informante, un oficial del Ejército muy bien posicionado en la cúpula del régimen militar, que suministraba datos precisos sobre la compra de armamento soviético, según documentos desclasificados del Departamento de Estado. Las características del espía que los norteamericanos ofrecen en los documentos calzaban perfectamente con la ubicación de Montesinos en el gobierno del general EP Juan Velasco Alvarado. El embajador norteamericano de la época reconoció que sí recibían dicho material clasificado por intermedio de un contacto en el gobierno militar, sobre los tanques T-55 y los helicópteros soviéticos.

De acuerdo con documentos confidenciales desclasificados por el organismo gubernamental norteamericano The National Archives, la embajada norteamericana estuvo informada sobre la adquisición de armamento soviético por un oficial del Ejército emplazado en un puesto importante en el Ejecutivo, según reportes del embajador Robert W. Dean, quien cumplió funciones entre el dos de mayo de 1974 yel 17 de junio de 1977).


                           El embajador Robert W. Dean, admitió que Montesinos se relacionó
                                   con la legación estadounidense en Lima desde 1974.

El 26 de septiembre de 1974, Dean describió a su contacto en el gobierno militar: "La última noche, en una reunión con un importante y confiable oficial de inteligencia militar, la conversación derivó sobre la presencia soviética (en Perú). Mencioné que había escuchado que había 14 asesores militares soviéticos. Con total naturalidad me rectificó y dijo que eran 17", y añadió: "Dos grupos de asesores militares están en el Perú, unos son instructores de campo de los tanques T-55 y otras están relacionados con los helicópteros soviéticos" (ver documento 11).

Pero no fue la única información confidencial que recibió el embajador Dean. El 25 de enero de 1974, el secretario de Estado, Henry Kissinger, instruyó al embajador Dean a que verificara sobre la adquisición de equipos militares soviéticos. "Según nuestra mejor información, unos 25 tanques soviéticos T-55 y equipos adicionales llegaron al Perú. Se reporta que un número mayor de tanques será más adelante enviado, pero no contamos con información concreta al respecto. (...) Reconocemos claramente el derecho soberano del Perú de adquirir armas según sus requerimientos, sin embargo el gobierno de los Estados Unidos está preocupado por varias razones".

El 19 de septiembre de 1974, el embajador Dean informó al Departamento de Estado que conversó con el canciller de la junta militar, el general Miguel Ángel De La Flor. Durante la entrevista, Dean reveló que contaba con información secreta sobre el armamento soviético. "Le mencioné que según nuestra información, la cantidad de armas compradas era mucho mucho más alta de lo que se decía, en relación a países vecinos como Chile y Ecuador".




DOCUMENTOS 11,, 12 y 13. Cables desclasificados del Departamento de Estado del 26.09.74;
04.04.77, y 07.04.77.

Ahora bien, a raíz de la detención de Montesinos después de su viaje clandestino a Washington en 1976, el embajador Dean tuvo que explicar al secretario de Estado Henry Kissinger el incidente con el capitán que trabajaba como asesor del primer ministro del régimen militar, general EP Jorge Fernández Maldonado. El embajador Dean reconoció en los cables secretos que despachó a su superior que Montesinos era un hombre de los norteamericanos. En un documento desclasificado del cuatro de abril de 1977 (ver documento 12), Dean dijo de Montesinos: "Era un valioso contacto de la Embajada, mantenía una relación que era abierta y conocida por sus superiores".

En su defensa, Montesinos le dijo a la Embajada que la acusación del Ejército se basaba en un informe del general EP Pedro Richter Prada, quien alegaba que inconsultamente el capitán se relacionaba con oficiales de la legación diplomática de los Estados Unidos. Al respecto, el siete de abril del mismo año 1977 (ver documento 13), Dean reportó a Washington que Richter no mentía: "La existencia del Informe Richter es comprensible. Sin duda, (Richter) está en lo correcto sobre el contacto de Montesinos con la Embajada en los últimos cuatro o cinco años. La Embajada asumió que durante ese tiempo que Montesinos actuaba al menos en parte a nombre y con el conocimiento de sus superiores". Según Dean, los vínculos de Montesinos con la embajada databan al menos entre !1972 ó 1973!

Es de los nuestros

Montesinos era, pues, el hombre de la Embajada de Estados Unidos en la cúpula militar, nada menos que en el despacho del primer ministro, ministro de Guerra y comandante general del Ejército, el general EP Edgardo Mercado Jarrín, para quien oficialmente laboró entre 1973 y 1975. Eso indica el mismísimo embajador Dean.

Los militares podrían alegar que desconocían las comunicacones secretas del embajador Dean, pero el 12 de octubre de 1976, el diplomático remitió a la Cancillería una carta de disculpa al gobierno peruano con un contenido revelador. Dean relató que originalmente la invitación para Montesinos era para 1974, "pero en el mes de agosto de 1976, el capitán Montesinos se acercó a la Embajada e indicó que había recibido autorización para viajar durante sus vacaciones, en septiembre. La beca fue actualizada y la invitación al capitán Montesinos se cursó nuevamente". Una evidencia de que Montesinos, ya estaba vinculado con los norteamericanos desde 1974.

