19 de mayo de 2013
*”El Lenguaje se ha creado para transgredirlo”
Se hace llamar Domingo de Ramos. Aunque ateo está a punto de creer en el Señor de los Milagros. Quizá por la ventura de mantenerlo vivo después de una azarosa vida. Ha sido el único del movimiento ochentero Kloaka que ha permanecido recopilando vivencias en los antros y suburbios. Ahora es inusitamente padre y abuelo de una niña que literalmente es su Cielo. Concertamos una cita en su casa frente a un inmenso parque. Ya dentro me conduce por unos vericuetos oscuros que más parecen los trajinados momentos de su vida. Para concederme una entrevista nos instalamos en dos viejas sillas, mientras que una erguida botella de vino seco adorna el bello atardecer.
Domingo tuvo su inicio literario cuando la sociedad peruana estaba convertida en una cloaca sanguilonenta, con una juventud admitida como sospechosa por las autoridades, en donde se entremezclaban la corrupción y la violencia senderista en cuya atmósfera se vieron aplastadas las ilusiones de toda una generación. De ahí su carácter contestatario, que más que antisistema se tornó virulento y anárquico.
Domingo supo descender a los mil infiernos que fueron pilares de esa sociedad decadente y autodestructiva que fue el Perú de los años 80s. Conformó un movimiento poético, literario y musical que exploraba en las vivencias y padeceres de una juventud castrada de esa felicidad que debiera acompañarla en ésta etapa de la vida. Tradujo esos pesares y lo plasmó en versos y prosas. Fue la movida subterránea el clímax de esa época. Fue un momento en que la escritura se desgarró, cuando el lenguaje se tiño de lumpen. Justamente, lo que ahora, treinta años después, está de moda. Los kloakas se convirtieron en los “causas” letrados, los vanguardistas, los hippies cholos. Al igual que el movimiento literario Beatnik en EE.UU hurgó en los horrores de la guerra de Corea (posteriormente los hippies lo hicieron con la inútil guerra de Vietnam); aquí los subterráneos intentaron demoler el sistema de injusticias, desgraciadamente fueron aplastados en su intento por una purulenta realidad, esa pesadilla que fue la guerra interna que trastocó la existencia de todos los peruanos.
Mingo, así le llaman sus amigos, nunca fue un alumno
destacado en el colegio. La política lo condujo por el camino que ha venido
transitando hace más de treinta años.
- Lo que marcó mi destino fue mi afiliación a un partido
político de izquierda.
Domingo de Ramos
militó primero en Patria Roja y luego en el PCR. Profesores del naciente Sutep
lo invitaron a sesiones de lectura claramente marxistas en donde se estudiaba
las contradicciones sociales del momento. Solo tenía 15 años cuando empezó a
ser instruido políticamente y cursaba el tercer año de secundaria en el
emblemático colegio mixto de San Juan de Miraflores.
Las sesiones de adoctrinamiento o de experimentación con
ideas de izquierda duraron dos años. En ese lapso Domingo participó activamente
en movilizaciones estudiantiles y de los profesores agrupados en el Sutep. En
ese tiempo se juntaron una retahíla de atropellos que la dictadura militar
pretendía ejecutar: la vigencia de la nota 11 como mínima aprobatoria, la
quinta nota para pasar de año, la pretendida ilegalidad del Sutep como
movimiento gremial de los profesores.
D de R llegó a participar activamente en el Comité Coordinador
Único del Movimiento Estudiantil Secundario CCUMES. En su barrio de San Juan de
Miraflores existía una efervescencia social porque estaba constituido por
moradores provenientes de provincias, la mayoría de ellos obreros. La
mayoría de ellos conformaban familias
jóvenes y su aspiración era consolidarse con dignidad en una Lima convulsa.
En pleno régimen del dictador Francisco Morales Bermúdez se
produjeron los más cruentos enfrentamientos entre la policía y activistas
políticos. Un día D de R se unió a un grupo de jóvenes y trabajadores agrupados
en el CUL que llevaron adelante las protestas en el histórico paro del 19 de
julio de 1977. Se dirigieron en grupo a la zona denominada La Peña en la zona D
de SJM con la consigna de bloquear con piedras la av. Pachacutec. Domingo tenía
apenas 17 años. Otros adultos hacían lo mismo logrando paralizar la zona.
