martes, 11 de mayo de 2010


La Cumbia Chola y su utilización por grupos de Poder


Una bien estudiada y comercialmente descollante estrategia ha surgido hace algunos años para envilecer más a los peruanos y sumirlos en el conformismo. Primero se intentó asfixiar a la masa de trabajadores con dinero plástico otorgándole un crédito ficticio, que más que beneficiarlo lo ha hundido en la angustia y en el descrédito como futuro sujeto de confianza para el mundo financiero. Decenas de miles de trabajadores precarios, que con las gustas ganan para subsistir, se han visto envueltos en deudas impagables por haber utilizado ilusamente su tarjeta de crédito de consumo.

Si no hubiese reventado la burbuja financiera en los Estados Unidos y Europa, aquí hubiese proseguido el otorgamiento de tarjetas de crédito en forma indiscriminada a los empleados que ganaban poco más de 400 soles mensuales.

Otra moderna forma de alienar a la llamada “grandes mayorías” es con la música. Siempre ha existido esa táctica de manipulación, pero en las últimas décadas esta se ha intensificado hasta hacerse grotesca. La expansión de la música popular, llámese chicha, “perreo” o “huayno cumbia” ha permitido que ciertos grupos de poder utilicen este canal de desfogue social para introducir mensajes nocivos que solo busca mantener sumido en un dolor artificial a los pobres del país. Ya casi no existen letras de canciones populares que canten al folclor citadino, a las costumbres o sabiduría popular, a parte de la artística prosa romántica que hablaba de un amor sano en las parejas. Claro está, con las desdichas y tropiezos naturales que suelen suceder en el valle de las pasiones humanas.

Revisemos algunos ejemplos, y díganos si no constituyen una expresión de una malsana intencionalidad de inducir a la población de escaza cultura al despeñadero de la desilusión, desconfianza y el consumo de alcohol.

“Pero vas a volverme a buscar / y te advierto que voy a vengarme / Vas a besar el suelo por Dios te lo juro / vendrás a pedirme perdón y no dudo que mendigaras por un beso de mis labios / Sé que voy a gozar cuando vengas llorando / me voy a burlar de ti al verte arrastrando / te arrepentirás de haberme conocido / porque hoy me declaro tu peor enemigo /Y lo que te mereces por abandonarme es que al volver te mande a / llorar a otra parte“

Otro ejemplo:

“Ojalá que te mueras / Que tu alma se vaya al infierno / Y que se haga eterno tu llanto / Ojala pagues caro el haberme engañado / Aun queriéndote tanto / Que todo tu mundo se quede vacio / Ojala que cada gota de llanto / Te queme hasta el alma / Ojala que no encuentres la calma / Ojalá que te mueras”

Los que más aplauden y piden que los temas se repitan infinitamente son las trasnacionales de la cerveza y la ahora millonaria Asociación Peruana de Autores y Compositores APDAYC, manejada indefinidamente por Armando Massé, quien no para de premiar a los llamados “cumbiamberos” ya que indirectamente llenan sus arcas por la venta de sus discos y los millones de soles que deja el cobro por regalías por la difusión de cada uno de sus temas en conciertos, peluquerías, centros comerciales, eventos, matrimonios, polladas y hasta tómbolas.

Las cerveceras también saltan en un pie por los ríos de cerveza que corren en paralelo con la difusión de esta música que incentiva el sentimiento arrabalero y derrotista. Mientras tanto la APDAYC cobra a la fuerza a todo aquel que es sorprendido escuchando música controlada por ellos. Ni los taxistas se salvan. Pero esta entidad carece de escrúpulos cuando de juntar miles de soles se trata. Acaba de firmar un pacto secreto con los miles de comerciantes de discos piratas de los más grandes centros comerciales de Lima para cobrarles un monto aun no determinado y permitirle así la venta de la propiedad intelectual y artística de sus afiliados locales así como de los cientos de artistas extranjeros que confían que esta entidad hará respetar sus derechos.

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