Añadió Dean que Estados Unidos "lamentaba que la invitación extendida (...) a un funcionario militar del Comité de Asesoramiento del Primer Ministro (COAPRIM) (...) haya causado preocupación al gobierno del Perú". El embajador Dean aceptó que el contacto era directamente con Montesinos y no con sus superiores: "La Embajada está de acuerdo con la sugerencia del Ministerio de Relaciones Exteriores en el sentido de que en el futuro informe al ministerio de las invitaciones extendidas por el gobierno de los Estados Unidos al personal de la Fuerza Armada del Perú". Esto es, los norteamericanos organizaron reuniones de Montesinos con el Pentágono y la CIA sin que sus jefes supieran una palabra.

El tribunal militar pudo haber pedido a la Cancillería la carta Dean que prueba la fecha de la relación no autorizada de Montesinos con la Embajada norteamericana. Pero no lo hizo.

El acusador Fernández Salvatecci no estaba mintiendo.

Y no fue el único que habló.

"Fernández Salvatecci era un testigo relevante porque como oficial del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) había investigado a Montesinos, el Ejército contaba con información sobre las actividades del espionaje a favor de Estados Unidos por parte de Montesinos, estaba el antecedente de que Montesinos había sido capturado en su casa en 1976 con documentos secretos, sin embargo la justicia militar, ante la proximidad del nuevo gobierno, con Alan García a la cabeza que se iniciaba en julio de 1985, prefirió cerrar el caso contra Montesinos en enero de ese año", dijo un alto oficial del Consejo Supremo de Justicia Militar que tuvo conocimiento del Expediente Nº 424-83: "Si en su momento mis colegas aplicaban la ley y condenaban a 25 años a Montesinos, el país se habría ahorrado una década de gobierno corrupto".

Primo de sangre

Sergio Cardenal Montesinos (ver documento 14), el primo de Montesinos a quien le concedió un espacio en su oficina para que éste iniciara su carrera de abogado, también fue interrogado por los jueces militares. Si bien Cardenal estaba enconado con Montesinos porque éste tuvo un romance con su esposa, la estadounidense Grace Mary Riggs, declaró bajo juramento. Cardenal confirmó ante los interrogadores que Vladimiro Montesinos, luego de haber sido expulsado del Ejército, utilizaba su despacho para conspirar con oficiales de la institución castrense a la que había pertenecido. Montesinos buscaba promover cambios en el Ejército para colocar a altos mandos de su confianza, una práctica que florecería durante el fujimorato.

"Todo su propósito era desestabilizar el gobierno (de Fernando Belaunde Terry, 1980-1985), habiendo manifestado el capitán Montesinos como comentario que para mediados de octubre o de noviembre se iba a producir un golpe de Estado cuyo origen sería una fracción del Ejército", relató Sergio Cardenal a los jueces militares.

                            Sergio Cardenal (izquierda), en el 2001 ante una comisión inevstigadora del Congreso.

"Estos comentarios eran verosímiles desde que tuve conocimiento que sigilosamente y en altas horas de la noche se produjeron a lo largo de todo este año (1983), y especialmente cuando estuve ausente del país en el mes de enero y febrero, reuniones con diversos oficiales de altra graduación, casi todos ellos del Ejército (...). Entre ellos había un general Huamán, que era jefe de la (División) Blindada (ubicada a unos calles de Palacio de Gobierno y de donde salen los tanques cuando se produce los golpes de Estado -nota del autor), de quien el capitán Montesinos y el comandante (Jorge) Whittembury decían ser íntimos amigos", testificó el primo del capitán. Cuando le preguntaron a Cardenal si vió que Montesinos manejaba documentos secretos, dijo que no le constaba. Odiaba hasta la médula a su primo, y era explicable que, enceguecido, lo difamara, pero Cardenal prefirió no inventar nada.


                                    DOCUMENTO 14. Declaración de Cardenal ante el tribunal castrense.

Además, Cardenal denunció la influencia que su primo de sangre tenía sobre los fiscales y jueces militares. El 24 de septiembre de 1986, declaró: "Montesinos es actualmente abogado defensor de numerosos oficiales superiores y generales de las fuerzas policiales procesados en este Consejo Supremo de Justicia Militar y tiene estrechas relaciones y vinculaciones on el auditor denunciado (general Jaime Sparks Ramírez)" (ver documento 15)


                                    DOCUMENTO 15. Cardenal denuncia el poder de Montesinos en la justicia militar.

El doctor tuerce el proceso
Documentos, testimonios, nombres: las autoridades del Consejo Supremo de Justicia Militar obtuvieron evidencias concretas que Vladimiro Montesinos poseía secretos de extrema confidencialidad, que los publicaba según sus intereses en la revista "Kausachum" y que conspiraba contra el Ejército. Además, los jueces militares rescataron del archivo el expediente del caso que en 1976 terminó con la carrera del oficial por cometer graves delitos castrenses que motivaron su expulsión. Montesinos configuraba como un reincidente. Todo indicaba que sería condenado.