Entonces, de la nada apareció una tanqueta de la Policía con tres policías
armados con fusiles Fal. “Mingo” armaba revuelta con su amigo de barrio Jhonny
Peñaranda que vivía a dos cuadras de su casa. Jhonny un joven moreno de pelo
ensortijado muy castaño; era el típico “sacalagua”. Tenía su “jale” en el
barrio por su físico y por ser muy
amiguero. Solía reunirse con su “mancha” en el cruce de las calles Joaquín
Bernal y Andrés Guzmán, muy cerca de la casa del profesor Sartori, un viejo
dirigente del Sutep.
( Ese día, quien relata esta historia, estaba a un par de cuadras de La Peña, en el paradero “Cáceres”. Divisé que uno de los policías que estaba en el techo de la tanqueta rastrilló su arma y disparó sin asco hacia la gente. Llegó hasta mi zona la noticia que había un herido grave. A Jhonny lo ví pasar auxiliado en una motociclista. Una bala le había atravesado el corazón)
Domingo se había salvado. Jhonny “se apareó con la muerte” tal como lo narró en su poema “Caída de un
Adolescente”. Ese incidente caló en aquel joven que se perfilaba como poeta y marcó el
derrotero de su vida: “Mi alma ha muerto, y mi cuerpo le sobrevive”, anunció.
Pasado ese hecho cumbre en su joven existencia, Domingo
terminó la secundaria en el Centro Base mixto San Juan. Se concedió dos años sabáticos.
En ese periodo probó de todo. “Experimentó” en varios terrenos, incluyendo
“drogas pasajeras”. D de R define esa etapa de su vida como “una especie de
apertura” en su discurrir juvenil. Pero en ese intermedio no se alejó de su
afición política. Esta etapa la describe muy bien quien sería uno de sus
grandes amigos, el poeta Roger Santivañez. El cuenta que lo veía
esporádicamente en actividades y reuniones semiclandestinas del Sutep.
“Por esos años –cuenta D de R- se inició mi inquietud por la
literatura y los discursos. A los 19 años ya tenía claro que lo mío era
escribir. Pese a que había ingresado a San Marcos a la Facultad de Sociología”.
La Pequeña Biblioteca
A esta altura de la conversación recalo en el origen de su
pasión por las letras. Domingo cuenta que empezó a asistir a una estrecha
biblioteca que tenía el local de la asociación de propietarios de la zona A,
ubicada a un lado de la Comisaria de SJM. Allí, entre otros hallazgos, encontró
la colección completa de Editorial Losada que contenía literatura de Machado, García Lorca y Juan Ramón Jiménez. Antes, como activista político,
había incursionado en lecturas como las de
Vallejo y Neruda que eran poetas de izquierda. D de R admite que el hilo
conductor por su afición a las letras fue la literatura marxista.
Antes que su vida tome ese rumbo su intención era ser un
sociólogo, un estudioso de la realidad, un crítico del status quo, además de
contribuir en dar soluciones a los problemas sociales que en esa época eran
profundos y complejos. La polarización política era innegable, con una
dictadura militar que anunciaba su retirada pero que aplastaba cada vez más a
las grandes mayorías. Era el caldo de cultivo perfecto el cual era aprovechado
por los dirigentes de la Izquierda peruana.
La Violencia
- La pobreza en esos tiempos (fines de los años 70s) se
percibía a cada paso y yo lo experimentaba más conscientemente por la posición
revolucionaria que había asumido contra el sistema imperante.
- Y para intentar
transformar esa realidad ¿eran válidos los métodos violentos también?
- Claro, lo que nosotros denominábamos violencia
revolucionaria. Porque lo que vivíamos y seguimos padeciendo es un sistema
injusto.
- De ello han pasado
más de treinta años, ¿cómo notas los cambios en la sociedad, las condiciones
han cambiado? ¿Ha variado tu forma de ver el mundo?
- Obviamente, todo ha cambiado, el propio marxismo es cambio:
La realidad es dialéctica. Lo que pasa es que las condiciones perduran: sigue
habiendo pobreza. En lo político no es igual que hace cuarenta años. Un sector
de la izquierda escogió la trinchera parlamentaria, y otro, como Sendero, la
lucha armada y fracasaron históricamente. En esas décadas la Izquierda tenía
como única meta la toma del Poder para así cambiar a la sociedad.
