Fuente El Comercio del Perú
ILUSIÓN E IMPROVISACIÓN
Por: Fernando Vivas Periodista
El gobierno de Gana Perú es un piloto televisivo lanzado al aire antes de evaluar resultados. Un caudillo nacido y vuelto a nacer en tan solo una década (¡Lula lleva 40 años de brega política, cuatro candidaturas y dos períodos presidenciales!), aliados de izquierda acostumbrados a ser académicamente ‘no gubernamentales’ de pronto obligados a ser gubernamentales y eficientes, el dilema irresuelto entre el ‘nacionalismo económico’ de viejo cuño y la necesidad de financiar las promesas inclusivas alentando la inversión extranjera en minería; son poderosos motivos que impelen a improvisar.
Ahora bien, la improvisación no implica necesariamente el fracaso. El programa piloto cuenta con buenas reservas y debe ser exitoso, si la actitud del poder es cívica y humilde, si corrige los desastres apenas se producen y rentabiliza los hallazgos aprendiendo a planificarlos. Ejemplo a la mano: Daniel Abugattas ha improvisado a la carrera un esquema de descentralización congresal que, a juzgar por el piloto iqueño, es caótico, inseguro e ineficaz si se tiene en cuenta que el pleno en Ica fue una asamblea declarativa sin participación de la población.
Ojalá Abugattas, político bienintencionado pero cascarrabias, tenga la serenidad para declarar el no va más de los plenos descentralizados y rescatar de su aventura lo que sí funcionó, la interacción de pequeñas comisiones de congresistas con la población.
La política antidrogas es una improvisación aun mayor: poner a la cabeza de Devida a un experto prococalero, para combatir el narcotráfico presionando a EE.UU. y sin pelear con el gremio cocalero en cuya agenda bien pueden colarse demandas y estrategias mafiosas, solo ha revelado confusión hasta hoy. Es hora de evaluar seriamente si vale la pena seguir con Ricardo Soberón o ‘erradicar’ por lo sano.
No todo es improvisación. Humala y Salomón Lerner han apostado a la continuidad de lo ‘malo conocido’ en sus lineamientos básicos de política económica, mientras han decidido experimentar (que no es lo mismo que improvisar, pues supone cierta planificación) con la creación de un ministerio de inclusión social cuyos alcances aún no están claros para nadie.
La improvisación se legitima en esa ilusión popular de novedad y cambio que está detrás del 70% de aprobación, según la última encuesta de Datum. Pero a la vez se alienta –¡qué miedo!– la ilusión de un nuevo autoritarismo que quisiera sentar sus reales aprovechando la coartada de la seguridad nacional.
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