Sin embargo, sorprendentemente, el 31 de julio de 1984, el juez militar Vicente Gerbi León, el mismo que nueve meses antes abrió proceso contra Montesinos, concluyó que “de las pruebas actuadas judicialmente, no se ha acreditado fehacientemente la responsabilidad” de éste, “por cuanto durante la etapa indagatoria no se ha agotado las declaraciones testimoniales de señores generales en situación de retiro”, por lo que “no puede imputársele la autoría del delito de traición a la patria” (ver documento 16). ¿Cómo el juez Gerbi concluyó que Montesinos era inocente si al mismo tiempo aceptó que los generales citados no habían concurrido a declarar?


                                           DOCUMENTO 16. El juez militar Gerbi concluye
                                                         que no hay pruebas contra Montesinos.

Debido a que el trabajo de Gerbi era francamente deplorable y favorecía a Montesinos, el auditor del tribunal militar, el coronel EP Oscar Gárate Burgos (ver documento 17), ordenó al juez Gerbi que reiniciara el proceso y convocara a los testigos que eran necesarios. No había citado, por ejemplo, a Augusto Zimmermann Zavala, cuya revista "Kausachum" fue la que publicó los documentos secretos del Ejército que le había suministrado Montesinos para atacar a los altos mandos que le echaron a perder su carrera.



DOCUMENTO 17 (a y b). Pero el auditor judicial, coronel EP Ósca Gárate Burgos, le
ordena a que prosiga con el juicio y cite a las personas que faltan.

El factor Zimmermann

Justamente la publicación de la documentación secreta en "Kausachum" fue lo que estimuló a la justicia militar a procesar a Vladimiro Montesinos, pero el juez Vicente Gerbi no había conversado con los jefes de este, por ejemplo los ex primer ministro, generales Mercado Jarrín y Fernández Maldonado. Además, Zimmermann era clave. Por el contrario, el juez militar interrogó a colaboradores, amigos y familiares de Montesinos, inclusive al portero del edificio donde trabajaba, en una vieja treta de desinflar la acusación. Nadie había visto nada, por supuesto.

Entre el 19 de noviembre y el siete de diciembre de 1995, Augusto Zimmermann publicó una serie de 19 capítulos en el diario "La República" sobre su relación con Vladimiro Montesinos, que en ese momento estaba encumbrado en el poder con Fujimori. La tituló "El Capitán General". Zimmermann testimonió que, efectivamente, Montesinos trajinaba documentos secretos, muchos de los cuales publicó en su revista "Kausachum", confirmándose la acusación de Fernández Salvatecci, en consecuencia, del Ejército.

"El 23 de abril de 1983, por la noche, visité a Vladimiro en su estudio de abogado. Nos sentamos a conversar. (...) Vladimiro me sorprendió cuando sacó del cajón de su escritorio un grueso legajo de documentos sellados como 'Estrictamente Secreto', acompañados de anexos igualmente secretos. Se trataba, nada más y nada menos, que del expediente completo que existía (...) sobre una propuesta oficial que hizo el Perú al gobienro de Chile para ofrecer a Bolivia un Corredor Soberano de salida al océano Pacífico", escribió Zimmermann.


                                La justicia militar no citó a Augusto Zimmerrmann para que testificara que
                                          Montesinos le entregó documentos secretos que publicó en "Kausachum".

"¿Y usted tiene esos papeles?", le pregunté en esa ocasión en la redacción de "La República", donde coincidimos.

"Cada uno, en original", me dijo.

"¿Fueron los que se publicaron en "Kausachum" y que motivaron el juicio por traición a la patria", indagué.

"Efectivamente. ¿Con qué cara me va a desmentir Montesinos?", me dijo Zimmermann en esa ocasión. Zimmermann podía testificar que su amigo Montesinos le había proporcionado la documentación como parte de su plan para vengarse de los generales que lo encarcelaron y expulsaron.

En ese año, 1995, Montesinos reinaba. Era, después de Fujimori, el hombre más poderoso del país. Toda la prensa estaba controlada con dinero que Montesinos repartía desde el Servicio de Inteligencia Nacinal (SIN). Por eso, las publicaciones de Zimmermann, a pesar de su impactante trascendencia, no recibieron comentarios en los medios de comunicación comprados. Fue silenciado. Montesinos no quería que se tocara en lo absoluto nada de su pasado, lo que explica por qué mantuvo secuestrado el Expediente Nº 424-83 sobre el juicio por traición a la patria. "Yo te enseño los documentos originales en mi casa", me prometió Zimmermann. Pero ese día no llegó porque falleció en 1998, sin poder ser testigo de la fuga y posterior captura y condena de Montesinos por crímenes y corrupción.

Montesinos tuerce el juicio

El juez Vicente Gerbi, en lugar de buscar la versión de Zimmermann, acogió los descargos de los seres queridos del capitán, como su novia en secreto, Grace Mary Riggs, y su hermana María Montesinos.