- Entonces, si las
condiciones persisten, ¿qué ha pasado con la juventud, sindicatos y
organizaciones que suelen empujar un proceso de cambio o revolucionario? Desde
los 90s se percibió un aletargamiento de ese espíritu revolucionario.
- Lo que pasó es que el neoliberalismo, con políticas
dictatoriales como la de Fujimori, se constituyó en una aplanadora que
desarticuló a la Izquierda, de tal forma que hay que aceptar que sufrió una
derrota histórica, que en un movimiento social implica 100 años de retraso. No
es cualquier derrota. Entonces, una Izquierda aplacada, satanizada y vinculada
permanentemente con grupos violentistas no ha podido constituirse en lo que
ahora llaman una “Izquierda responsable”. Pero hay que admitir que se fue
autolimitando desde que a inicios de los 80s el ARI (Alianza Revolucionaria de
Izquierda) se convirtió en una olla de apetitos personales.
- Volvamos a tu etapa
estudiantil. ¿Una vez en San Marcos, llegaste a concluir la carrera de
Sociología?
- No, simplemente porque en esa época era casi imposible
estudiar; habían paros, huelgas y en esas condiciones era casi imposible
proseguir.
- ¿Y es ahí cuando te
vuelcas de lleno a la literatura, a la poesía?
- Sí.
- ¿Cómo decides
adentrarte en el lenguaje, a conocer el idioma para manejarlo en tu poesía?
- Yo tenía un origen diferente a mis amigos de universidad.
Primero, ellos estudiaban literatura. La mayoría de ellos eran de clase media -alta,
con amplio acceso a la cultura, a los libros….En cambio, yo me he forjado en
forma autodidacta. Aprovechaba para acudir a las bibliotecas de mis amigos en
donde suplía esa orfandad de libros. Allí había lo que me gustaba. Es así que
asumo en serio la tarea de escribir perfilándome como poeta.
- ¿A parte de poesía,
has hecho periodismo?
- He hecho periodismo, corrección de textos, de todo un poco.
Kloaka
- ¿Es en tus inicios
que conoces a los muchachos de Kloaka?
- Claro, en la universidad me convoca Mariela Dreyfus. Muchos
de ellos pertenecían a movimientos de Izquierda. Yo era como un lunar ya que
todos tenían una extracción social media-alta. Tampoco tenía su formación
académica, a parte, ellos provenían de buenos colegios mientras que yo lo hacía
de uno fiscal.
- La mayoría de ellos
estudiaban Literatura….
- Todos, todos.
- Sobre tu poesía,
algunos críticos y académicos opinan que lo tuyo es prosaico, que no respetas
las reglas para construir un verso, incluso, la catalogan de marginal.
- En realidad todo es poesía. Lo que pasa es que me he
dedicado a hacer poesía desde la visión del migrante, que percibe Lima como un
medio hostil y he testificado eso. Al testimoniarlo, no estoy haciendo
literatura por literatura, toco temas como el amor, el desamor, la muerte pero
desde mi óptica….
- ¿No te interesa
respetar la rima en tus versos?
- No me interesa mucho, porque no me sirve para expresar lo
que yo quiero; los temas académicos no me suelen interesar, ello no quiere
decir que no puedo hacerlo. Puedo escribir un soneto, decasílabos, puedo. La
cuestión es que no me ubico allí.
- Tienes un lenguaje
poético diferente porque pretendes transmitir otra cosa….
- Claro, esa es una diferencia en todo caso. Yo escribo desde
el margen…
El Lenguaje
Jorge Frisancho, escritor y poeta que alguna vez perteneció
al Movimiento Kloaka, señala al referirse al lenguaje utilizado en el poema
“Pastor de Perros”: “Domingo de Ramos
acumula imágenes y versos, quebrando con frecuencia la lógica y la normatividad
del discurso poético convencional”.
- ¿Sientes que eres un
transgresor para transmitir lo popular? ¿Eres consciente de ello?
