PUNTO DE VISTA
Por: Virginia Rosas *
Tomado de El Comercio
Sábado 19 de Junio del 2010
La abrupta salida de la decana de los corresponsales de la Casa Blanca, Helen Thomas, una dama de 90 años que ha tenido el privilegio de “cubrir” a diez presidentes estadounidenses, ha puesto en relieve que la libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de la democracia en Estados Unidos, salvo cuando se trata de temas espinosos. Y Thomas no era precisamente una representante de lo “políticamente correcto”.
Ya se había convertido en una piedra en el zapato de George W. Bush cuando le preguntó por qué quiso ir a la guerra de Iraq. Lo que le valió el encono no solo del ex presidente, sino de muchos de los reporteros de la Casa Blanca, que le quitaron el privilegio de sentarse en primera fila en la sala de prensa. Lejos de amedrentarse, la periodista continuó con sus preguntas incómodas sobre el número de víctimas civiles en Iraq. Hasta que la secretaria de prensa de Bush, Dana Perino, le enrostró que estaba desaprovechando su sitio privilegiado en el recinto para insinuar “de forma absurda y ofensiva que Estados Unidos está matando inocentes”.
El canal Fox la acusaba de estar fuera de todo límite, como si estuviera tratando de “arruinar” el trabajo de Bush. Ella respondía que los reporteros de la Casa Blanca se limitaban a reproducir como un altavoz lo que se explicaba en las ruedas de prensa, en vez de servir como la “única institución social que puede cuestionar a un presidente”.
Con el aplomo que le daban sus años y la larga trayectoria periodística que ostentaba —trabajó 57 años para la agencia UPI, de la que se retiró en el 2000 cuando fue comprada por la secta Moon y se fue a laborar a los periódicos del grupo Hearst— lamentaba públicamente estar cubriendo al peor presidente de la historia de Estados Unidos, refiriéndose a Bush hijo.
De Obama, con quien simpatizaba, opinaba que era demasiado blando y cuidadoso con la prensa. “Parece estar jugando, nadie es capaz de hacer una pregunta importante ni relevante”, decía.
¿Por qué Helen Thomas pasó al retiro de la noche a la mañana si a sus 90 años conservaba la sagacidad y la lucidez de sus años mozos?
Durante años Helen Thomas había cuestionado la política de doble moral que Estados Unidos tenía hacia las acciones de Israel. O, para ser más claros, la permisividad que Washington siempre manifestó hacia Tel Aviv.
El 27 de mayo pasado, durante la celebración del Día de la Herencia Judía, el rabino David Nessenof le preguntó para la web Rabbilive: “¿Algo que decir sobre Israel?”. “Dígales que se vayan de una vez de Palestina. Recuerde, esa gente está siendo ocupada. Y es su tierra, no es Alemania, no es Polonia”, respondió sarcástica.
Y fue así como el grupo Hearst, olvidando el derecho a la libre expresión que defiende la primera enmienda de la Constitución estadounidense, la puso literalmente de patitas en la calle, no sin antes obligarla a disculparse por sus declaraciones.
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