Abogada de profesión, Riggs sería una pieza fundamental en la defensa de Montesinos durante la ausencia de éste. No solo se encontró con él en Ecuador sino también en Argentina, donde Montesinos pasó la última temporada de su fuga antes de retornar a Lima. Riggs alegó ante el juez militar que la denuncia contra Montesinos era producto del odio de enemigos personales, y no tuvo reparos en mencionar a su propio marido, Sergio Cardenal, como uno de los autores. Riggs recurrió al sentimiento, no a las pruebas. Montesinos usó el viejo truco de convertirse en víctima.

"Deseo hacer presente al juzgado de que mi esposo el doctor Cardenal ha tenido fricciones de carácter familiar con su primo el capitán Montesinos y le consta que ausencia de dicho capitán su esposo está aprovechando de esa situación para tergiversar hechos pasados y que no le extrañaría de que pudiera declarar cosas falsas en contra de su primo el capitán Montesinos", afirmó Grace Mary Riggs, quien continuó colaborando con Montesinos cuando cogobernó con Fujimori.



   DOCUMENTO 18 (a y b). Grace Riggs descalifica a su esposo Cardenal y defiende a
Vladimiro Montesinos.

Con esa lógica --presentarse como víctima de la difamación de sus enemigos gratuitos--, como lo graficó Riggs, Vladimiro Montesinos desplegó la línea de su defensa. Concentró la responsabilidad en el mayor EP (r) José Fernández Salvatecci y Sergio Cardenal Montesinos. Así lo indica en los escritos que presentó Manuel Álvarez Simonetti, su abogado defensor durante su ausencia, aunque, en realidad, la redacción estuvo a cargo de Grace Mary Riggs por indicaciones de Montesinos desde el extranjero. "Yo pasaba a limpio todo lo que él me decía", me dijo Riggs: "No había pruebas contra Montesinos. Todo era ficción. Por eso ganó el juicio".

Riggs evitó ofrecer una entrevista más amplia porque afirmó que ella contaría en un libro de memorias el episodio. "Era inocente", me dijo.

El amor lo puede todo

Fueron tres las Marías que se encargaron de la defensa de Montesinos. Una era su esposa, María Trinidad Becerra; la segunda, Grace Mary (María) Riggs, y la tercera, su hermana menor, María Montesinos Torres.

María Montesinos presentó uno de los primeros documentos de descargo frente a la acusación por traición a la patria, que llevaba la firma del abogado Manuel Álvarez Simonetti, aunque había sido escrito por Riggs bajo el dictado del mismo Montesinos. El 21 de marzo de 1984, María Montesinos envió una furibunda carta al juez militar del caso, el comandante EP Vicente Gerbi León, descalificando como testigo a Sergio Cardenal. "Se demuestra la enemistad en la carta que remitió Cardenal a la revista 'Equis' (...) y que corroborra la envidia y deseo de venganza de Cardenal contra mi hermano. Por otra parte, Cardenal indebidamente atribuye públicamente su fracaso matrimonial a mi hermano (...), todo lo que demuestra que el testimonio de Sergio Cardenal Montesinos adolece de falta de imparcialidad".

A continuación, María Montesinos, por indicación de su hermano prófugo, cuestionó al testigo más importante, el mayor EP (r) José Fernández Salvatecci. El 23 de marzo de 1984, informó al tribunal militar sobre "la enemistad manifiesta y notoria que tiene personalmente el mator Fernández Salvatecci con mi hermano, enemistad que data desde el año 1975, en quemi hermano no se prestó a participar en las acciones subversivas que practicó dicho mayor en el interior del Ejército". Se trataba de una operación clásica de Montesinos: convertir en acusados a sus acusadores.

En un intento por desprestigiar a su acusador, Vladimiro Montesinos llegó incluso a denunciar al mayor Fernández Salvatecci ante el tribunal militar de haber organizado el grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en un escrito del 26 de diciembre de 1984 (ver documento 19).


                      DOCUMENTO 19. Montesinos acusa a Fernández Salvatecci de dirigir el MRTA.

Seguidamente le tocó el turno a María Montesinos, quien, por indicaciones de su hermano, acusó: "Hay una enemistad que existe notoriamente entre Fernández Salvatecci y mi hermano, lo que implica que el testimonio prestado por éste ante vuestra judicatura adolece de falta de imparcialidad, moralidad y capacidad (...), pues esta persona tiene interés en hacer daño para saciar su sed de venganza contra mi hermano" (ver Documento 20).



  DOCUMENTO 20 (a y b). María Montesinos, una de "Las Tres Marías", se encarga de la defensa.

Se valió de todos los recursos, María Montesinos. El 21 de marzo de 1984, afirmó que el mayor Fernández Salvatecci estaba loco y que, por lo tanto, sus imputaciones carecían de credibilidad: "Siendo visible que el testigo José Fernández Salvatecci sufre de enajenación mental manifiesta, el juzgado debería disponer se le practique una pericia psiquiátrica". El documento lo firmó Montesinos, lo redactó Grace Mary Riggs pero era obra de Vladimiro Montesinos, lo que se desprende por su contenido (ver documento 21).


                               DOCUMENTO 21. María Montesinos pide psiquiatra para Fernández Salvatecci.