- Tengo que salirme del lenguaje “correcto”. No sé si habré
creado algo nuevo. Solo sé que quise expresar algo y lo expresé, sin ningún
corset ni atadura, para ellos me voy en contra de la sintaxis, contra las
puntuaciones, incluso, contra la ortografía. García Márquez dice: hay que
escribir como a uno le brota. En ese sentido soy un poeta “sucio” en lo que se
refiere al lenguaje.
- ¿No crees que el
lenguaje se debe respetar?
- Cuando uno conoce el idioma, el leguaje, puede
transgredirlo. El poeta está para eso, para dinamitarlo muchas veces. Uno
aprende el lenguaje pero si quiere hacer algo nuevo tiene que enfrentarlo,
fusionarlo, proponer una nueva sonoridad. Y esto es fácil comprobarlo: Trilce
de Vallejo es un poema que muchos no terminan por entender. De eso se trata, de
regodearse, ser una especie de sibarita con el lenguaje.
- Una vez dijiste que
el poeta tiene mucho de esquizofrénico…
- El que escribe creando no es la persona del día a día.
Escribe tu otro yo, un ser diferente…
- ¿Cómo es tu proceso
para escribir? ¿lo haces sobrio, bebiendo, en la soledad?
- Necesito la soledad para escribir; es la llamada “soledad
del artista”.
- ¿Y de dónde obtienes
las vivencias para transformarlas en poemas?
- De las desavenencias de la vida, de sus cosas absurdas. De
las cosas bellas escribo muy poco, no me inspiran mucho. El amor no me inspira
mucho pero es importante. La infelicidad te lleva más a escribir que el propio
amor y la felicidad misma.
- ¿Has tenido etapas
depresivas?
- Soy infeliz a mi modo, no es crónico porque una depresión
me hubiese llevado al suicidio. Yo estuve, sin darme cuenta, en una etapa
autodestructiva por cerca de 20 años. Desde los 90s, porque antes, en los 80s,
mi vida era más dinámica. Existían banderas que no se habían arriado. En los
90s se dieron grandes decepciones. Lo que ayudó mucho a levantarme fue el hecho
de enterarme que tenía un hijo y, más aun, una linda nieta. Ello ha hecho
volver a mí la esperanza. Aunque en el camino, los baches en la salud
perturban.
Al Filo de la Vida
- Las vivencias al filo
del peligro que alguna vez contaste ¿dónde las adquiriste?
- En el centro de Lima, básicamente. También en La Victoria,
en las zonas “dark” y oscuras de nuestra gran ciudad, plagadas de fumaderos. Es
una realidad muy jodida.
- ¿Y lograste sacar
algo bueno de esas experiencias, de divagar por la oscuridad?
- Claro, “Pastor de Perros” es una muestra. Es la historia de
un “paquetero”, de un vendedor de pasta básica. No es la de un hombre dedicado
a pasear perros con su cadenitas. Es un personaje, es un “pastrulo” que muere
finalmente. Al ser humano que me inspiró lo vi una vez cruzando la plaza San
Martin acompañado de una jauría de perros callejeros. De ahí, de esa imagen,
creé el personaje y lo “pastrulié”. En realidad era un hombre que buscaba entre
la basura que tenía como veinte perros que lo acompañaban a todos lados.
Lo Moderno
- ¿Tus viajes a Europa,
EE.UU por qué no han conseguido cambiar tu forma de ver la vida, no has visto
beneficio en la modernidad?
- Cuando tienes ciertos principios arraigados sobre la
sociedad, una experiencia así no te hace cambiar; lo ves como una experiencia.
William Faulkner decía: cada viaje, así sea un paso, es una experiencia nueva.
- Esos tiempos de
viaje, fueron tu época más fructífera?
- Sí, porque cada viaje es una experiencia nueva. Conocer
–por ejemplo- la tumba de los poetas que he admirado toda mi vida, las calles y
bares por donde anduvieron, es algo invalorable. Respiras y ves lo mismo que,
en sus días, disfrutaron Rimbaud en París o Dostoyevski en San Petersburgo.
- Finalmente, tu
producción continua…
- Sí estoy esperando que el fondo editorial del Congreso
publique mis obras completas, pero no sé qué pasa……
Domingo descorcha un vino seco y la conversa prosigue en
otra dimensión. (Escrito por FM)
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