Cuando las autoridades de Suiza revelaron que el ex asesor presidencial ocultaba al menos 102 millones de dólares en el Banco de Luxemburgo, dejó una suerte de testamento sobre cómo repartir el dinero en caso muriera. "Después de mi fallecimiento, quiero que los fondos depositados e invertidos pasen al patrimonio de estas personas considerando el siguiente porcentaje: (...) María Montesinos Torres (hermana) 10 por ciento". Y un 35 por ciento a la hija que tuvo con Grace Mary Riggs. Así pensaba pagar por los servicios prestados en el tiempo que lo enjuiciaron por traición a la patria.

Todo vale

Durante el proceso que enfrentó por traición a la patria, Vladimiro Montesinos presentó al tribunal militar numerosos pronunciamientos de la Federación Nacional de Colegios de Abogados del Perú que demandaban el cese de juicio en su contra por anticonstitucional. Los documentos los suscribió el presidente de la organización, el aprista Manuel Ángel Del Pomar, poco antes de ser elegido diputado por su partido y protagonizar un sonado caso de narcotráfico.

El 20 de febrero de 1984, en un evociferante oficio dirigido al presidente del Consejo de Guerra que estaba a cargo del juicio a Montesinos, Del Pomar le exigió el “inmediato acatamiento a las disposiciones constitucionales y legales vigentes, debiendo el fuero privativo de guerra abstenerse del conocimiento de la causa” de traición a la patria (ver documento 22).


                                El diputado aprista Del Pomar defendió a Montesisnos y luego sería
                                          acusado de cómplice del narcotçáfico.

Manuel Del Pomar era un prominente dirigente aprista y, pocos meses con una importante votación, sería electo diputado por Lima. Montesinos, amigo de Del Pomar, era defensor de narcos. Tres años después que Montesinos logró librarse del juicio por traición a la patria, su defensor, Del Pomar, fue el epicentro de un escándalo por narcotráfico.


                          DOCUMENTO 22. Del Pomar exige que se desactive el juicio contrta Montesinos.

El 28 de septiembre de 1983 Del Pomar se hizo presente en el Commerzbank para pretender el cobro de un cheque por 180 mil marcos girado por el narcotraficante Manuel García Montesinos, detenido como cabecilla de una organización internacional unos días antes, el 31 de agosto. INTERPOL de Berlín lo comunicó a su par de Lima.

Además, Manuel García trabajaba como asesor del diputado Del Pomar. El caso, que le costó la diputación a Del Pomar, dejaba en claro quiénes eran los amigos de Montesinos que lo apoyaron durante el proceso por traición a la patria.

El último intento

Sorprendido por la increíble resolución del juez Vicente Gerbi, quien concluyó en que había que archivar el caso contra Montesinos, el 15 de agosto de 1984 el auditor del tribunal militar, el coronel EP Óscar Gárate Burgos, exigió a Gerbi que continuara con el proceso. La ocasión fue aprovechada por Montesinos para presentar como testigo a su amigo el ex ministro de Agricultura, general EP Enrique Gallegos Venero, con quien trabajó en 1975. Por supuesto, Gallegos negó haber sido informado que Montesinos vendía secretos militares y destacó sus cualidades (el capitán inclusó entregó copias de cartas de felicitación de Gallegos Venero a Montesinos por su trabajo. También pidió convocar al entonces presidente del Senado, Manuel Ulloa Elías, que era mencionado en un libro del mayor Fernández Salvatecci contra Montesinos.

Ulloa nada tenía que decir sobre el caso de traición a la patria, pero el tribunal militar acogió su testimonio que favorecía a Vladimiro Montesinos simplemente porque no lo conocía. Empero, Montesinos hizo cuestión de estado y reclamó que lo convocaran de grado y fuerza. Era una maniobra, sin duda.

Así que el 25 de septiembre de 1984, nuevamente el juez militar Vicente Gerbi resolvió: "De todo lo actuado judicialmente, el juzgado con nuevos elementos tiene más hacidero (¡sic!) legal para opinar que no existen pruebas que acrediten la responsabilidad del encausado (Montesinos), así como que no existen responsables del delito de traición a la patria”.

Pero faltaba la conformidad de su superior, el presidente el Consejo de Guerra Permanente, el coronel EP Jaime Montesinos Ampuero, familiar del acusado y paisano arquipeño como éste. El nueve de noviembre de 1984, el arequipeño --como Vladimiro Montesinos-- Jaime Montesinos, con sirprendente argumentación, convino en sobreseer (extinguir) la acusación contra el capitán porque supuestamente no se encontraron pruebas (documento 26).



DOCUMENTO 26. El coronel Jaime Montesinos da visto bueno al sobreseimiento (extinción)
del juicio por traición a la patria con argumentos francamente deleznables.

El 22 de enero de 1985, el secretario general del Consejo Supremo de Justicia Militar, comandante EP Ismael Chauca Vásquez, el mismo que en 1983 como fiscal del fuero castrense ordenó abrir juicio contra Montesinos por traición a la patria señalando que había suficiente evidencia, certificó el fin del juicio. Poco después, el siete de febrero de 1985, el entonces juez militar permanente, comandante EP Luis Delgado Arena, ejecutó el archivamiento del caso y requirió limpiar los antecedentes del capitán en retiro. Delgado sería con los años, durante el régimen de Fujimori y Montesinos, una pieza del sistema judicial castrense usado contra militares críticos a la dictadura.

Hoy por mi, mañana por ti

Luis Delgado Arena sería premiado por Montesinos cuando éste asumió el poder luego de pocos años, en 1990, cuando llegó al poder con Fujimori, en cuyo periodo gubenamental escaló posiciones. En 1993, como auditor del fuero castrense, conspiró para que los agentes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), que perpetraron las matanzas Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), no fueran juzgados por un tribunal común como correspondía. Al ascender al grado máximo de general de división, Delgado llegó a ocupar la presidencia del Consejo Supremo de Justicia Militar, en el 2000, un organismo que usó el entonces asesor presidencial para arremeter contra los militares, activos y en retiro, que lo criticaban o cuestionaban su poder.

La sociedad de Montesinos con Delgado quedó graficada en un "vladivideo" grabado en las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el seis de noviembre de 1999, en el que aparece el general Delgado entregando a Montesinos una maleta con dos millones dólares que éste entregaría al empresario periodístico Eduardo Calmell del Solar por la compra del 75 por ciento de las acciones del canal de cable CCN. La operación era parte del proyecto del control de los medios de comunicación para enfilarlos a favor de la tercera elección de Fujimori. El "vladivideo", difundido en en enero del 2001, revela Delgado era parte de la conspiración del corrupto régimen. En esa ocasión, actuó como representante legal del Ministerio de Defensa, el general Delgado, a quien se le escucha decir: El papel de Delgado en la desactivación del juicio a Montesinos por espionaje, es la prueba irrefutable de que éste contaba con cómplices en el tribunal castrense.


                          El general Delgado Arena y Montesinos con el dinero para la compra ilícita
                                  del canal CCN, el seis de noviembre de 1999.

"Bueno, Vladi (Montesinos), ahora que te he servido, lo que te he pedido...", le reclamó Delgado la contraprestación.

"Ya, está bien, tráeme la resolución y la lista de quienes van a integrar el Consejo Supremo de Justicia Militar. Eres el nuevo presidente a partir del próximo año", respondió Montesinos. En efecto, en enero del 2000 Delgado asumió el cargo por disposición de Montesinos. El 19 de enero del 2001, el general Luis Delgado Arena fue enviado a prisión.

Lecciones de la historia

Recién el 11 de febrero de 1985, cuando había sido desactivado el proceso en su contra por traición a la patria, Montesinos se presentó ante la justicia militar y dejó un escrito: “Me pongo a derecho en el local del juzgado a efectos de ser notificado con la Ejecutoria Suprema” que desactivó la acusación en contra del capitán en retiro.

La justicia militar, controlada por Montesinos, no lo absolvió de la acusación del delito de traición a la patria, pero dejó sin efecto el juicio por la supuesta falta de pruebas. Pero, doce años después, cuando Montesinos estaba en la cumbre del poder,

Aunque Montesinos cumple diversas condemas por múltiples delitos, es un acto de justicia que salga a la luz la documentación que acredita que pudo haber sido condenado a 25 años a traición a la patria. Nunca es tarde para que se sepa la verdad porque el pasado, aunque duela, siempre enseña para que no se repita.
             SUÉLTAME, PASADO


El siguiente episodio revela la importancia que tenía para Montesinos ocultar su pasado criminal. En 1999, en plena campaña re-reeleccionista de Alberto Fujimori, el ex jefe de la junta militar, general EP Francisco Morales Bermúdez (1975-1980), recordó el incidente de 1976 que concluyó con la expectoración del capitán de la institución, lo causó una intensa polvareda.

Fue Fujimori, y no Montesinos, quien salió públicamente a desmentir a Morales Bermúdez diciendo que su asesor en su momento demostró su inocencia. No era verdad. Su asesor sí había sido condenado por un tribunal castrense. Lo demostramos en "La República" publicando una resolución del Consejo Supremo de Justicia Militar dando de baja a Vladimiro Montesinos en 1978 luego de haber cumplido su condena. El 19 de diciembre de 1999, a pocos meses de las elecciones, publicamos un dossier con documentación que acreditaba que no era verdad que la justicia militar había archivado la acusación contra Montesinos, en 1976, y que, por el contrario, lo condenó en 1977 a un año de prisión.

Para boicotear la información, por orden del poderoso asesor de Fujimori, agentes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) en camionetas y motocicletas compraron virtualmente la totalidad de la edición de ese día domingo para impedir la difusión de la información. "La República" tuvo que republicar la investigación el 21 de diciembre. Montesinos no quería que se divulgara nada de su pasado. Lo que publicó "La República" fue un informe del SIN sobre los antecedentes de Vladimiro Montesinos, fechado el 13 de julio de 1990, 15 días antes que Fujimori juramentara su primer año como jefe de Estado. En el reporte secreto del SIN, se concluía que: "El capitán EP (r) Vladimiro Montesinos tiene suficientes antecedentes negativos como para que las Fuerzas Armadas, y en particular el Ejército, sigan manteniendo dudas sobre su lealtad al país y al Ejército". La advertencia del SIN se cumplió. Fujimori desechó el informe que lo alertaba sobre su asesor y cogobernó con él durante una década.

        

                                  EL DUEÑO DE LOS SECRETOS


                                                Copia de la libreta electoral de Montesinos durante la época del juicio
                                                que su abogado adjuntó al expediente.

Entrevistado para escribir un perfil sobre Vladimiro Montesinos Torres, el sociólogo y analista de inteligencia, Francisco Loayza Galván, me dijo que su amigo en la época en que ambos trabajaron para el gobierno del general EP Juan Velasco Alvarado, era un hombre "que jamás olvidaba a la persona que se interpusiera en su camino hacia el poder" y que "ni bien se le presentaba la oportunidad se cobraba venganza". Los altos mandos del Ejército que intervinieron en su salida del poder durante la dictadura militar, los que lo denunciaron, enjuiciaron y condenaron, no fueron la excepción.

La campaña que desplegó desde las páginas de la revista "Kausachum", revelando secretos que dañaban la reputación o compromtían en delitos a oficiales del Ejército, era parte de la venganza que Montesinos había tejido cuidadosamente. Para su principal acusador, el mayor EP (r) José Fernández Salvatecci, le tenía preparado otro acto más humillante e inhumano.

Una vez que hizo dinero como abogado de narcotraficantes y militares, su odio se concentró en los generales EP Francisco Morales Bermúdez y Guillermo Arbulú Galliani, a quienes atribuyó la desgracia de haber perdido la carrera militar.

En las entrañas del poder

Montesinos trabajó como asesor del primer ministro, ministro de Guerra y comandante general del Ejército, general EP Edgardo Mercado Jarrín, entre 1973 y 1975. Este último año, al concluir sus funciones Mercado Jarrín, el entonces capitán pasó a laborar con el ministro de Agricultura, general EP Enrique Gallegos Venero. Allí también trabajaba el amigo y confidente de Montesinos, Francisco Loayza. Montesinos volvería ascender en el escalafón del poder al sumarse como asesor del primer ministro, general Jorge Fernández Maldonado.

Con el fin del régimen de Velasco al asumir el poder el general Morales Bermúdez (27 de agosto de 1975), poco a poco los velasquistas comenzaron a ser desplazados. El 16 de julio de 1976, el general EP Guillermo Arbulú reemplazó al general Fernández Maldonado como primer ministro y ministro de Guerra. Arbulú barrió con los colaboradores de su antecesor, entre los que se encontraba Montesinos. Arbulú arrancó del poder a Montesinos y lo despachó a un inhóspito cuartel de Sullana, en el desierto de Piura, de donde escaparía para viajar a Washington, entre cinco y 21 de septiembre de 1976.

"El general Guillermo Arbulú tenía un tema pendiente con Montesinos desde la época en que éste asesoraba al general Mercado Jarrín. Aparentemente, Montesinos alardeaba de su posición junto con Mercado Jarrín y eso molestaba a los generales, en particular a Guillermo Arbulú", declaró Francisco Loayza: "Cuando vino la purga con el general Morales Bermúdez, Arbulú encontró la oportunidad de deshacerse de Montesinos".

Al enemigo con todo

El seis de octubre de 1976, el jefe de Estado, general Francisco Morales Bermúdez, y el ministro de Guerra, general Guillermo Arbulú, suscribieron la Resolución Suprema con la que lo desaforaron del Ejército y dispusieron su enjuiciamiento por haber falsificado documentos oficiales para viajar a Estados Unidos y reunirse con oficiales del Pentágono y la CIA. Después se cobraría venganza de ambos.

Para consumar su plan, Vladimiro Montesinos recurrió a su amigo Augusto Zimmermann, propietario de la revista "Kausachum", para golpear a sus enemigos mediante "operaciones de inteligencia". Es decir, divulgando secretos militares. Para Montesinos "Kausachum" no fue nada más que el tubo de escape de su resentimiento contra los militares que lo sacaron del poder, y que luego lo despojaron del uniforme y lo enviaron a prisión.


El 12 de noviembre de 1980, "Kausachum" publicó documentos secretos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) que probaban la implicación de altos mandos militares en el secuestro y desaparición de presuntos "montoneros" en coordinación con agentes de inteligencia del ejército argentino, en abril de 1977 y en julio de 1980. La revelación de "Kausachum" apareció poco después que Gustavo Molfino denunció que su madre, Esther Gianotti de Molfino, y otros tres compatriotas argentinos, fueron secuestrados y desaparecidos por un comando militar peruano y argentino.En efecto, el cadáver de Esther Gianotti sería encontrado pocas semanas después en Madrid.

Sin respiración

La divulgación de los documentos desmentía al gobierno del general Morales Bermúdez que aseguraba que los uniformados peruanos no tuvieron participación alguna en las operaciones de detención clandestina, al amparo del "Plan Cóndor". Entre los afectados por la publicación se encontraban los generales EP Guillermo Arbulú Galliani y Francisco Morales Bermúdez, quienes en los papeles quedaba evidente que tenían conocimiento de la intervención de los militares argentinos.

El 29 de abril de 1983, Montesinos volvió a la carga. "Kausachum" reveló el plan secreto que el régimen de Morales Bermúdez urdió para darle una salida al mar a Bolivia y así evitar una guerra con Chile, en 1976. Jamás se había contado esa historia. "Montesinos también me entregó esos documentos. La prueba de que esos papeles son verdaderos, es el juicio que me interpuso el Ministerio de Guerra por divulgación de secretos militares", me explicó Augusto Zimmermann en su momento. Morales Bermúdez tuvo que ofrecer explicaciones al país.

Las publicaciones no cesaron.

Montesinos se había propuesto dañar mortalmente a sus enemigos. Siguió entregando documentos clasificados a su amigo Zimmermann. El 26 de julio de 1983, "Kausachum" divulgó que el mayor EP Carlos Morales Dávila secuestró y asesinó al "montonero" Carlos Alberto Maguid, en 1977. Maguid estaba contratado como profesor de artes de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Luego, el 17 de agosto de 1983, "Kausachum" sacó a la luz documentos reservados que acreditaban que el suboficial EP Carlos Santa Cruz Ruíz, después de haber cumplido misión en Chile y haber sido dado de baja, fue asesinado en 1981. La publicación atribuía el homicidio a agentes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y comprometía a los generales Morales Bermúdez y Arbulú.

Todo tiene su final

Vladimiro Montesinos responsabilizaba a los altos mandos. Los altos mandos no soportaron más la agresión de Montesinos. Es en ese momento en que resolvieron acusarlo por vender secretos militares, lo que configura traición a la patria. "Montesinos se asustó. Sacó todo el dinero que tenía en el banco, juntó sus papeles, escribió un último artículo para 'Kausachum' y el 13 de octubre de 1983 se fue con dirección a Ecuador", relató Zimmermann: '¿A Ecuador?, le pregunté a Montesinos. En 1980 habíamos tenido un conflicto armados con los ecuatorianos y un militar peruano se refugiaba en ese país. La situación estaba muy sensible, pero él viajó de todas maneras. Un día de estos conversaremos a fondo de esta historia", me dijo Zimmermann, a quien conocí en el diario "La República", en 1995.

Lo cierto es que las publicaciones de Montesinos en "Kausachum" sacudieron al Ejército y los altos mandos decidieron terminar de una vez con el capitán en retiro que estaba cumpliendo con su promesa de venganza. Pero daría un vuelco a la acusación a la patria apoyándose en militares afectos que después se engalanarían e enriquecerían en el poder cuando se convirtió en la mano fuerte de Fujimori.

6 comentarios:

  1. me sirve de mucho tu informacioon ya que es un fundamento escencial para mis clases de deontologia que llevo en la universidad.ya que no no se sabe porque se logro expulsarlo del colegio de abogados sin pruebas contudentes

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  2. MONTESINOS FUR UN ZORRO MUY INTELIGENTE Y ASTUTO. AHORA ESTA PRESO, PERO ¿QUE TRAMARA?

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  3. LA VERDAD HOMBRES COMO MONTESINOS NO VALE LA PENA, LA ASTUCIA Y LA INTELIGENCIA QUE EMPLEO NO LO SIRVIO DE NADA POR QUE AHORA ESTA ENCERRADO COMO UN POBRE HOMBRE QUE NO CONOCE NADA ............

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  4. no cabe duda alguna que montesinos ha sido y sera uno de los hombres mas inteligentes y brilates que hall engendrado el peru, definitivamente algunos piensan que es un corrupto o que fue un traidor a la patrio pero analizemos algo, una person con el genio de vladimiro y con un ideal que era el poder, no debe acaso "deshacerse" de sus anemigos a como de costa si es que estos tambien piensan deshacerse del el, es una guerra, la diferencia es que esta es una guerra personal mientras que las guerras a las cuales estamosacostumbrados son guerra nacionales o inter-nacionales... en la vida hay cosas que no todos entienden y para aquellos que entendemos esta el poder. "La ignorancia de muchos, les da poder a pocos"

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  5. ESTE LACRA DE LA SOCIEDAD MONTESINOS, ES EL INVENTOR DEM LA CORRUPCIÓN EN EL PERU, COMO DICEN ALGUNOS COMENTARITAS ES UN HOMBRE INTTELIGENTE Y HABIL, PERO PARA HACER LAS COSAS MALAS, PARA ROBAR, ENGAÑAR A LA GENTE, PARA VENGARSE Y MATAR, ESO NO ES DE HOMBRE, DE QUE LO VALIO TODO ESO, LA MALDAD TARDE O TEMPRANO SE PAGA, ESE DELINCUENTE DEBE PODRIRSE EN LA CARCEL JUNTO CON fUJIMORI.

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  6. ANONIMO.Y AHORA HUMALA A MANDADO A SU BRAZO DERECHO A LA BASE NAVAL DEL CALLAO DONDE SE ENCUENTRA PRESO VLADIMIRO MONTESINOS,NO SE SABE EL MOTIVO .TATATAN.........28 DE JUNIO .

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